Ya estuvimos en Miróbriga para dar cuenta de su templo de Venus. Hoy volvemos a lo que
fue este antiguo poblamiento, habitado desde el Bronce Final y perteneciente, después, tanto a cynetes, celtici y, finalmente, a los romanos, para hablar de otro santuario que algunos autores, si bien supuestamente estaba consagrado a Esculapio, entienden pudo albergar el culto a un dios indígena o lusitano. Pero dejemos que sean José María Blázquez y Mª Paz García-Gelabert quien nos cuenten.
Fernando de Almeida ha dado a conocer un santuario campestre romano, situado en Miróbriga dos Célticos (Portugal). El santuario es de época romana, pero suponemos la hipótesis de que se trata de un santuario romano consagrado a una deidad lusitana, equivalente al Esculapio griego, como parece desprenderse de la inscripción hallada, que dice:
Aesculapio / Deo / C. Atticus Januarius / Medicus Pacensis / testamento legavit / ob merita spiendi / dissimi Ordinis / uod ei Quinquatri / um praestiterit / [F]abius Isas / f(aciendunn).
La presencia de «deo», como ya indicó S. Lambrino hace años, significaría que se trata de una deidad indígena identificada con Esculapio.
Precisamente «deo» acompaña frecuentemente a deidades indígenas asimiladas a otras del panteón grecorromano. [...] Una tesis muy significativa y probablemente cierta sobre el particular, defiende J. d'Encarnacáo, según la cual cuando aparece sólo la palabra deus o
deo se trata del dios de un santuario o de la región.
(Nuevas aportaciones a las religiones primitivas de Hispania, José María Blázquez y Mª Paz García-Gelabert)
lunes, 21 de marzo de 2011
lunes, 14 de marzo de 2011
El Dolmen de Magacela
En la localidad de Magacela, asentada sobre un cerro piramidal, en la comarca de La Serena, encontramos este curioso dolmen con distintos grabados antropomorfos, zoomorfos e incluso solares, además de cazoletas. Este municipio es muy rico en testimonios del pasado, pues aquí se halló la famosa estela conocida como del Ermitón o del Guerrero y que hoy reposa en el Museo Arqueológico Nacional. Muy cerca también, en la conocida como Sierra de Magacela encontramos importantes pinturas rupestres, pero éstas merecen una entrada aparte, por lo que hoy nos centraremos únicamente en el monumento megalítico.
La cámara del sepulcro megalítico, construida con 12 bloques de granito, es lo único que se conserva de un dolmen de corredor mucho más complejo. Mide algo más de 5 m de diámetro, a lo que habría que sumar la longitud del pasillo de acceso a su interior, que alcanzaba los 9.30 m por 1.70 de ancho. Las losas de éste han sido reutilizadas en construcciones del entorno.
Todo el dolmen se encontraba cubierto por una enorme masa tumular, no quedando al descubierto ninguno de los monolitos de piedra. El acceso al interior de la cámara sepulcral, tras salvar el corredor, se efectuaba a través de los dos monolitos más altos, orientados al este. Precisamente en este aspecto se manifiesta el simbolismo astral del monumento, así como en los grabados de su interior (sol, cazoletas). La cubierta del espacio de enterramiento, capaz de cubrir una superficie tan grande, pudo ser solucionada mediante falsa cúpula de pequeñas piedras, o bien con una gigantesca losa.
El sepulcro data del IV-III milenio a. de C., durante el periodo Neolítico-Calcolítico, si bien pudo ser reutilizado hasta bien entrada la Edad de Bronce.
(Texto del cartel explicativo junto al dolmen)
La cámara del sepulcro megalítico, construida con 12 bloques de granito, es lo único que se conserva de un dolmen de corredor mucho más complejo. Mide algo más de 5 m de diámetro, a lo que habría que sumar la longitud del pasillo de acceso a su interior, que alcanzaba los 9.30 m por 1.70 de ancho. Las losas de éste han sido reutilizadas en construcciones del entorno.
Todo el dolmen se encontraba cubierto por una enorme masa tumular, no quedando al descubierto ninguno de los monolitos de piedra. El acceso al interior de la cámara sepulcral, tras salvar el corredor, se efectuaba a través de los dos monolitos más altos, orientados al este. Precisamente en este aspecto se manifiesta el simbolismo astral del monumento, así como en los grabados de su interior (sol, cazoletas). La cubierta del espacio de enterramiento, capaz de cubrir una superficie tan grande, pudo ser solucionada mediante falsa cúpula de pequeñas piedras, o bien con una gigantesca losa.
El sepulcro data del IV-III milenio a. de C., durante el periodo Neolítico-Calcolítico, si bien pudo ser reutilizado hasta bien entrada la Edad de Bronce.
(Texto del cartel explicativo junto al dolmen)
miércoles, 9 de marzo de 2011
La Cueva de la Vieja, Alpera
El año pasado se cumplieron cien años desde que Daniel Serrano Gómez -hermano de Pascual, quien las estudió- y su hijo José descubrieron casualmente, en un paraje conocido como El Bosque, las pinturas rupestres de la Cueva de la Vieja, en Alpera. Estamos ante una de las más importantes muestras del arte levantino, pues en un mismo panel se mezclan tres estilos: el figurativo, el esquemático y el abstracto. El paso del tiempo -están fechadas entre los 10.000 a 6.000 años- y su ubicación prácticamente a la intemperie, pues estamos más que, ante una cueva, ante un abrigo no lo suficientemente protegido, han ido deteriorando poco a poco estas figuras realizas con pigmentos minerales y grasas animales. Se pueden apreciar figuras de animales como ciervos, toros, rebaños, además de unas figuras antropomorfas, que se han interpretado como chamanes -en una apreciación quizás algo arriesgada- y dos figuras femeninas.
Pero además de las pinturas, hay que destacar la aparición de dos piezas líticas en las proximidades de dicho abrigo. Una punta de flecha de sílex y una figurita o ídolo (posterior unos cuantos miles de años a las pinturas, lo que demuestra el largo uso en el transcurso de los milenios de la misma), descritas en el texto que hoy traemos por Daniel Serrano Várez, hijo de José, el niño que participó en el descubrimiento junto a su padre, Daniel Serrano Gómez, abuelo, por tanto, del autor de las siguientes líneas.
La mayoría de autores que han estudiado los ídolos coinciden en asignarles un valor simbólico-religioso relacionado con la vida de ultratumba. Siret, fue el primero que encontró sus antecedentes en Chipre para los ejemplares decorados, donde abundan en el año 2000 a. C.; éstos tienen sus precedentes en los ejemplares lisos que, desde el Neolítico, se encuentran en todo el Mediterráneo oriental. [...] Los ídolos semejantes al aquí representado, si consideramos se derivan de los de Chipre, hay que fecharlos a partir del 2.000 a. C., fecha que coincide con el contexto arqueológico en que se encuentran, propios del Bronce I con algunas perduraciones.Dentro de la abundante variedad de objetos mágicos-religiosos del Bronce I, relacionados generalmente con las sepulturas colectivas, se puede clasificar el ídolo que aquí damos a conocer, dentro del Tipo VIII "Ídolos de placa" de Almagro Gorbea y, dentro de éstos, teniendo en cuenta su decoración a la variante "C", formada por placas con decoración sencilla.[...] Como decía al principio, el ídolo fue encontrado muy cerca de La Cueva. Recientemente, 1977, miembros del Departamento de Historia Antigua de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valencia, en unas prospecciones por la zona, descubrieron un poblado de la Edad del Bronce muy cerca de La Cueva, en su descripción, página 49, dicen: "En el paraje del Bosque, junto a las Cuevas del Queso y de la Vieja, sobre una abrupta ladera, se localizaron los restos de un poblado de la Edad del Bronce, recogiéndose superficialmente cerámicas a mano y sílex, entre los cuales varios dientes de hoz".Consultado Aparicio Pérez, descubridor del poblado, sobre la situación Cueva-poblado, me informa que, por arrastre eólico y pluvial, los materiales del poblado podrían llegar a los alrededores de la cueva, pues el poblado está prácticamente encima. El ídolo puede proceder de ambos yacimientos, Cueva y poblado.
(Daniel Serrano Várez, "Materiales arqueológicos procedentes de la Cueva de la Vieja en Alpera, Albacete." 1986.)
Representación de las pinturas rupestres de La Cueva de la Vieja, Alpera
Pero además de las pinturas, hay que destacar la aparición de dos piezas líticas en las proximidades de dicho abrigo. Una punta de flecha de sílex y una figurita o ídolo (posterior unos cuantos miles de años a las pinturas, lo que demuestra el largo uso en el transcurso de los milenios de la misma), descritas en el texto que hoy traemos por Daniel Serrano Várez, hijo de José, el niño que participó en el descubrimiento junto a su padre, Daniel Serrano Gómez, abuelo, por tanto, del autor de las siguientes líneas.
La mayoría de autores que han estudiado los ídolos coinciden en asignarles un valor simbólico-religioso relacionado con la vida de ultratumba. Siret, fue el primero que encontró sus antecedentes en Chipre para los ejemplares decorados, donde abundan en el año 2000 a. C.; éstos tienen sus precedentes en los ejemplares lisos que, desde el Neolítico, se encuentran en todo el Mediterráneo oriental. [...] Los ídolos semejantes al aquí representado, si consideramos se derivan de los de Chipre, hay que fecharlos a partir del 2.000 a. C., fecha que coincide con el contexto arqueológico en que se encuentran, propios del Bronce I con algunas perduraciones.Dentro de la abundante variedad de objetos mágicos-religiosos del Bronce I, relacionados generalmente con las sepulturas colectivas, se puede clasificar el ídolo que aquí damos a conocer, dentro del Tipo VIII "Ídolos de placa" de Almagro Gorbea y, dentro de éstos, teniendo en cuenta su decoración a la variante "C", formada por placas con decoración sencilla.[...] Como decía al principio, el ídolo fue encontrado muy cerca de La Cueva. Recientemente, 1977, miembros del Departamento de Historia Antigua de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valencia, en unas prospecciones por la zona, descubrieron un poblado de la Edad del Bronce muy cerca de La Cueva, en su descripción, página 49, dicen: "En el paraje del Bosque, junto a las Cuevas del Queso y de la Vieja, sobre una abrupta ladera, se localizaron los restos de un poblado de la Edad del Bronce, recogiéndose superficialmente cerámicas a mano y sílex, entre los cuales varios dientes de hoz".Consultado Aparicio Pérez, descubridor del poblado, sobre la situación Cueva-poblado, me informa que, por arrastre eólico y pluvial, los materiales del poblado podrían llegar a los alrededores de la cueva, pues el poblado está prácticamente encima. El ídolo puede proceder de ambos yacimientos, Cueva y poblado.
(Daniel Serrano Várez, "Materiales arqueológicos procedentes de la Cueva de la Vieja en Alpera, Albacete." 1986.)
Representación de las pinturas rupestres de La Cueva de la Vieja, Alpera
lunes, 7 de marzo de 2011
Petroglifos de Pedra Moura, Fragoselo
El conjunto rupestre que hoy traemos, constituye la mayor concentración de grabados del concello de Vigo. Están fechados hace unos 4.000 años y entre las distintas figuras circulares y concéntricas, que son las más abundantes, destaca una especie de cruz, que bien pudiera constituir una figura antropomorfa, y que recuerda al famoso indalo del sureste ibérico por el semicírculo existente en su, supuesta, parte superior.
Hace unos 4.000 años, entre finales del III milenio y comienzos del II antes de Cristo, surge un foco original de "arte" en el noroeste de la Península Ibérica, con su epicentro en las Rías Baixas gallegas. Profundamente impregnado de connotaciones simbólicas y mágicas, resulta imposible acercarse a esta singular manifestación artística sin relacionarla con los complejos cambios sociales y económicos dentro de las comunidades agrícolas a las que pertenecen.
Las comunidades agrarias locales, vinculadas a una metalurgia incipiente, vivieron profundos cambios socioeconómicos. Quizás estemos ante el nacimiento de las primeras desigualdades (¿emergen las clases dominantes?) que motivan tensiones sociales.
En este contexto de cambio, un universo simbólico trascendente ocupa y sacraliza el paisaje. En definitiva, estamos ante la plasmación en las rocas, por parte de las sociedades agrícolas que habitaron el noroeste peninsular durante la Edad del Bronce, de un complejo universo simbólico, un nuevo mundo de ideas.
(Cartel explicativo del yacimiento. Traducido del gallego)
Hace unos 4.000 años, entre finales del III milenio y comienzos del II antes de Cristo, surge un foco original de "arte" en el noroeste de la Península Ibérica, con su epicentro en las Rías Baixas gallegas. Profundamente impregnado de connotaciones simbólicas y mágicas, resulta imposible acercarse a esta singular manifestación artística sin relacionarla con los complejos cambios sociales y económicos dentro de las comunidades agrícolas a las que pertenecen.
Las comunidades agrarias locales, vinculadas a una metalurgia incipiente, vivieron profundos cambios socioeconómicos. Quizás estemos ante el nacimiento de las primeras desigualdades (¿emergen las clases dominantes?) que motivan tensiones sociales.
En este contexto de cambio, un universo simbólico trascendente ocupa y sacraliza el paisaje. En definitiva, estamos ante la plasmación en las rocas, por parte de las sociedades agrícolas que habitaron el noroeste peninsular durante la Edad del Bronce, de un complejo universo simbólico, un nuevo mundo de ideas.
(Cartel explicativo del yacimiento. Traducido del gallego)
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