Volviendo a Pío Baroja, no hemos encontrado las líneas en las que el famoso literato realizó la afirmación apuntada, pero traemos a la ficha un pequeño extracto del diario El Correo, donde menciona la afición de Pío Baroja al mundo brujeril, pasión que también tuvo su sobrino, el antropólogo y folklorista, Julio Caro Baroja.
Como curiosidad final, ya que aportamos en la creación de las entradas los escudos de las localidades a las que nos acercamos en este espacio virtual, diremos que a la derecha del escudo de Guadalupe aparece una especie de sierra, que seguramente sea la propia representación de la Sierra de Altamira, con lo que sería un símbolo, igualmente, de esta población.
Guadalupe a los pies de la Sierra de Altamira - Foto: semanasantaymas.blogspot.com |
Fuente: Baroja y las brujas, 29/12/2010 - elcorreo.com
Escéptico por temperamento, Pío Baroja mantuvo sin embargo una curiosa fascinación por el mundo de las brujas y en general de la fantasía, con sus mitos y leyendas. Una visita a su casa de Itzea, en la localidad navarra de Bera de Bidasoa, revela su interés por los procesos de la Inquisición en el siglo XVII, por medio de libros a veces originales guardados en su biblioteca, o a través de las máscaras y otros objetos que remiten a la hechicería, colocados como adornos en su habitación a pesar de su militante descreimiento. Algo parecido le sucedía a su sobrino, Julio Caro Baroja, un ilustrado a quien nada podía causar más rechazo que la superstición, y que no obstante la investigó a fondo en libros tan singulares como 'Las brujas y su mundo'.
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