viernes, 29 de mayo de 2009

La Fuente y San Juan de Baños de Cerrato

Regresaba el rey godo Recesvinto, de haber derrotado al caudillo de los vascones, llamado Fruela, y en este pueblecillo se detuvo a descansar, pues se sentía enfermo de una afección renal. Durante este reposo bebió el agua de un manantial existente en el mismo lugar donde anteriormente existieron unas termas romanas y el recuperar rápidamente su salud se lo atribuyó a un hecho milagroso. Como gratitud decidió erigir en aquel lugar el templo que hoy vemos dedicado a San Juan Bautista.

















En la hondonada de este paraje se encuentra la famosa fuente cuyas aguas devolvieron la salud al rey Recesvinto. Este manantial era conocido desde tiempos remotos y parece ser que siempre tuvo fama de hacer brotar un agua saludable. En tiempos romanos hubo por esta zona un templo dedicado al dios Esculapio (Asclepios en la mitología griega) y muy cerca de la actual iglesia los arqueólogos localizaron el ara de las ninfas con una dedicatoria votiva a las diosas benéficas del manantial que dice:

NVMINI SACRVUM VOTO SOL-TO (al numen del manantial, voto cumplido) actualmente se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de España. En época cristiana se santificó el lugar, dedicándolo a San Juan Bautista. Mantiene todavía un caudal copioso.


historiadealcaladelosgazules.blogspot.com

La fuente está construida con dos arcos de herradura que acceden a una especie de depósito que es donde brota el manantial. Se trata de una de las escasas obras hidráulicas y civiles de la arquitectura prerrománica. conserva restos originales de la cisterna que se utilizaba para baños de inmersión. Todo ello está protegido por rejas modernas.
(Wikipedia)

jueves, 28 de mayo de 2009

Santuario oretano de Collado de los Jardines

Muchos de los que somos oriundos de la gran Meseta ibérica conocemos el paso más transitado entre La Mancha y Andalucía, ese que atraviesa Sierra Morena, la frontera natural entre el último reducto andalusí y la altiplanicie manchega. Pero lo que no muchos de esos viajeros conocemos es la existencia en Despeñaperros -nombre con el que es conocido dicho paso actualmente- del más importante de los santuarios de la antigua etnia íbera de los oretanos, esa de la que era natural la princesa Similce -o Himilce, como también aparece en las fuentes- y que casó con Aníbal, el más conocido de los generales de la antigua Cartago.


















Era el centro de peregrinación de este pueblo y allí iban depositando sus exvotos a la divinidad, tanto en época prerromana como romana. No sé donde leí, -o quizás lo soñara, así que no me hagais mucho caso- que incluso pudo ser un centro panibérico de peregrinación, donde acudían a realizar sus rituales no sólo gentes oretanas, sino naturales de otras etnias iberas, algo parecido a lo que el santuario de Delfos fue para las distintas ciudades-estado griegas.

Una vez más, un manantial y una cueva se convierten en lugar sagrado.

Sobre el collado, donde se encuentra la cueva, se sitúan los restos de un poblado ocupado a lo largo de varios siglos, y que algunos han especulado con la posibilidad de que fuera morada de sacerdotes iberos y no de población "civil". Pero vamos, hablo de memoria, así que vuelvo a repetir, ¡no me hagais demasiado caso!


En tiempo de los Iberos se encontraba en las inmediaciones de Santa Elena uno de sus grandes centros de culto, el Santuario del Collado de los Jardines, en el que aparecieron una gran cantidad de exvotos ibéricos (pequeñas estatuillas que se ofrecían a los dioses). En la zona superior de este asentamiento, sobre una meseta, hay un amplio conjunto de estructuras que debieron formar un poblado tanto en época ibérica, como en la romana y medieval.
El santuario es también conocido como Cueva de los muñecos y fue utilizado por los romanos para el culto religioso hasta finales del siglo
(Wikipedia)



















A partir del siglo VI a.C.,los poblados ibéricos del Collado son muy importantes debido al desarrollo de la minería de la plata y a la necesidad de salvaguardar una zona de paso como es el Desfiladero de Despeñaperros.Los santuarios ibéricos eran lugares, generalmente cuevas, junto a manantiales, donde se pensaba que residía la divinidad, y donde, por consiguiente, acudían los fieles para venerarla, orar y ofrecer sus ofrendas. Estas ofrendas eran lo que conocemos como exvotos o estatuillas de bronce, piedra o barro, figuras cuyas dimensiones variaban entre los 8 y los 20 cm., que los fieles adquirían al pie del santuario según sus posibilidades económicas.
(www.iberos.info)

miércoles, 27 de mayo de 2009

Las cuatro cavernas del monte Castillo de Puenteviesgo

Por su parte, las cuatro cavernas descubiertas en el monte Castillo de Puenteviesgo (Cantabria) son santuarios prehistóricos situados en el interior de una cima de forma perfectamente cónica.
(Juan G. Atienza)


















Las Cuevas del Monte Castillo, situadas en la localidad cántabra de Puente Viesgo, albergan uno de los yacimientos del Paleolítico más importantes de la región. El complejo de cuevas del monte Castillo están incluidas dentro de la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde julio de 2008, dentro del sitio «Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico del Norte de España». Se trata de las cavidades de Las Monedas, El Castillo, Las Chimeneas y La Pasiega.



















Se trata de un conjunto de cuevas situadas junto al río Pas en el Monte Castillo, encuadrada en la intersección de diferentes valles y cercana a la costa. Debido a ello se trata de un terreno propicio para la agricultura, la caza y la pesca, lo cual explica la aparición de diferentes asentamientos prehistóricos.
(Wikipedia)

martes, 26 de mayo de 2009

Monte sagrado de San Lorenzo, Sierra de la Demanda

El monte cónico es frecuente que constituya el centro geográfico de un espacio mágico. Y que se encuentren en él o confluyan hacia él las marcas distintivas que hacen reconocer el enclave. Los túmulos megalíticos de la parte oriental de la provincia de Burgos y del oeste de Soria se alinean en distancias perfectamente proporcionales en dirección al monte sagrado de San Lorenzo, cima señera de la sierra de la Demanda y centro mágico de toda la comarca que lo circunda.
(Juan G. Atienza)
















Sierra de la Demanda, con el monte de San Lorenzo emergiendo al fondo

El San Lorenzo con 2.271 metros es el monte más alto de La Rioja y el segundo del Sistema Ibérico tras el Moncayo. Forma parte de la Sierra de la Demanda. En las faldas del monte se encuentra la estación de esquí alpino de Valdezcaray.
(Wikipedia)














Cara norte del Monte de San Lorenzo

Volviendo a la alineación que plantea Atienza entre los megalitos de la sierra de la Demanda y el monte de San Lorenzo, hemos encontrado, en celtiberia.net, una teorización que podría ser aplicable al caso que nos ocupa:

¿Alguien ha detectado alguna Línea Ley en nuestra Península Ibérica?

Muchos os direis que son estas Líneas:

Descubiertas por Alfred Watkins, arquéologo aficionado de Hereford, descubrió que muchos lugares significativos de la campiña inglesa se alineaban en perfectas líneas rectas, indiferentes de los accidentes del terreno. Las Ley. En 1922 lo explicó en su libro "Early British Tackways", que en 1925 completó con "The Old Straight Track". Así Watkins llamaba a estas líneas que enhebraban monumentos, constituían una red invisible que recorría la superficie de la tierra, las denominadas energías telúricas. Lo interesante era que donde dos o mas Ley se cortaban solía haber una antigua iglesia, un cerro significativo, una ermita, un cementerio, una gruta, un monolito, una cruz del camino o cualquier otro tipo de hito de carácter sagrado.



Su teoría originó una viva controversia en los medios arqueológicos del Reino Unio. Los académicos la rechazan, aunque cuenta con entusiastas defensores que editan una revista "Tracks in the lanscape" y consagran sus vacaciones a estudiar el territorio en busca de nuevos LEY.

Watkins llegó a la conclusión de que cualquier línea que uniese más de cinco puntos de renombrada antigüedad era significativa y justificaba la existencia de un camino; los denominó líneas Ley. La investigación actual (Watkins falleció en 1935), confirma gracias a la computadora, que estas rutas no son fenómenos casuales; además se han confirmado y descubierto en otros muchos lugares, prácticamente en todos los continentes, su existencia.

En algunos casos era claro que no podían ser antiguos senderos porque terminaban abruptamente en una colina, o pasaban por áreas impracticables. En otros se comprobó que coincidían con determinadas declinaciones astronómicas, lo que llevó al descubrimiento de que los alineamientos de megalitos estaban realizados según consideraciones astronómicas, e incluso que determinados sitios prehistóricos se ordenaban como las constelaciones, representando cada emplazamiento un determinado cuerpo celeste.

Otros investigadores, utilizando técnicas zahoríes, han descubierto corrientes de energía telúrica que recorren los Leys. Siguiendo estas líneas y rastreando las corrientes telúricas, se han llegado a descubrir sedes prehistóricas que estaban ocultas.

La observación de migraciones de pájaros y otros animales a lo largo de determina línea.

Se han encontrado alineamientos de doce y hasta de cuarenta elementos, que incluyen megalitos, iglesias medievales, castillos normandos, abadías, pozos sagrados, depósitos de magnetita y otros puntos significativos, como montículos de tierra en forma de cono truncado, etc., a veces separados entre sí tan sólo por un kilómetro. En otras ocasiones se forman verdaderas redes, con puntos destacados en las encrucijadas. Algunas de estas rutas fueron cubiertas de piedra en tiempos del dominio celta en Gran Bretaña, y tenían el derecho de asilo, junto con templos y ciudades.

lunes, 25 de mayo de 2009

El Picuezo y la Picueza, los dos rocallones solitarios de Autol

Nos podrán tachar de grandes defensores de la teoría de la conspiración y de que vemos fantasmas inquisidores por todas partes, y quizás tengan razón. Pero lo que no nos cuadran son ciertas leyendas que lo único que intentan es ejemplarizar a través de elementos naturales que seguramente fueran sagrados para pueblos anteriores. Resulta curioso conocer dichas leyendas, como ésta del Picuezo y la Picueza, pero ¡ay, si las piedras hablaran!....nos contarían muchos secretos ocultos y, seguramente, historias mucho más bonitas.

Como curiosidad decir que se puede disfrutar de la bella contemplación de Autol, y del Picuezo y la Picueza, recorriendo la vía verde del río Cidacos.


















Cuenta la leyenda que un día, en el pequeño pueblo de Autol, en la provincia de La Rioja, dos ladrones, un hombre y una mujer, llevaron a cabo el mayor robo de uva del año. Durante el transporte, los pararon a la salida de dicho pueblo y les preguntaron que si habían robado alguna uva, a lo que respondieron:
-Que Dios nos castigue y nos convierta en piedra si hemos robado una sola uva.
Y en ese mismo instante, desaparecieron, y en su lugar aparecieron dos enormes rocas con forma humana, una muy alta y delgada y otra baja y rechoncha, a los que se les atribuyó el nombre de “El Picuezo y La Picueza”.
Y allí permanecen desde entonces, para señal de advertencia a ladrones y mentirosos.
(iescelia.es)

viernes, 22 de mayo de 2009

Dolmen de Dombate, Cabana de Bergantiños

Según cuenta Juan G. Atienza, la tradición nos dice que este dolmen está rodeado de cruceros para encerrar allí dentro al diablo. No sabemos si el diablo se encuentra allí encerrado o no, pero lo que sí sabemos es que este dolmen, que comenzó a excavarse en los años ochenta, se encuentra cercado desde entonces de plásticos a modo de invernadero y sus excavaciones paralizadas por falta de entendimiento entre la Xunta y la Diputación.
No ha tenido bastante esta antigua construcción sagrada con la demonización católica sufrida, que ahora tiene que verse en dicha disputa "política".
















El dolmen de Dombate se sitúa en la parroquia de Borneiro de el ayuntamiento de Cabana de Bergantiños, en la Comarca de Bergantiños. Cerca de él se encuentra otros monumentos conocidos por la existencia de arte parietal: Pedra Cuberta y Casa dos Mouros. Se constituye en la primera mitad del IV milenio y la cámara a finales de ese mismo milenio. Fue usado en diferentes épocas y se evidenció un uso que va desde el año 3800 a. C. hasta el 2700 a. C., momento en el que se clausura el monumento.




Pinturas en el dolmen de Dombate

En el siglo XIX el historiador Manuel Murguía ya escribe sobre el dolmen, y en el año 1885 el poeta Eduardo Pondal lo inmortalizó en un poema en Queixumes dos Pinos.
Fue excavado por el arqueólogo José María Bello Dieguez en los años 1987, 1988 y 1989.
El túmulo tiene unos 24 m de diámetro y 1,8 m de altura. Consta de una camada de tierra oscura recubierta parcialmente por una coraza pétrea formada por piedras planas depositadas horizontalmente que marcan o perímetro y piedras bien trabadas en su interior. Se sospecha que originalmente el túmulo recubría hasta la altura del corredor y que la anta se hallaba a la vista.

(Wikipedia)

jueves, 21 de mayo de 2009

El altar vetón de la Silla de Felipe II

Su similitud con otros altares vetones -como el de Ulaca-, y también con el de otros pueblos prerromanos, le delatan.
















En abril de 1999, la profesora de la Universidad Autónoma de Madrid Alicia M. Canto hizo pública una nueva hipótesis (ampliada en mayo de 2005), en la que se sostiene que la Silla de Felipe II no fue construida en época de este rey y que tampoco sirvió de mirador de las obras del Real Monasterio, por lo lejano y rasante de la panorámica y otros varios indicios. La citada autora apunta a que puede tratarse de un altar prerromano, en concreto vetón, posiblemente dedicado al Marte indígena y en el que probablemente se realizaban sacrificios rituales, generalmente de animales.
(Wikipedia)
















La suma de tantos indicios parece que permite sostener la hipótesis de que la que hace tanto tiempo conocemos como “Silla de Felipe II” fue en realidad un santuario vetón de sacrificios. Intentando saber más o menos a qué divinidad podía estar dedicado, al margen de lo que la pura intuición me podía sugerir, recordé la relativa vecindad del hallazgo, hacia 1861, de un ara romana consagrada a Mars Magnus, “el Gran Marte”, el dios de la guerra. Cuando se tiene presente el terrorífico aspecto frontal de la piedra caballera ya citada, no parece arriesgado suponer entonces que en estas alturas se rendía culto al Marte vetón.



















Entre 1500 y 2000 años podemos envejecer ahora la sólida fama de El Escorial como lugar consagrado a una divinidad. Lo que ya nunca sabremos es si cuando Felipe II decidió poner este Real Sitio bajo la advocación del primer mártir hispano –San Lorenzo–, por haber ganado en su festividad la famosa batalla naval de San Quintín, el 10 de agosto de 1557, o cuando eligió el día de San Jorge, casualmente guerrero y matador de dragones, para poner la primera piedra del Monasterio, el 23 de abril de 1563, sabría o no que, muchos siglos antes, otro dios de la guerra ya había recibido allí mismo unas muy distintas ofrendas y oraciones... En todo caso, confío en no haber contribuido a la destrucción de un mito, sino acaso sólo a su renovación.
(Alicia M. Canto)

Link al estudio de Alicia M. Canto:
http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=1325

Entrevista a Alicia M. Canto:
http://www.elecodelasierra.com/?p=563

“A la Silla de Felipe II quizá habría que llamarla `Altar antiguo de El Escorial´” (Alicia M. Canto)

miércoles, 20 de mayo de 2009

El Santuario de la Balma, en el Maestrazgo

Estamos ante un lugar más de esos que el poder establecido no ha podido ocultar. Bajo el tinte de la religión imperante se oculta un largo pasado de rituales sagrados en torno a un santuario curativo donde los fieles llevaban sus exvotos como pago a la divinidad. De nuevo un lugar de manantiales y parajes rocosos singulares, el Santuario de la Balma, en el Maestrazgo castellonense.





















Resulta extraño que el lugar que ahora pisamos, venerado desde 1308 tras la aparición milagrosa de la supuesta Virgen ante un pastor, se convirtiese durante años en escenario de un culto pagano, monstruoso y excesivo como ningún otro se ha dado. De ello hablábamos con José Barberán. El atento ermitaño que, por tradición, se encarga de mantener las instalaciones de la hospedería, aquella en la que se fotografiaban los endemoniados de los años veinte, y donde pernoctaban brujas y hechiceros, poseídos y curiosos en busca de un éxtasis prohibido y ancestral que haría palidecer a cualquier antiguo aquelarre.
(www.comentariosdelibros.com)



















El Santuario de Balma se encuentra en el municipio de Zorita del Maestrazgo, cuyo origen es un poblado romano llamado en el pasado 'Sorcita' que significa fuente, en alusión a las fuentes termales junto al río Bergantes.

El Santuario de la Balma, está enclavado en la roca, en una montaña conocida como 'la Tossa'. Cuando nos aproximamos a el observamos una fachada con balcones, balaustres y muros de cañizo y cal.
El único acceso a este Santuario se realiza a través de la hospedería-restaurante, nuestra primera parada. Esta ocupa también una serie de abrigos naturales o de repliegues de las cavernas. Tendremos que agachar la cabeza en varios momentos si no queremos tropezar con las rocas que cubren el pasadizo. Observaremos un rústico comedor y dependencias que sirven como transición a la cueva, estrecha y alargada, que conduce hasta el templo
Junto a la capilla se encuentra nuestra siguiente parada, un habitáculo que resulta impactante. De sus muros penden los exvotos, con una larga serie de objetos que reproducen partes del cuerpo humano aportadas, en acción de gracias, por personas anónimas, que agradecían así su curación por la intercesión de la Virgen de la Balma.
Hay que resaltar que, entre las curaciones milagrosas, abundaban las correspondientes a los posesos y endemoniados, que acudían a la Balma para intentar superar sus enfermedades mentales.

(blog.kampistas.com)

martes, 19 de mayo de 2009

Pueblos malditos: Los Vaqueiros de alzada

Los vaqueiros de alzada son un grupo étnico y cultural de Asturias cuya principal actividad es la ganadería, que realizan según el modelo de explotación particular mediante una trashumancia estacional. En el mes de mayo, la familia vaqueira deja el pueblo de invierno y se desplaza, junto a su ganado, a las brañas y los pueblos de verano, en las zonas de pasto de los puertos de montaña, donde permanecen hasta el mes de octubre. Con la llegada de los fríos del invierno, regresan con su ganado y enseres a los pueblos de invierno.







Los vaqueiros de alzada se emparentaban entre ellos, desarrollando una cultura y un folklore muy particular y original, de orígenes ancestrales y transmitido entre generaciones, que llegado a nuestros días prácticamente inalterado, por este motivo son considerados un grupo social.

Los vaqueiros de alzada constituyen una de las culturas vivas más importantes de Asturias por su inalterable variacion a lo largo de los siglos y pese a las discriminaciones sufridas por la Iglesia y los xaldos, población asentada en las zonas agrícolas de Asturias desde la edad media. Los vaqueiros se extienden por todo el occidente de Asturias y en la actualidad se les reconoce por sus apellidos Berdasco, Lorences, Redruello, Gayo, Cano, Feito, Garrido, Barrero, Parrondo, Freije, entre otros.

(Wikipedia)





Valle sobre el que se dispersan las brañas, pequeñas aldeas donde residían los vaquieros

Un pueblo marginado por una sociedad hipócrita que creó unas leyendas negras en torno a los habitantes de unas inhóspitas y agrestes montañas de pobres recursos que vivían, fundamentalmente, de vacas y ovejas. Tantas leyendas e infundios se extendieron sobre ellos que los convirtieron en un mito.

Mucho se ha escrito sobre los vaqueiros: Jovellanos, Acevedo Huelves, Uría Ríu, Canella, Cabal, Caro Baroja… Atienza y Miner Otamendi han realizado una especie de guía sobre los vaqueiros junto a pasiegos, maragatos y chuetas como pueblos malditos y cuyo común denominador fue la marginación social a la que se vieron sometidos por quienes les privaban de voz y voto, pues los caciques de los valles fértiles dictaminaban las normas e imponían sus leyes tanto en lo social como en lo económico. A ellos, se sumaba el clero, que privaba a los vaqueiros del derecho a ser enterrados en ataúdes o a superar en la iglesia un lugar señalado por una viga de madera, como existió en la iglesia de Naraval, o una leyenda grabada en la piedra: "de aquí no pasan los vaqueiros", como aún se ve en el templo de San Martín de Luiña. Cuenta Acevedo que, en algunas parroquias, cuando las vaqueiras traspasaban la viga que servía de valla, en lo que siempre pusieron gran empeño, y se mezclaban con las aldeanas, éstas solían cortarles la ropa con navaja o tijeras y, lo que era más frecuente, unirlas cosiéndoles las sayas.

El paso del tiempo trae a la memoria recuerdos en los que prevalecen aquellas vivencias con influencia del misterio o la leyenda. He nacido y me he criado en un pueblo rodeado de otros pueblos entre los que abundaban las brañas, lugares donde habitan los vaqueiros. Mucho es lo que he oído sobre los orígenes de este pueblo, en gran parte envuelto en fabulaciones, con frecuencia de carácter siniestro, pero, a medida que pasaban los años y fui teniendo conocimiento directo de estos hombres y mujeres e iba visitando sus lugares, me fui sintiendo atraído por sus tradiciones y folklore.De este modo, he tenido el placer de conocer a Rogelia, cuya imagen, recorriendo el mundo con su pandeiro y su payetsa, gritando más que cantando, con esos desgarros guturales, se dibuja en mi memoria. Aquella admirable mujer, todo un símbolo del matriarcado imperante en las brañas, paseó el ardor de su carácter, al frente de un grupo, por Alemania y Cuba. Siento en mí el estruendo de castañuelas, pandeiros y payetsas acompañado de desgarradores jiiius, jiiius, jiiius, en los amaneceres del ocho de septiembre, en la plaza de arriba de Pola de Allande, cuando los vaqueiros atronaban el pueblo en su primera parada de peregrinación a la Virgen del Acebo, de la cual son muy devotos, al igual que la del Avellano o la de Colobreiro.

(Manuel Linares, www.revistaiberica.com)

lunes, 18 de mayo de 2009

Pueblos malditos: Los Agotes del Baztán

Los agotes, ha sido una comunidad discrimanada al menos durante ocho siglos, desde el siglo XII hasta el XX. Su presencia se centra principalmente en el Valle de Baztan (Navarra) y en el barrio arizkundarra de Bozate, aunque también hay constancia de su presencia en el Valle del Roncal (Navarra) y en el Pais Vasco. De hecho se detecta su presencia por el País Vasco francés, Navarra, Guipuzcoa, Béarn, Huesca y Aquitania.












Bozate, barrio de Arizkun, Navarra

Según algunas fuentes, se les considera gentes de ascendencia goda que despues de la invasión musulmana y franca quedarón aisladas en los Pirineos sin nulo o escaso contacto con otras gentes. El nombre podriá proceder del Bearnes "cas-gots" (perros godos) y por contracción "cagots" y de ahi "got" (godo).

Para otros autores, como J.Altadil, "agote" significa confinado por enfermedad de la boca, y "Bozate" confinado por afonía, o confinamiento de afonícos.
Según Pio Baroja eran de, "cara ancha y juanetuda, esqueleto fuerte, pómulos salientes, distancia bicigomática fuerte, grandes ojos azules o verdes claros, algo oblicuos. Cráneo branquicefálo, tez blanca, pálida y pelo castaño o rubio; no se parece en nada al vasco clásico. Es un tipo centro-europeo o del norte. Hay viejos de Bozate que parecen retratos de Durero, de aire germánico. También hay otros de cara más alargada y morena que recuerdan al gitano".


Otros autores consideran a los agotes como comunidades cátaras huidas de Francia y que se escondierón en los Pirineos para escapar del rey de Francia y del Papa por su disidencia religiosa, lo que motivó un odio profundo hacia estas comunidades. Esta tesis no es muy acertada ya que la cruzada cátara comienza a principios del siglo XIII y la presencia de agotes ya existia con anterioridad.

Investigaciones mas recientes apuntan a que se trataría de una serie de delincuentes fugitivos de leproserías galas que se habrian refugiado en los Pirineos para escapar de la justicia.
Los agotes fuéron un pueblo que fué tachado de maldito en la época medieval, fuerón discriminados salvajemente por la ignorancia de sus vecinos, desde pueblo maldito, pasando por herejes, descendientes de leprosos, pactos con el diablo e incluso que tenian rabo.
Desde que se tiene constancia de su existencia han sufrido marginación social y religiosa hasta bien entrado el siglo XX.

















Fuerón un pueblo muy odiado, se le atribuian toda clase de males y fechorias, y se llegó al extremo que para distinguirlos se les obligaba a llevar en la espalda, en sitio bien visible, una señal en forma de pie de gato de color rojo o una pata de oca, y tenían que hacer sonar una campanilla o unas tablas que se llamaban cliquetas en su recorrido para avisar de su presencia.
Las caracteristicas fisico-morales que se les atribuian junto con su origen desconocido hicierón de ellos una raza maldita, y como tal fuerón recluidos en barrios separados de los demás, no permitiendoles vivir en el pueblo mismo ni mostrar el escudo blasonado en sus fachadas, y mucho menos casarse con los naturales, sino entre ellos mismos. En la iglesia debian ocupar un lugar aparte, en el fondo, a la izquierda, debajo del coro, teniendo una pequeña puerta de acceso exclusiva para ellos (la llamada Agoten Athea). En los actos religiosos, se les trataba con todo tipo de discriminación: no podian acceder a la parte delantera de la iglesia, no pasaban por la pila de agua bendita (solian tener una propia), el monaguillo descendia a recibir su ofrenda, que se apartaba de las demás.


No podian cultivar la tierra, ni criar ganado, no podian andar descalzos bajo pena de abraserles las plantas de los pies con un hierro candente, ya que se decia que todo lo que tocabán se contaminaba (de ahi que fuera relativamente corriente que los agotes cojearan). No podian acudir a bailes y fiestas.

Exite un documento de 1597 que dice asi ¡¡ Cállate agote !! Tu opinión cuenta menos que la de un perro. ¡No eres nadie!.

Aun hoy en dia se encuentran lugares con la denominación de fuente de los agotes, barrio de los agotes, calle de los agotes, pues eran obligados a tener sus propias fuentes, barrios, calles e inclusos cementerios.

Sin embargo también hay testimonios a su favor, se decia que tenian alma de músicos, eran los txistularis, tamborileros y bertsolaris de las tierras navarras y destacarón como poetas.
Algunos autores suponen que los agotes al realizar trabajos manuales de carpinteria y canteria serian los constructores de muchas iglesias y fortalezas regidas por los templarios, ya que según estos al ser un pueblo maldito y excluido los agotes no hablaban y los conocimientos iniciaticos pasaban de padres a hijos en el mayor secreto. La orden del Temple fué la única orden que tenía una cierta relación con los agotes.


Según Eusebio Bartolome en su libro Nuevo Baztan "lo cierto es que, con la sospecha y el temor a la lepra, se les fué encerrando en un circulo moral y psicológico peor que el sanitario. Los tuvierón por leprosos. Las leyes les sentenciarón como a tales. Y la experiencia nos enseña que, cuando escasea la cultura y abunda la ignorancia, la inteligencia está muy despierta para inventar toda clase de cuentos y fábulas con que cargar las espaldas de los odiados."

Hasta el siglo XIX, en España se exigió la presentación de un certificado de limpieza de sangre, para acceder a la Universidad, entrar en el ejercito, la iglesia o el funcionariado, en el que se hiciera constar que el poseedor del mismo no era judío, musulman, converso o agote. Este certificado en Francia, desapareció con la revolución.
(www.jdiezarnal.com)

jueves, 14 de mayo de 2009

Las brujas de Zugarramurdi, la historia de la infamia

Son muchos los casos en que las costumbres y rituales precristianos estaban tan arraigados y, sobre todo, tan extendidos, que no quedaba otra solución que "santificar" la fiesta. Pero cuando el núcleo estaba más localizado ya sabemos cual era su destino: su demonización y su exterminio. Así tenemos tristes ejemplos como el de Zugarramurdi.



















Zugarramurdi es un pequeño pueblo de apenas 250 habitantes que entró en la historia a causa de unos terribles sucesos que tuvieron lugar hace cuatro siglos. A las afueras de la aldea, una gran cueva de origen cárstico alberga el recinto en el que las "sorgiñak" (brujas vascas) de la zona, se reunían para celebrar los "akelarres", palabra de origen vasco que significa "prado del macho cabrío". En Europa, el culto a un dios cornudo se remonta al siglo V. Jano, la deidad masculina con cuernos, simboliza la virilidad, la fuerza, y se le atribuye una personalidad promiscua. Es el responsable de la fecundidad y fertilidad de la tierra.
En el País Vasco, esta entidad toma el nombre de Akerbeltz o macho cabrío negro, un fauno del que se creía que vivía en alguna cueva, bajo tierra, y al que se le atribuían propiedades curativas contra la enfermedad e influencias benéficas sobre los animales y rebaños encomendados a su protección. Por esta razón, todavía hoy en día se cría un macho cabrío negro en muchos caseríos. En la mayoría de rebaños vascos hay un macho cabrío negro o una cabra del mismo color. ¿Tradición? ¿Superstición?


Akerbeltz era el fauno al que adoraban las brujas y brujos en los "akelarres", que tenían lugar normalmente las noches de los viernes. El rito consistía en ofrecer pan, huevos y dinero, y posteriormente bailar alrededor de una hoguera. Durante estas reuniones, se sacrificaba algún animal y se le pedía a Akerbeltz suerte en el amor; fertilidad para las mujeres, la tierra y el ganado; protección contra enfermedades como la peste, que en aquellos tiempos asolaba las aldeas; lluvia en tiempos de sequía… y todas esas cosas que cualquier ser humano ha pedido -y pide- a los dioses en los que cree.

También se consumían pócimas alucinógenas, algo que se sigue practicando hoy en día en muchas culturas de Sudamérica, África y Asia. La ingestión de estos brebajes y orujos destilados a partir de endrinas y otras bayas producía efectos muy parecidos a los causados por el LSD y el alcohol. Las danzantes entraban en estado de trance, lo que a ojos de los no iniciados semejaba que eran poseídas por un espíritu diabólico. Con la llegada del cristianismo, la práctica de estos ritos paganos se consideró herejía y comenzó a ser perseguida. Sin embargo, aquella no iba a ser una tarea fácil, pues había que erradicar creencias instaladas en el pueblo desde la noche de los tiempos.

Para ello, la autoridad eclesiástica no dudó en emplear las tácticas más sibilinas, fabricando rumores con el fin de crear rechazo hacia las brujas vascas, y cubriendo sus prácticas con un manto de miedo y sospecha. De esta forma, alimentaron la idea de que los "akelarres" eran bacanales donde sacrificaban niños para luego beberse su sangre; de que ofrecían muchachas núbiles al diablo, celebraban misas negras o elaboraban sus pócimas con todo tipo de ingredientes repelentes, como médula ósea de niño, excrementos, arañas y otras "delicatessen". También extendieron el bulo de que en estas orgías se practicaba la homosexualidad, la antropofagia y otros "ritos diabólicos".




















A pesar de tanta calumnia, el puritanismo eclesiástico de la época seguía sin conseguir sus fines, así que optó por utilizar su arma más temida y letal: el Tribunal del Santo Oficio. Empezaban a escribirse las páginas más negras de la historia de la Inquisición, al tiempo que se ordenaba comenzar las cazas de brujas. Las dos más célebres se llevaron a cabo en la Sierra de Anboto de Vizcaya, y en esta aldea de Zugarramurdi. Muchas voces avalan la teoría de que esta época negra tuvo gran influencia en el desarrollo del carnaval en esta zona del País Vasco. A fin de cuentas, en estas tierras el motivo del carnaval era la celebración del equinocio de primavera. En 1608, Juan del Valle Alvarado llegó a Zugarramurdi comisionado por el Santo Oficio para investigar las denuncias de hechicería que se habían recibido. Tras una laboriosa recopilación de testimonios entre delatores, envidiosos, supersticiosos y gente que buscaba venganza por rencillas personales, la comisión que comandaba el inquisidor inculpó a trescientas personas, de las cuales cuarenta, las consideradas más peligrosas y culpables, serían trasladadas a la prisión de Logroño.

Los reos, sometidos a torturas inimaginables, acababan confesando cualquier crimen del que se les acusara. Hasta el punto de que en el proceso de las brujas de Zugarramurdi, parte del tribunal no apoyó el auto de fe por entender que los actos que afirmaban haber cometido aquellos desgraciados eran tan increíbles que su confesión sólo podía haber sido arrancada en medio del delirio y la desesperación por acabar con el dolor de las torturas. El juicio de las brujas de Zugarramurdi se prolongó por espacio de dos años, hasta que finalmente once de los detenidos fueron condenados a muerte en la hoguera por los delitos de brujería, magia y superstición.

Este proceso tuvo gran resonancia, y su desarrollo fue seguido en toda Europa con tanto interés -y morbo- que el día de la ejecución del auto de fe se congregaron en Logroño más de 20.000 personas venidas de todas partes de Castilla y otros Reinos. Una multitud para aquella época. De los tres inquisidores que formaban la Comisión del Santo Oficio, sólo Alonso de Salazar y Frías puso en duda el testimonio de aquellos pobres condenados: "¿Cómo podían saber lo que confesaban, si ni siquiera conocen el castellano y sólo hablan en la Lingua Navarrorum?", que así se denominaba a la lengua de los vascos.

En Logroño, el día 6 de noviembre de 1610, a primera hora de la mañana, salía una numerosísima y devota procesión encabezada por el estandarte de la Inquisición, seguido de gran cantidad de inquisidores, notarios y familias adineradas, todos ellos ricamente ataviados. Detrás, una multitud de monjes benedictinos, jesuitas y franciscanos, y cerrando la comitiva, dos dignidades de la Iglesia y el alguacil del Santo Oficio. Acercándose hasta un gran patíbulo instalado en la plaza, clavaron la Santa Cruz que presidiría las ejecuciones. Al amanecer del día siguiente, cincuenta y tres personas fueron sacadas y conducidas en fila hacia el cadalso. Llevaban un cirio entre las manos, la cabeza descubierta, escapularios y sambenitos. Seis de ellos, una soga al cuello. Detrás, cinco muñecos de madera y cinco ataúdes con restos mortales. Porque durante los dos años que duró el juicio, cinco inculpados fallecieron en la cárcel. Ni después de muertos se librarían de su castigo.

Después de leer públicamente las sentencias, unos fueron desterrados, otros excomulgados, varios azotados y alguno absuelto. Los seis reos con la soga en el cuello, los cinco difuntos en sus ataudes y los muñecos que los caricaturizaban fueron atados a postes rodeados de leña y quemados en lo alto del cadalso. El crepitar de las llamas y las voces de los religiosos cantando el "Te Deum laudamus" no conseguían apagar los aullidos de los condenados. Primero se quemaba el pelo, luego los ojos se secaban y se vaciaban, y la piel se chamuscaba. En poco tiempo, las llamas devoraban los cuerpos, reduciéndolos a figuras negras y duras. Cesaban los alaridos. La multitud, enmudecida, miraba con una mezcla de terror y devoción. Las protestas por la inusitada crueldad del auto de fe de Logroño y los escritos de Alonso de Salazar expresando sus discrepancias acerca de la manera de impartir la justicia religiosa trajeron consecuencias en los tiempos venideros. Comenzaba el llamado "período de las luces".

Callejeando por Zugarramurdi aún pueden verse los diez cruceros que la Iglesia mandó plantar para proteger al pueblo y sus habitantes de las influencias del maligno. También siguen en pie las casas que habitaron aquellas mujeres que fueron acusadas de ser brujas y quemadas vivas: María Ttipia, Gratzina de Barrenetxea, María de Iurretegia, Estebanía de Telletxea… En esta época invernal oscurece muy pronto, y empieza a ser hora de salir de la cueva de Zugarramurdi, el lugar donde se celebraban los "akelarres", el escenario de aquellas fiestas paganas. Es tiempo de heladas, y en los nevados bosques que rodean el sitio no hay pájaros todavía; sólo se oye el murmullo del pequeño riachuelo que corre pegado a una pared de la cueva, tallándola pacientemente desde hace miles de años. Este río tiene un nombre antiguo e inquietante. Ni los más ancianos recuerdan quién se lo puso. El río se llama Arroyo del Infierno.




















Me sitúo sobre un rústico puente y observo sus negras aguas, preguntándome si el Arroyo del Infierno no serán sino las lágrimas derramadas por Akerbeltz, el llanto del fauno, por el dolor y las injurias que sufrieron aquellas mujeres de Zugarramurdi.
(www.quesabesde.com)

miércoles, 13 de mayo de 2009

Eremitas en el Bierzo, el Valle del Silencio

Este valle fue conocido precisamente por sus anacoretas y santos, así como por sus molinos y herrerías, oficios casi olvidados muchas veces asociados a la magia de la alquimia. Nuestro objetivo último es Peñalba de Santiago.














Peñalba de Santiago


En mitad del caserío, se yergue la iglesia mozárabe, del siglo X, que formaba parte del monasterio del mismo nombre levantado por el abad Genadio y su pequeña comunidad de monjes venidos de Córdoba. Parece asombroso descubrir esta joya del arte en este paraje tan escarpado y expuesto al olvido del tiempo, pero quizá por ello ha estado preservado de la ambición de los hombres y de las modas.

Todavía se distinguen hoy algunas de las pinturas originales mozárabes que decoraron paredes y techos, y que están siendo recuperadas tras un milenio sepultadas bajo una capa de cal. No olvide fijarse por último en el llamado "somier de San Genadio", una rejilla de varas que dicen algunos sirvió de cama al santo varón y que no deja de llenarnos de perplejidad.
Precisamente para seguir los pasos de este monje anacoreta, nada mejor que calzarnos las botas de montaña y dar un pequeño paseo en busca de la cueva donde dicen que pasó algunos años de su vida.
(http://www.rutasyleyendas.com)



















Valle del Silencio

Se dice que el nombre del valle proviene de la siguiente leyenda: Cierto día San Genadio estaba meditando en su cueva, pero el murmullo del río no le permitía concentrase, así que, golpeando con su cayado, dijo: "cállate" y el río dejó de hacer ruido. De esta leyenda existen varias versiones.
Los lugareños y muchos visitantes acostumbraban a depositar saquitos llenos de tierra, sacada de su tumba y después se lo daban a personas aquejadas de enfermedades de la piel para que lo llevaran colgando al cuello ya que pensaban que actuaba de remedio contra tales enfermedades. Es probable que la tierra sacada fuera renovada con la proveniente de una estancia anexa y más profunda de la cueva.
(wikipedia)
















Cueva de San Genadio

martes, 12 de mayo de 2009

La gran encomienda templaria de Extremadura

Esos "druidas" del medievo, los templarios, son los protagonistas de la entrada de hoy, pues este territorio, que fue su encomienda o bailiato más importante en la Península Ibérica, no fue apetecido únicamente por ellos, sino que fue el destino de algún que otro heterodoxo más.















Castillo templario de Jerez de los Caballeros


Sin embargo, sí podemos tomar en cuenta un hecho que, según compruebo día a día, la historia académica nunca parece haberse molestado en considerar. Hay lugares muy determinados -que, no por casualidad, coinciden con los parajes mágicos de los que vengo hablando- en los que, a lo largo del devenir histórico, se concentran de un modo especial hechos y circunstancias que condicionan la zona y la tipifican, fijan su carácter insólito y la abonan, siglo tras siglo, con unas características especialísimas que, aun sin propósito previo, la tipifican y llaman la atención sobre ella.

Si ahora tuviera que elegir el lugar preciso que sirviera de ejemplo, creo que no lograría decidirme entre el cúmulo de núcleos que podrían servir indistintamente. Voy a tomar, casi al azar, una zona típica que se encuentra en los límites de Andalucía y Extremadura y que viene limitada, poco más o menos, por las localidades de Jerez de los Caballeros, Zafra, Fregenal de la Sierra, los montes de Tudía y Aracena.

















En ese territorio, lleno de vestigios megalíticos y de cavernas y abrigos en los que el hombre primitivo expresó su idea de la trascendencia, se establecieron en el siglo XIII los caballeros del Temple -convenientemente "vigilados" por las órdenes de Calatrava y Santiago- y hubo núcleos judíos en los que se estudió la Qabbalah. Tal vez por eso se instauró en Llerena uno de los más conocidos tribunales de la Inquisición, que fue precisamente el que tuvo que ver con los procesos que terminaron con el potente núcleo de herejes alumbrados que había surgido con increíble fuerza en aquella zona en la primera mitad del siglo XVI. Curiosamente, aquellos lugares fueron buscados poco tiempo después como retiro espiritual por uno de los grandes heterodoxos de nuestra historia desconocida, don Benito Arias Montano, uno de cuyos discípulos predilectos, Pedro de Valencia, fundaría también por allí una escuela de base ocultista inspirada en el pensamiento de su maestro.
(Juan G. Atienza)

















El Monte y el Monasterio de Tentudía, con 1104 metros, el punto más alto de la provincia de Badajoz.

lunes, 11 de mayo de 2009

Mitología popular: La Santa Compaña

Hoy toca mencionar el mito de la Santa Compaña, ese que Menéndez Pelayo sitúa entre los de origen céltico. Así, un mes muy propicio, donde la tradición popular dice que más se muestra, es el mes de noviembre, mes del Samhain celta, sobre todo cuando los bosques se cubren de niebla. No sería extraño que tuviera su origen en dicha festividad.

















La Santa Compaña es, en la mitología popular gallega, y con otros nombres o el mismo en el asturiana oeste de Castilla y León (provincias de Zamora y León) y Extremadura, una procesión de muertos o ánimas en pena que por la noche (a partir de las doce) recorren errantes los caminos de una parroquia. Su misión es visitar todas aquellas casas en las que en breve habrá una defunción. El mito está presente con diversas variantes en todo el contínuum cultural astur-galaico, donde recibe otras denominaciones como Güestia, Güéspeda, Estadea, Hoste, Genti de Muerti, procesión de animas o simplemente Compaña.

Aunque el aspecto de la Santa Compaña varía según la tradición de diferentes zonas, la más extendida es la formada por una comitiva de almas en pena, vestidos con túnicas negras con capucha que vagan durante la noche.

Esta procesión fantasmal forma dos hileras, van envueltas en sudarios y con los pies descalzos. Cada fantasma lleva una vela encendida y su paso deja un olor a cera en el aire. Al frente de esta compañía fantasmal se encuentra un espectro mayor llamado Estadea.
La procesión va encabezada por un vivo (mortal) portando una cruz y un caldero de agua bendita seguido por las ánimas con velas encendidas, no siempre visibles, notándose su presencia en el olor a cera y el viento que se levanta a su paso.


Esta persona viva que precede a la procesión puede ser hombre o mujer, dependiendo de si el patrón de la parroquia es un santo o una santa. También se cree que quien realiza esa "función" no recuerda durante el día lo ocurrido en el transcurso de la noche, únicamente se podrá reconocer a las personas penadas con este castigo por su extremada delgadez y palidez. Cada noche su luz será más intensa y cada día su palidez irá en aumento. No les permiten descansar ninguna noche, por lo que su salud se va debilitando hasta enfermar sin que nadie sepa las causas de tan misterioso mal. Condenados a vagar noche tras noche hasta que mueran u otro incauto sea sorprendido (al cual el que encabeza la procesión le deberá pasar la cruz que porta).
Caminan emitiendo rezos (casi siempre un rosario) cánticos fúnebres y tocando una pequeña campanilla.


A su paso, cesan previamente todos los ruidos de los animales en el bosque. Los perros anuncian la llegada de la Santa Compaña aullando de forma desmedida, los gatos huyen despavoridos y realmente asustados.



















Se dice que no todos los mortales tienen la facultad de ver con los ojos a "La Compaña". Elisardo Becoña Iglesias, en su obra "La Santa Compaña, El Urco y Los Muertos" explica que según la tradición, tan sólo ciertos "dotados" poseen la facultad de verla: los niños a los que el sacerdote, por error, bautiza usando el óleo de los difuntos, poseerán, ya de adultos, la facultad de ver la aparición. Otros, no menos creyentes en la leyenda, habrán de conformarse con sentirla, intuirla, etc.

Para librarse de esta obligación, la persona que vea pasar la Santa Compaña debe trazar un círculo en el suelo y entrar en él o bien acostarse boca abajo.

No sólo en Galicia se aparece esta procesión de muertos, sino también en Asturias donde la llaman La Güestia, que es una procesión también conocida como bona xente. Es un grupo de personas encapuchadas que se acercan a la casa de un enfermo moribundo, dan tres vueltas a la casa y entonces el enfermo muere. Normalmente son conocidos del moribundo. Se dice que van exclamando "Andad de día que la noche es mía". Se cuenta el relato de una mujer que salió de su casa a por castañas pensando que ya era de día y un miembro de la procesión le dijo que era su padrino entonces ya muerto. Le tendió la mano dándole la vela encendida, ella la cogió, y al cabo de unos días enfermo y murió.

En las Hurdes, en Extremadura, aparece el Corteju de Genti de Muerti, que se compone de dos jinetes fantasmales que causan el pánico de madrugada por los pueblos hurdanos ya que quien los ve puede resultar muerto. En Zamora se la denomina La estadea y es una mujer que vaga por los caminos y los cementerios. No tiene rostro y huele a la humedad de los sepulcros. Sólo se aparece a aquel que va a morir. En León se la llama La hueste de ánimas.

(Wikipedia)

sábado, 9 de mayo de 2009

Los nuberos, nuberus o nubeiros

Los nuberos, nuberus o nubeiros son personajes de la mitología asturiana, mitología cántabra y gallega. Se los llama de las tres maneras respectivamente según qué mitología.











Controlan el tiempo a su voluntad y se divierten provocando tormentas y tempestades, lanzando centellas a los animales y arruinando las cosechas de los hombres con el granizo. Estos hacedores y rectores de inclemencias no dudarán en utilizar los rayos como armas si son atacados o molestados.

Entre las gentes de Cantabria y Asturias se les tiene temor por los destrozos que producen en los pueblos y a ellos se les atribuyen las temidas noches de aguaceros y tempestades. Es por ello que durante las horas de oscuridad los lugareños encienden cirios y hacen tañir las campanas para ahuyentarlos.

Al contrario que a los ventolines, los pescadores temen a los nuberos pues les culpan de las terribles galernas del Cantábrico, que les hacen regresar apresuradamente a puerto, donde les esperan las preocupadas gentes.

En Asturias son representados como hombres altos (según Aurelio del Llano, no para otros) de aspecto envejecido, grisácea barba, ancha boca, vestimenta oscura (de pieles, normalmente) y un gran sombrero picudo de ala ancha. Se los considera feos, diciéndose de forma popular que se es más feo que el nuberu. También existe otro dicho sobre los lugares de aspecto tenebroso que hace referencia al carácter malévolo que se le atribuye en Asturias: tien cara de nuberu.

Algunos estudiosos relacionan al nuberu con el dios escandinavo Odín o el germano Votan, en cuanto a que una de las muchas atribuciones de este es la de dirigir las tormentas, y a la descripción física del nuberu. Muchas de las descripciones retratan al nuberu asturiano como tuerto, una de las características de Odín. También existen muchos paralelismos con el Entiznáu de la mitología hurdana, con el que comparte incluso rasgos de su indumentaria.

En Asturias, otro de los nombres que otorga la tradición al nuberu es el de Xuan Cabritu. Según se cuenta, vive con su mujer e hijos en lo alto de una montaña en una ciudad cubierta de nubes, y cuando sale de allí es para descargar tormentas y aguaceros sobre la gente. Algunos autores sitúan su casa en las cumbres entre Asturias y León, en una casa de tierra.

También existen versiones del cuento que sitúan su vivienda en lugares lejanos como Egipto.[2] Sin embargo, no existe constancia de la presencia de mercaderes fenicios en Asturias como para llegar a esta conclusión, así que pudiera tratarse del resultado de la tendencia de la época sobre la que advertía Menéndez Pidal de orientalizar mitos pertenecientes en realidad a las tradiciones celta o germánica.

En Cantabria la tradición los describe como geniecillos traviesos y ladinos, de aspecto diminuto, cuerpo orondo y cara pérfida, montados siempre en plomizas nubes.

(Wikipedia)

viernes, 8 de mayo de 2009

Martorell, Segovia, Tarragona y el mismísimo Diablo

Desconozco el origen de estas leyendas que atribuyen la construcción de estas obras relacionadas con el agua, ya sea para conducirla o para sortearla, no a los romanos, sino al mismísimo diablo. Paracen hundir sus raíces en el mismísimo medievo, pero quién sabe si fueron los propios románticos, tan amantes de aquellos tiempos, los creadores de dichas historias.Es curioso que la temática se repite, al menos en estos tres ejemplos:

El Pont del Diable de Martorell












Cuenta la leyenda que una anciana pasaba cada tarde por el puente para traer agua de una fuente que había al otro lado del río Llobregat. Un día el río se desbordó y se llevó el puente, con lo que la mujer se quedó sin su habitual paseo y sin agua.
Aquella noche, el diablo se apareció a la pobre mujer y le propuso reconstruir el puente, con la condición de llevarse el cuerpo y alma del primero que pasara por él. La anciana aceptó, y el propósito del diablo era acabar el puente antes del amanecer.
Al día siguiente, cuando la anciana se disponía a cruzar el río, el puente ya estaba construido. Pero he aquí que la mujer, antes de poner su pie sobre la nueva obra, soltó un gato para que pasase delante de ella. Ante este ardid, el diablo tuvo que llevarse al gato, en cuerpo y alma, y dejar tranquila a la pobre mujer, que siguió con su habitual costumbre, feliz por haber devuelto el puente a la población. Desde entonces al puente se le llama EL PONT DEL DIABLE.
(martogat.galeon.com)

La Leyenda del Acueducto de Segovia













Cuenta una leyenda que el acueducto no es de origen romano, sino producto del demonio. Una criada que servía en una casa de un rico lugareño, cuya casa miraba desde lo alto a la plaza de Azoguejo, tenía como misión trasladar cada día el agua fresca del río para uso y disfrute del señor. La faena era tremendamente penosa, tanto por la distancia como por las cuestas que había hasta llegar a la casa. Así iba desgastando su energía la muchacha día a día, sabiendo que al día siguiente le esperaba el mismo calvario. Como necesitaba el dinero, no podía abandonar el trabajo. Un día, se derrumbó de auténtico cansancio y desesperación antes de llegar a la casa. Tanto fue su desespero, que aun siendo una buena muchacha, entre lágrimas invocó al diablo ofreciéndole su alma con tal de no tener que ejercer nunca más faena tan penosa. El diablo raudo y veloz, como si hubiera leído su pensamiento se presentó ante la joven para aceptar el trato. La joven lanzó su propuesta y le dijo: “Si eres capaz de hacer algo para traer el agua del río justo a la casa de mi señor y librarme de esta agonía antes de que salga el sol y cante el gallo, te entregaré mi alma para siempre”. El diablo aceptó el trato pero hizo firmar a la muchacha un pacto de sangre allí mismo. Contento por poder contar con un alma más, se esfumó antes de que la joven se diera ni cuenta. La muchacha se arrepintió enseguida de lo que había hecho, pero se tranquilizó pensando que seria imposible que el diablo cumpliera su promesa en una sola noche, así que terminó como pudo su jornada y se fue a su casa a descansar, aunque no pudo conciliar el sueño. Cuando cayó la noche, una gran tormenta asoló la ciudad. Solo la muchacha sabía que no era un simple tormenta, si no el mismo diablo cumpliendo lo que ella le había pedido. Se asomó a la ventana y pudo contemplar como miles de diablos estaban trabajando en la construcción del acueducto. La muchacha entonces se dio cuenta de que estaba perdida y rezó y rogó pero nadie le contestó. La obra siguió durante toda la noche hasta que solo quedaba una piedra por poner. El diablo agradeció a todos sus maléficos ayudantes su colaboración y entre bailes y risotadas se encaminó hacia el último hueco que quedaba sin prisa, sabiéndose ganador. De pronto, sonó un gallo y el diablo paró en seco desconcertado. Un rayo de luz se anticipó a la noche y el diablo no había colocado la última piedra... Indignado, se fue, dejando atrás la grandiosa obra casi terminada y el alma de la muchacha libre. La joven arrepentida corrió hacia la iglesia para confesar al sacerdote lo que había ocurrido y éste, convencido de que había sido un milagro que la muchacha escapara de las garras del diablo, ordenó colocar una imagen de la Virgen y de San Esteban en el hueco de la piedra.
(Wikipedia)


"Pont del Diable" o "Acueducto de les Ferreres" es un acueducto romano situado en las afueras de la ciudad de Tarragona.

jueves, 7 de mayo de 2009

El Cid, Griza y el mito de Álamos y Elpha

La ciudad de Tiermes, entonces abandonada y cuyas ruinas destacarían mucho más que las actuales, es el lugar denominado en el Cantar -del Mío Cid- como Agriza, leído a veces como Griza, en el manuscrito original. Ningún otro punto de la Sierra Pela ubicado entre Ayllón, San Esteban de Gormaz, Navapalos y Atienza cabe ser caracterizado por una calzada junto a una zona de “caños” (cuevas, túneles, pasadizos) y poblada desde tiempos inmemoriales.



















Como se explica en el libro "Gentes de Tiermes", el texto del Cantar alude a dos mitos ligados a Agriza-Tiermes, muy difundidos entre los oyentes a los que estaba destinado en aquella época el Cantar y que, por tanto, se mencionan de pasada y sin mayor explicación: Álamos y Elpha.
El texto indica que Griza es una ciudad "que Alamos pobló” y donde Elpha ha sido encerrada en “los caños” por Álamos. Se ha debatido el significado de estos nombre. Los “caños” parecen una referencia a las cuevas, túneles y pasadizos que la arquitectura rupestre de la Tiermes romana (principalmente los acueductos excavados en la roca en época romana) y el aprovechamiento de la arenisca en que se asienta han dejado como huella imborrable de su urbanismo, visible claramente en época medieval y aún hoy en día pese a los dos mil años transcurridos.

Recordemos que los vestigios actuales son pálida sombra de los edificios y construcciones urbanas antiguas y que incluso en el siglo XVIII aún se contemplaban algunos restos impresionantes que literalmente han desaparecido hasta los cimientos en la actualidad. No resulta extraño que los lugareños inventaran en la edad media leyendas para explicar el para ellos desconocido origen de Tiermes, de sus construcciones y de sus “caños” oscuros y cuevas: aún en el siglo XVIII los vecinos llamaban a Tiermes “Las Cuevas”. También es posible que Álamos y Elpha se refieran a algún mito -muy conocido entre los oyentes del Cantar y por ello solo mencionado de paso- relacionado con la presencia en los subterráneos de las ruinas de la antigua ciudad de tesoros escondidos y objetos maravillosos.
(tiermes.net)















Estos mitos vienen de bien antiguo y eran perfectamente conocidos por los habitantes medievales, que en el siglo XII los nombran con total naturalidad, como sabidos por todos, hasta el punto de que uno de ellos figura en el Cantar del Mío Cid.

La narración cuenta, cómo la hueste del mercenario Rodrigo Díaz de Vivar transitaba por la Calzada de Quinea, que viene de Osma y va hacia Sigüenza:

“Assiniestro dexan Agrizaque Álamos pobló.
Allí son los cannosdo a Elpha encerró”

..En trascripción moderna:

“A izquierda dejan Agriza que Álamos pobló.
Allí están los túneles donde a Elfa encerró”.

El autor del Cantar se refiere a un pueblo de esta zona soriana, hoy desaparecido -muchos especulan que era la antigua Tiermes o Termancia-, que sitúa como escenario de una mítica gesta de Hércules, a quien cita por su sobrenombre de “Álamos” a causa del árbol que le estaba consagrado, el cual hizo desaparecer bajo tierra a una lamia llamada Elfa.
Da igual el lugar concreto, lo importante es que en Castilla pervivían creencias y mitos de las antiguas divinidades celtíberas, que el autor del Cantar empleó en un contexto culto, acorde con el “Renacimiento clásico” que tenía lugar en la Europa del s.XII, asimilando el mito a una hazaña de Hércules cuando, en la tradición popular, se trataba de algo más cercano.
(laberintoromanico.blogspot.com)



















Manuscrito del Cantar del Mío Cid

miércoles, 6 de mayo de 2009

San Miguel de Aras y el lecho de oro, Cantabria.

No conviene olvidar que toda la zona del valle de Aras guarda muchos misterios, como también ocurre con la Peña la Mena, siendo lugares donde -si nos atenemos a las leyendas- se podrían localizar "puertas inducidas", "zonas ventanas" o entradas al País de las Hadas en Cantabria. Así, cabe señalar que, frente a la caverna prehistórica de San Miguel de Aras, existe un monte cónico dentro del cual se supone que se ocultan un lecho de oro guardado por un dragón.
(lasanjanasdeisla.iespana.es)














El texto anterior habla de la cueva conocida como Cobrantes, donde se han encontrado pinturas rupestres con grabados de ciervos, una cabra y de diversas formas. Además habría que citar también la cueva de la Covarona, declaradas ambas Bien de Interés Cultural. El famoso monte cónico es el conocido como Castigo de la rabia. Quién sabe si dentro del mismo se encuentra el susodicho lecho de oro custodiado por el animal mostruoso en forma de dragón.












Entrada a la Cueva Cobrantes













Estela cántabra encontrada en San Miguel de Aras

martes, 5 de mayo de 2009

La Leyenda del oso y el buey de la colegiata de Arbas, León

En plena ruta ancestral del Camino de Santiago, aquélla que ya recorrían los druidas buscando el fin de la Tierra mucho antes de que Cristo andara por el mundo, nos encontramos con este lugar.

Casi en la corona del puerto de Pajares a 1.366 metros de altitud y mirando a tierras leonesas se asienta este santuario.......Guardan el santuario como centinelas permanentes los picos de Cueto Negro de 1.870 metros y el Cellón de 1.979 metros. En época prerromana estos términos pertenecieron a la tribu astur de los saelini, selmos o selmores, cuya capital era Nardinium. Se cambió el nombre a la zona en tiempos de Nerva, que vino a España como legado de Roma, más tarde emperador a fines del siglo I después de Cristo y apaciguó a los selmos que se habían sublevado. En honor de Nerva recibió la zona el nombre de montes Nervasios, que con el pasar de los años se fue adulterando y se denominó sucesivamente Erbasos, Arbosio, Arbas y Arbolio y últimamente Argüello.En lengua celta-vasca la voz Arbas procede de arbatz que quiere decir garrapata o de arbe que significa pastizal bajo la peña. La garrapata abunda en el ganado ovino como parásito. Aunque los topónimos con idea de abundancia sufijan en arius, aria, ero, edo, eda, ar, al, en Arbas no lleva sufijo porque su sentido genérico hace excusada la sufijación de abundancia. Hay una expresión latina «arva» que significa «campos cultivados», que no encaja en la toponimia de esta zona que es puerto de montaña, tierra de pastores donde abunda más la garrapata que las hortalizas.
(cosinasdeleon.blogspot.com)



















Como suele ocurrir al hablar de este tipo de edificaciones, existen leyendas respecto de las mismas, siendo la más conocida respecto de la Colegiata de Arbas la del buey y el oso, que se remonta al siglo XVIII.

Según las creencias populares, dos eremitas que vivían en el lugar donde se estaba construyendo la iglesia, tenían dos bueyes que usaban para acarrear los materiales para la construcción de la misma, pero una noche, un oso devoró a uno de los bueyes. Pero uno de los dos monjes carreteros, en lugar de rendirse a lo que había ocurrido, unció el oso al yugo junto con el otro buey y desde ese momento ocupó el lugar del buey muerto.

Por esa razón se representan ambos animales en la portada del lado occidental, ¿o se puede decir, que al estar representadas las imágenes, eso dio lugar a la leyenda?. En referencia a esta leyenda, en el escudo de Villamanín, aún cuando el escudo representa más, en realidad, al antiguo Concejo de Arbas que a la totalidad del territorio de La Tercia, la definición heráldica reza "Escudo de gules, una colegiata de oro mazonada de sable y surmontada su nave de una testuz de toro y una cabeza de oso, ambas de oro, puestas en faja. Al timbre corona real cerrada.

(Wikipedia)


 
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