Volvemos a tierra de celtíberos, en concreto de la tribu de los berones. En Castejón, en la Comarca de Tudela, junto a la ribera de el Ebro, existe un castro -Castro El Castillo-, con su respectiva necrópolis -Necrópolis de El Castillo-, siendo esta última nuestra protagonista de hoy. En esta necrópolis se han documentado un buen número de túmulos estructurados en anillos tumulares de distinto tipo; en concreto en El Castillo se encuentan tres tipos: sepulturas de encachado tumuliforme (acumulación circular de cantos rodados que protegen la urna cineraria), sepulturas con anillo exterior y sepulturas con anillo doble.
Pero queremos dar detalle de los banquetes rituales-funerarios que en este yacimiento se han registrado, pues no suelen manifestarse de una manera tan clara como en esta necrópolis, en la que se han hallado dos asadores de bronce y dos parrillas de hierro. Es una necrópolis bastante extensa, con 3000 metros cuadros de tumbas prácticamente intactas y más de 1.500 objetos hallados. Se sitúa en la parte baja, cerca del río Ebro, y no muy lejos del poblamiento al que pertenecía del Cerro del Castillo. Según algunos autores no sólo eran lugares funerarios, sino también espacios de gran contenido simbólico y sagrado.
*Fuente: Necrópolis de El Castillo (Castejón. Navarra). Primeras valoraciones campañas 2000-2001-2002. José Antonio Faro Carballa, Fernando Cañada Palacio y Mercedes Unzu Urmeneta
Pero queremos dar detalle de los banquetes rituales-funerarios que en este yacimiento se han registrado, pues no suelen manifestarse de una manera tan clara como en esta necrópolis, en la que se han hallado dos asadores de bronce y dos parrillas de hierro. Es una necrópolis bastante extensa, con 3000 metros cuadros de tumbas prácticamente intactas y más de 1.500 objetos hallados. Se sitúa en la parte baja, cerca del río Ebro, y no muy lejos del poblamiento al que pertenecía del Cerro del Castillo. Según algunos autores no sólo eran lugares funerarios, sino también espacios de gran contenido simbólico y sagrado.
*Fuente: Necrópolis de El Castillo (Castejón. Navarra). Primeras valoraciones campañas 2000-2001-2002. José Antonio Faro Carballa, Fernando Cañada Palacio y Mercedes Unzu Urmeneta
El banquete funerario es una costumbre que se da desde la Prehistoria y que, de una u otra forma, ha perdurado hasta nuestros días. Este ritual se acrecienta en el mundo clásico, y así aparecen descritos por Homero grandes banquetes en los entierros de los héroes en la Ilíada.
Hasta la fecha la abundancia, en algunas necrópolis, de vasijas y vasos de ofrendas contrastaba con el escaso número de objetos de metal relacionados con el banquete funerario. En este sentido, la necrópolis de El Castillo constituye un caso realmente excepcional, tanto por el número de objetos recuperados como por su variedad: calderos de bronce, asadores, ganchos para la carne, parrillas, cazo, trébede, colador, etc.
Destacan dos ejemplares de asadores de bronce y otros dos de parrillas de hierro. En cuanto a las parrillas, hay constancia de su utilización en el mundo ibérico y en el celtibérico, como técnica de asado sin contacto directo con las brasas. Hasta el momento únicamente en la meseta habían sido documentadas en un contexto funerario, aunque se trata de parrillas de reducidas dimensiones y carácter votivo. Las de la necrópolis de El Castillo, en cambio, son de grandes dimensiones y presentan complicados trabajos de forja.