
Estas danzas, aunque obedecen a ritos guerreros y viriles, como bien documenta Caro Baroja son bailes de labradores, vinculados a las fiestas religiosas. Son preces elevadas a la divinidad en favor de la fecundidad de la tierra. Los espíritus adversos de ganados, bosques y labrantíos, deben marchar lejos al oír los secos chasquidos de espadas o palos entrechocados en el aire. Su carácter agrario, al golpear los palos en el suelo se está produciendo un acto de magia empática: se está llamando al grano a que salga, crezca y fructifique.
(Alfredo Jimeno Martínez)

San Leonardo de Yagüe