Hoy nos acercamos a un templo ibero urbano. Los santuarios urbanos eran mucho más comunes dentro del mundo ibero que en el celta y en este templo oretano se da incluso el curioso dato de que fue encontrada las propia llave del templo que se salvó, por tanto, del trágico expolio que sufrió el yacimiento el año 2002. Pese a este lamentable hecho, llama la atención el buen estado de conservación de los restos encontrados en las excavaciones posteriores a ese expolio. Además, en este templo, se encontraron los primeros exvotos de hierro. Uno representaba a una mujer y el otro a un hombre.
Llave del templo de las Atalayuelas
En noviembre de 1920 aparece la primera noticia del Santuario de Las Atalayuelas en la Revista Don Lope de Sosa, donde se cita el hallazgo aislado de varias piezas en piedra caliza. No es hasta los años 80 cuando se vuelve a investigar este sitio bajo la dirección de D. Marcelo Castro López que consistió en una prospección con sondeo arqueológico, que más tarde, junto con otros estudios posteriores pasarían a formar parte de la Tesis Doctoral titulada "La Campiña de Jaén (siglos I-II dne). Construcción de un paisaje agrario"....
De la primera fase de utilización del santuario no se conoce ni su estructuración ni su funcionamiento, debido fundamentalmente a que la intervención arqueológica se ha centrado en el segundo momento de uso de las estructuras. Para esta fase el santuario se asienta en la ladera sur del Cerro de las Norias, estructurándose en tres terrazas artificiales correspondientes a tres espacios distintos del santuario. De estos espacios se han intervenido dos: el ubicado al norte que constituye un espacio cerrado. Por el contrario, el espacio ubicado al sur se ha definido como un thesaurus esto es el lugar de depósito del conjunto votivo del santuario. Este depósito votivo tiene como característica fundamental la heterogeneidad de las ofrendas: en un mismo espacio físico conviven vasos cerámicos. Exvotos en piedra y hierro, alfileres, monedas, un pequeño vaso en plata, etc. Elementos que nos hablan de un culto ritual variado en los que la influencia de modelos romanos está claramente manifiesta.
Los recipientes cerámicos que se exponen en esta colección de referencia proceden de la intervención arqueológica del santuario de 2002. Estas formas completas se hallan publicadas igualmente en la tesis doctoral de dña. Carmen Rueda Galán titulada Imagen y culto en los territorios iberos: el Alto Guadalquivir (siglos IV a.C- II d.C.).
(cata.cica.es)
martes, 28 de septiembre de 2010
lunes, 27 de septiembre de 2010
Santiaguiño do Monte, Padrón
Hoy volvemos a Galicia para citar un lugar, donde el mito santiaguista nos vuelve a servir de pista que nos lleve a su trasfondo, seguramente cargado de cultos bien antiguos. En Padrón, patria chica de importantes literatos, se encuentra la ermita de Santiago, popularmente conocida como Santiaguiño do Monte, un lugar donde encontramos un cúmulo de piedras, que tanto nos recuerdan a esos altares rupestres de cultos precristianos. Además, existe una fuente, de la que dicen bebió el mismo Apóstol y que es considerada como agua santa y milagrera. En Santiaguiño do Monte, agua, roca y monte se vuelven a unir para dar forma a un lugar sagrado, lugar que seguramente fue cristianizado a través del mito de Santiago Apóstol.
En la ladera oriental del monte San Gregorio se alza la ermita de Santiago a 229 metros de altitud, templo muy unido a las rutas jacobeas, ya que los peregrinos completan aquí el Camino de Santiago, honrando al Apóstol en la pequeña capilla. Después del ascenso, el visitante puede reponer sus fuerzas bebiendo del agua de la fuente que se halla frente a la capilla. De esta misma fuente dice la creencia popular que bebió Santiago Apóstol, quien horadó con su Báculo para demostrar su capacidad de realizar milagros. Justamente al lado de la fuente se puede observar la entrada a unas cuevas en las que se hallaron pinturas de la época romana. También de forma próxima a la capilla se encuentra un amontonamiento de piedras, donde se origina la devoción por Santiaguiño do Monte. Según cuenta la creencia popular Santiago Apóstol predicó sobre estas piedras a su llegada a Galicia. Se cree que ese lugar fue en el que el apóstol se escondió de sus perseguidores; por ello persiste la tradición de pasar pola pedra para solicitar los favores del santo.
(paxinasgalegas.es)
En la ladera oriental del monte San Gregorio se alza la ermita de Santiago a 229 metros de altitud, templo muy unido a las rutas jacobeas, ya que los peregrinos completan aquí el Camino de Santiago, honrando al Apóstol en la pequeña capilla. Después del ascenso, el visitante puede reponer sus fuerzas bebiendo del agua de la fuente que se halla frente a la capilla. De esta misma fuente dice la creencia popular que bebió Santiago Apóstol, quien horadó con su Báculo para demostrar su capacidad de realizar milagros. Justamente al lado de la fuente se puede observar la entrada a unas cuevas en las que se hallaron pinturas de la época romana. También de forma próxima a la capilla se encuentra un amontonamiento de piedras, donde se origina la devoción por Santiaguiño do Monte. Según cuenta la creencia popular Santiago Apóstol predicó sobre estas piedras a su llegada a Galicia. Se cree que ese lugar fue en el que el apóstol se escondió de sus perseguidores; por ello persiste la tradición de pasar pola pedra para solicitar los favores del santo.
(paxinasgalegas.es)
viernes, 24 de septiembre de 2010
Peña de la Cruz, Béjar
He estado buscando alguna fuente que pudiera revelar la conexión entre este lugar y algún culto anterior al cristianismo, pero no he encontrado nada que especule sobre dicha posibilidad. No obstante, el motivo de traerlo a colación lo constituyen una serie de elementos que podrían hacernos deducir dicho carácter sacro milenario. En primer lugar, la Peña de la Cruz es una piedra caballera muy llamativa, situada en un lugar alto y visible a gran distancia. Ya sabemos que muchas piedras caballeras han sido sacralizadas en tiempos antiguos. Esto, por sí mismo, no constituiría ningún indicio contundente, pero si a ello le unimos que el lugar está cristianizado por una gran cruz de piedra, donde la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Béjar organiza una romería todos los años, desde el S. XIII, en la que se bendicen los campos de Béjar visibles desde la Peña, ya van confluyendo más elementos que bien pudieran ser determinantes para la veracidad de dicha hipótesis. Además existe algún ejemplo más, como la Peña de la Cruz, en la Sierra de Albarracín, de la que ya dimos cuenta en este humilde lugar.
El nombre de esta cofradía, el siglo de inicio de esa romería y el conocimiento de que las tierras de la comarca de Entresierras pertenecieron a los templarios por aquellos tiempos, son datos de importancia a este respecto. Sin querer dar más trascendencia de la que tuvieron a los caballeros de esta orden religioso-militar, pues ya es mucho lo que se escribe sobre ellos, tanto para bien como para mal, es bien sabido que gustaban de recuperar o continuar sus cultos en lugares que ya fueron sagrados en tiempos anteriores a la existencia del cristianismo. Aquí podríamos encontrarnos ante un ejemplo más. Un dato más que se puede añadir, no de poca importancia, es el que nos indica que éste era el paso natural para cruzar esta sierra y unir las dos mesetas desde tiempos ancestrales, de ahí que sea conocido también, actualmente, como Corredor de Béjar o Pasillo de Entresierras y que fuera el mismo por donde cruzaba la calzada romana de la famosa Vía de la Plata. Un lugar de paso puede ser también, en ciertos casos, un lugar de destino, aunque sólo lo fuera para los lugareños cercanos de un lado y otro de la Sierra en busca, quién sabe si, de esta Peña.
El nombre de esta cofradía, el siglo de inicio de esa romería y el conocimiento de que las tierras de la comarca de Entresierras pertenecieron a los templarios por aquellos tiempos, son datos de importancia a este respecto. Sin querer dar más trascendencia de la que tuvieron a los caballeros de esta orden religioso-militar, pues ya es mucho lo que se escribe sobre ellos, tanto para bien como para mal, es bien sabido que gustaban de recuperar o continuar sus cultos en lugares que ya fueron sagrados en tiempos anteriores a la existencia del cristianismo. Aquí podríamos encontrarnos ante un ejemplo más. Un dato más que se puede añadir, no de poca importancia, es el que nos indica que éste era el paso natural para cruzar esta sierra y unir las dos mesetas desde tiempos ancestrales, de ahí que sea conocido también, actualmente, como Corredor de Béjar o Pasillo de Entresierras y que fuera el mismo por donde cruzaba la calzada romana de la famosa Vía de la Plata. Un lugar de paso puede ser también, en ciertos casos, un lugar de destino, aunque sólo lo fuera para los lugareños cercanos de un lado y otro de la Sierra en busca, quién sabe si, de esta Peña.
miércoles, 22 de septiembre de 2010
El Santuario ibero de Alarcos
En lo que hoy en día es el Parque Arqueológico de Alarcos-Calatrava, junto al río Guadiana, encontramos los restos de un poblamiento ibero donde destaca lo que se cree fue un templo. Y digo 'se cree', pues algún autor considera que dicho lugar fue un depósito votivo y no un templo. Fuera una cosa u otra, está claro que dicho emplazamiento tuvo un carácter sagrado para los habitantes de aquel lugar, pues así ha quedado atestiguado por los hallazgos arqueológicos, como son dos pequeñas cabezas de la diosa Astarté. En este supuesto templo urbano, además, han aparecido muchos exvotos, tan característicos dentro de los santuarios oretanos. En Alarcos, además, existen importantes restos medievales, como su castillo, además de ser el lugar donde se desarrolló una importante batalla entre tropas musulmanas y cristianas en el S. XII.
En la parte Noreste del gran oppidum del Cerro de Alarcos (Ciudad Real), a extramuros de la muralla del castillo medieval que ha alterado sus caras Norte y Oeste, aparecen los restos de una estructura rectangular de piedra con un cuerpo superior de adobes....Entre los materiales hallados en esta zona destacan más de 60 exvotos de bronce que representan, en su mayoría, figuras humanas, tanto masculinas como femeninas, desnudas o vestidas, jinetes, animales como un caballo, y elementos anatómicos como cabezas, órganos sexuales masculinos, una pierna y un pie. Además, junto a estas figurillas aparecieron abundantes restos cerámicos, como pequeños recipientes, vasos, platos, páteras y fuentes de cerámica gris, de barniz rojo, cerámica griega y campaniense, y otros vasos de mayor tamaño, como urnas, ánforas y ollas con decoración pintada y estampillada. También aparecieron objetos de metal como dos cabecitas de la diosa Astarté, una de oro perteneciente a un colgante y otra de bronce, fíbulas de bronce y objetos indeterminados de plomo así como varios punzones de hueso y un semis de Cástulo.Estos exvotos, por su tipología, se pueden fechar desde la segunda mitad del siglo V a. C. a la mitad del siglo III a. C., correspondiendo el mayor auge del santuario a fines del siglo III o inicios del II a. C.La interpretación de todos estos elementos ha llevado a plantear la existencia de un santuario del que sólo se conservaría la plataforma, aunque Prados supone que más bien se trataría de un depósito votivo.Pero la topografía del lugar, la tipología de los objetos y la pertenencia de este yacimiento al ámbito oretano en cuyos santuarios son característicos este tipo de exvotos, parece aconsejar que estos hallazgos se deben interpretar como un santuario, evidentemente situado en ámbito urbano y, tal vez, de entrada. Este hecho ayudaría a comprender otros hallazgos más aislados y de interpretación más difícil, como los documentados en Medellín, aunque a falta de un contexto arqueológico mejor conservado no es posible, por el momento, dar una interpretación más precisa de este hipotético santuario de tanto interés.
(Religión ibérica: santuarios, ritos y divinidades, Teresa Moneo)
En la parte Noreste del gran oppidum del Cerro de Alarcos (Ciudad Real), a extramuros de la muralla del castillo medieval que ha alterado sus caras Norte y Oeste, aparecen los restos de una estructura rectangular de piedra con un cuerpo superior de adobes....Entre los materiales hallados en esta zona destacan más de 60 exvotos de bronce que representan, en su mayoría, figuras humanas, tanto masculinas como femeninas, desnudas o vestidas, jinetes, animales como un caballo, y elementos anatómicos como cabezas, órganos sexuales masculinos, una pierna y un pie. Además, junto a estas figurillas aparecieron abundantes restos cerámicos, como pequeños recipientes, vasos, platos, páteras y fuentes de cerámica gris, de barniz rojo, cerámica griega y campaniense, y otros vasos de mayor tamaño, como urnas, ánforas y ollas con decoración pintada y estampillada. También aparecieron objetos de metal como dos cabecitas de la diosa Astarté, una de oro perteneciente a un colgante y otra de bronce, fíbulas de bronce y objetos indeterminados de plomo así como varios punzones de hueso y un semis de Cástulo.Estos exvotos, por su tipología, se pueden fechar desde la segunda mitad del siglo V a. C. a la mitad del siglo III a. C., correspondiendo el mayor auge del santuario a fines del siglo III o inicios del II a. C.La interpretación de todos estos elementos ha llevado a plantear la existencia de un santuario del que sólo se conservaría la plataforma, aunque Prados supone que más bien se trataría de un depósito votivo.Pero la topografía del lugar, la tipología de los objetos y la pertenencia de este yacimiento al ámbito oretano en cuyos santuarios son característicos este tipo de exvotos, parece aconsejar que estos hallazgos se deben interpretar como un santuario, evidentemente situado en ámbito urbano y, tal vez, de entrada. Este hecho ayudaría a comprender otros hallazgos más aislados y de interpretación más difícil, como los documentados en Medellín, aunque a falta de un contexto arqueológico mejor conservado no es posible, por el momento, dar una interpretación más precisa de este hipotético santuario de tanto interés.
(Religión ibérica: santuarios, ritos y divinidades, Teresa Moneo)
martes, 21 de septiembre de 2010
El Pico Jano, Valle de Iguña
Hoy volvemos a Cantabria buscando una nueva pista de sacralidad ancestral en uno de sus montes, el Pico Jano, en el Valle de Iguña, que de una manera muy expresa, nos sirve de indicio para deducir que, tras su nombre, esconde un pasado sacro. Es un topónimo que se repite con asiduidad en otros montes, incluso castros, de los que, por supuesto, iremos dando cuenta por aquí.
El dios latino, de las dos caras, que dio nombre al mes de enero, bien pudo ser el sustituto de alguna antigua divinidad cántabra de características similares, sobre todo cuando hay constancia de que se trató de eliminar, como castigo, muchos de los elementos culturales característicos de este valiente pueblo, tan rebelde al poder de Roma.
Esas fiestas de Año Nuevo estaban dedicadas a Jano (su nombre deriva de la raíz yá-, atestiguada también en indoiranio y céltico, que significa "ir a alguna parte, pasar") que era el dios bifronte que mira al año viejo y al nuevo. De ellas han quedado en Cantabria la fiesta de la Bejanera o Vijanera del solsticio invernal, cuyo nombre se ha considerado que podría derivar de Bis Januaria ("Dos Janos"). Señala González Echegaray que durante la Vijanera los zamarrones llevaban en ocasiones caretas de piel de oveja con doble cara, por delante y por detrás, costumbre que asocia al Pico Jano que domina el valle de Iguña.
(Los Cántabros antes de Roma, Eduardo Peralta Labrador)
El dios latino, de las dos caras, que dio nombre al mes de enero, bien pudo ser el sustituto de alguna antigua divinidad cántabra de características similares, sobre todo cuando hay constancia de que se trató de eliminar, como castigo, muchos de los elementos culturales característicos de este valiente pueblo, tan rebelde al poder de Roma.
Esas fiestas de Año Nuevo estaban dedicadas a Jano (su nombre deriva de la raíz yá-, atestiguada también en indoiranio y céltico, que significa "ir a alguna parte, pasar") que era el dios bifronte que mira al año viejo y al nuevo. De ellas han quedado en Cantabria la fiesta de la Bejanera o Vijanera del solsticio invernal, cuyo nombre se ha considerado que podría derivar de Bis Januaria ("Dos Janos"). Señala González Echegaray que durante la Vijanera los zamarrones llevaban en ocasiones caretas de piel de oveja con doble cara, por delante y por detrás, costumbre que asocia al Pico Jano que domina el valle de Iguña.
(Los Cántabros antes de Roma, Eduardo Peralta Labrador)
lunes, 20 de septiembre de 2010
Aranjuez y el Ara Jovis
Hoy volvemos a tratar el tema de la toponimia sagrada, y lo hacemos con una hipótesis sobre el origen del nombre de Aranjuez. El topónimo de esta ciudad, cuyo Palacio y entorno ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad ('Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad') en 2001, hizo especular a Fray Martín Sarmiento, autor del S. XVIII, sobre la posible existencia de un Ara o Altar dedicado al mismísimo Júpiter, pues él creía que el origen del nombre de Aranjuez derivaba de la expresión latina Ara Jovis (Ara o Altar de Júpiter). Precisamente hace dos años, en unas obras del Canal de Isabel II aparecieron restos romanos en Aranjuez. ¿Podría aparecer algún día dicho Ara Jovis?. Nunca se sabe, pero ahí queda esa interesante hipótesis de Martín Sarmiento sobre el origen de este topónimo.
...jamás he creído que la voz Aranjuez sea arábiga. Sé que la lengua castellana tiene muchas voces moriscas, pero también he notado que muchas voces puras latinas pasan falsamente por arábigas. En la geografía antigua se hallan muchos sitios con el nombre de Ara y Arae, aludiendo a algún dios o héroe famoso....Poco importa que en los libros no haya quedado noticia de tal Ara Jovis, en Aranjuez, siendo constante que se conserva en el nombre, y que en aquel país se descubren monedas romanas.
(Colección de voces y frases gallegas, Fray Martín Sarmiento)
...jamás he creído que la voz Aranjuez sea arábiga. Sé que la lengua castellana tiene muchas voces moriscas, pero también he notado que muchas voces puras latinas pasan falsamente por arábigas. En la geografía antigua se hallan muchos sitios con el nombre de Ara y Arae, aludiendo a algún dios o héroe famoso....Poco importa que en los libros no haya quedado noticia de tal Ara Jovis, en Aranjuez, siendo constante que se conserva en el nombre, y que en aquel país se descubren monedas romanas.
(Colección de voces y frases gallegas, Fray Martín Sarmiento)
miércoles, 15 de septiembre de 2010
La Cueva del Valle, Rasines
Hoy volvemos a citar un lugar supuestamente consagrado a la diosa Ataecina. En este caso nos acercamos a la Cueva del Valle en Rasines, Cantabria. En ella nace un río de significativo nombre, el río Silencio y además del ara protagonista de esta entrada, del que algunos autores dicen que estuvo consagrado a Ataecina, se descubrió un importantísimo yacimiento de objetos de distintos periodos prehistóricos, de entre los que destaca un bastón perforado, hoy día desaparecido y del que se conserva una réplica en el Museo Arqueológico Nacional.
En el nacimiento de un arroyo de Rasines (Cantabria), junto a la entrada de la cueva del Valle, apareció un ara en cuya dedicatoria González Echegaray considera que pudiera mencionarse a la diosa Ataecina. Se han propuesto otras lecturas del epígrafe, aunque no se descarta completamente la anterior posibilidad. La diosa Ataecina era una dividad infernal asimilada a Proserpina, la diosa de los infiernos. Se han planteado diferentes etimologías para explicar su nombre. Probablemente se base en el indoeuropeo *at(e)r- ("fuego"), latín ater ("negro"), irlandés adaig ("noche"), pues es una diosa nocturna e infernal.
(Los Cántabros antes de Roma, Eduardo Peralta Labrador)
En el nacimiento de un arroyo de Rasines (Cantabria), junto a la entrada de la cueva del Valle, apareció un ara en cuya dedicatoria González Echegaray considera que pudiera mencionarse a la diosa Ataecina. Se han propuesto otras lecturas del epígrafe, aunque no se descarta completamente la anterior posibilidad. La diosa Ataecina era una dividad infernal asimilada a Proserpina, la diosa de los infiernos. Se han planteado diferentes etimologías para explicar su nombre. Probablemente se base en el indoeuropeo *at(e)r- ("fuego"), latín ater ("negro"), irlandés adaig ("noche"), pues es una diosa nocturna e infernal.
(Los Cántabros antes de Roma, Eduardo Peralta Labrador)
martes, 14 de septiembre de 2010
Santuario fenicio de La Fonteta, Guardamar del Segura
Buenas tardes. Hoy volvemos a la carga para visitar una población con muchos vestigios del pasado, así que seguramente haremos mención de la misma en más de una ocasión por estos lares.
En mitad del pinar de Guardamar, repoblado para proteger dicha población del avance de las dunas, y proyectado por el ingeniero Francisco Mira y Botella a finales del S. XIX, se excavaron entre 1996 y 1997 los restos de una antigua población fenicia, la conocida actualmente como "Ciudad portuaria fenicia La Fonteta". Alguno de los restos hallados evidencian la existencia de un antiguo templo en lo que fue aquella población, del que algunos llegan a especular que bien pudo estar consagrado al dios Melkart.
Se está a la espera de nuevas prospecciones, pues los indicios indican que es mucho lo que aún se encuentra oculto en aquel yacimiento.
Se encuentra situado al Sur de la desembocadura del río Segura, en el actual término municipal de Guardamar del Segura, Alicante.
En este yacimiento, el hallazgo entre los derrumbes de la muralla, o reutilizados en ella, de elementos arquitectónicos, fragmentos de molduras de piedra acabadas en gola y sillares, además de betilos, ha llevado a plantear la existencia de un templo que estaría dedicado a una de las divinidades del panteón fenicio (González Prat, Ruiz Segura 2000). En todo caso, su emplazamiento costero, permitiría interpretarlo como un posible santuario portuario, semejante a otros documentados en el mundo ibérico.
(Religión Ibérica: santuarios, ritos y divinidades. Teresa Moneo)
En mitad del pinar de Guardamar, repoblado para proteger dicha población del avance de las dunas, y proyectado por el ingeniero Francisco Mira y Botella a finales del S. XIX, se excavaron entre 1996 y 1997 los restos de una antigua población fenicia, la conocida actualmente como "Ciudad portuaria fenicia La Fonteta". Alguno de los restos hallados evidencian la existencia de un antiguo templo en lo que fue aquella población, del que algunos llegan a especular que bien pudo estar consagrado al dios Melkart.
Se está a la espera de nuevas prospecciones, pues los indicios indican que es mucho lo que aún se encuentra oculto en aquel yacimiento.
Se encuentra situado al Sur de la desembocadura del río Segura, en el actual término municipal de Guardamar del Segura, Alicante.
En este yacimiento, el hallazgo entre los derrumbes de la muralla, o reutilizados en ella, de elementos arquitectónicos, fragmentos de molduras de piedra acabadas en gola y sillares, además de betilos, ha llevado a plantear la existencia de un templo que estaría dedicado a una de las divinidades del panteón fenicio (González Prat, Ruiz Segura 2000). En todo caso, su emplazamiento costero, permitiría interpretarlo como un posible santuario portuario, semejante a otros documentados en el mundo ibérico.
(Religión Ibérica: santuarios, ritos y divinidades. Teresa Moneo)
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