Hemos de decir que existe una hipótesis etimológica, que dice que Valvanera derivaría de la expresión latina "Vallis Venaria", que podría significar "Valle de Venus", aunque otros autores lo traducen como "Valle de las Venas" de agua, por los manantiales existentes, como el mencionado.
Extraemos unas líneas de la Guía de la España Mágica, de Juan García Atienza, un libro tan importante, en su momento, para la creación de este blog, y del cual hacía tiempo que no traíamos alguna referencia a Iberia Mágica.
El Monasterio de Valvanera y la Montaña de San Lorenzo al fondo nevada - Foto: vinoturismorioja.com |
Fuente: Guía de la España Mágica - Juan G. Atienza
El escudo de Valvanera no es menos significativo que el mito, en lo que a simbolismos se pueda referir. Una reproducción de ese escudo, que se encuentra en la sillería del coro de San Benito el Real de Valladolid, nos muestra un árbol en cuyo tronco surge una estrella de cinco puntas: el pentáculo de Salomón sustituye a la Virgen en la representación heráldica, lo que la encuadra en un marco de sabiduría tradicional que queda avalada, en el mismo escudo, con la figura de un león que parece guardar el árbol. No hay que olvidar que el valle entero guarda, más o menos escondidos entre robles y hayas, restos de antiguas explotaciones mineras, algunas de las cuales pudieron ser de época prerromana. Se impone la asociación de las explotaciones mineras con un determinado tipo de conocimiento superior, porque sucede en lugares muy distintos -en el Bierzo leonés, en la Andalucía tartesia- siempre la reminiscencia de viejos cultos se une a las manifestaciones más o menos ocultistas y a la explotación de recursos minerales llevada a cabo en una antigüedad indeterminada. No hay que olvidar tampoco que los oficios mineros van a menudo unidos a ritos iniciáticos arcaicos y, sobre todo, a la marginación, voluntaria o involuntaria, de los que se dedicaban a estos oficios. Aquí, en torno al santuario, es perfectamente posible detectar también restos casi extinguidos de antiguas ferrerías que muy bien pudieron estar en funcionamiento, como las del Bierzo, en la misma época en la que los primeros ermitaños comenzaron a poblar el lugar en busca, por un lado, de la paz espiritual y, por otro, de conocimientos considerados como peligrosos en el ámbito social de un tiempo mal conocido y peor interpretado.
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