En lo que hoy en día es el Parque Arqueológico de Alarcos-Calatrava, junto al río Guadiana, encontramos los restos de un poblamiento ibero donde destaca lo que se cree fue un templo. Y digo 'se cree', pues algún autor considera que dicho lugar fue un depósito votivo y no un templo. Fuera una cosa u otra, está claro que dicho emplazamiento tuvo un carácter sagrado para los habitantes de aquel lugar, pues así ha quedado atestiguado por los hallazgos arqueológicos, como son dos pequeñas cabezas de la diosa Astarté. En este supuesto templo urbano, además, han aparecido muchos exvotos, tan característicos dentro de los santuarios oretanos. En Alarcos, además, existen importantes restos medievales, como su castillo, además de ser el lugar donde se desarrolló una importante batalla entre tropas musulmanas y cristianas en el S. XII.
En la parte Noreste del gran oppidum del Cerro de Alarcos (Ciudad Real), a extramuros de la muralla del castillo medieval que ha alterado sus caras Norte y Oeste, aparecen los restos de una estructura rectangular de piedra con un cuerpo superior de adobes....Entre los materiales hallados en esta zona destacan más de 60 exvotos de bronce que representan, en su mayoría, figuras humanas, tanto masculinas como femeninas, desnudas o vestidas, jinetes, animales como un caballo, y elementos anatómicos como cabezas, órganos sexuales masculinos, una pierna y un pie. Además, junto a estas figurillas aparecieron abundantes restos cerámicos, como pequeños recipientes, vasos, platos, páteras y fuentes de cerámica gris, de barniz rojo, cerámica griega y campaniense, y otros vasos de mayor tamaño, como urnas, ánforas y ollas con decoración pintada y estampillada. También aparecieron objetos de metal como dos cabecitas de la diosa Astarté, una de oro perteneciente a un colgante y otra de bronce, fíbulas de bronce y objetos indeterminados de plomo así como varios punzones de hueso y un semis de Cástulo.Estos exvotos, por su tipología, se pueden fechar desde la segunda mitad del siglo V a. C. a la mitad del siglo III a. C., correspondiendo el mayor auge del santuario a fines del siglo III o inicios del II a. C.La interpretación de todos estos elementos ha llevado a plantear la existencia de un santuario del que sólo se conservaría la plataforma, aunque Prados supone que más bien se trataría de un depósito votivo.Pero la topografía del lugar, la tipología de los objetos y la pertenencia de este yacimiento al ámbito oretano en cuyos santuarios son característicos este tipo de exvotos, parece aconsejar que estos hallazgos se deben interpretar como un santuario, evidentemente situado en ámbito urbano y, tal vez, de entrada. Este hecho ayudaría a comprender otros hallazgos más aislados y de interpretación más difícil, como los documentados en Medellín, aunque a falta de un contexto arqueológico mejor conservado no es posible, por el momento, dar una interpretación más precisa de este hipotético santuario de tanto interés.
(Religión ibérica: santuarios, ritos y divinidades, Teresa Moneo)
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