Hoy haremos una breve ficha; una mera referencia a una reciente lectura, pero no por ello de poco interés. Y esto es así porque supone un ejemplo más de lugar ancestral, donde los cultos, en sus muy distintas formas, perduraron a lo largo de los siglos. Hablamos del
Amboto, antigua montaña sagrada vasca -vizcaína en su mayor parte, pero también alavesa- que ya trajimos al blog como una de las moradas que constituía de la
diosa Mari, uno de los personajes más importantes dentro de la mitología vasca. Desde este punto de vista no me ha resultado extraño encontrar la siguiente referencia que traemos de una obra de
Juan García Atienza, pues es bien sabido que muchos de estos antiguos lugares de culto, en siglos más cercanos, eran lugares calificados de brujas y en los que se decía se practicaban aquelarres, que no eran otra cosa, con las deformaciones o distintas aportaciones que los siglos fueron trayendo, que antiguos cultos que se seguían practicando en secreto o casi secreto, ante la sombra alargada de la religión católica imperante.
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El Amboto - Foto: pinterest.es |
Fuente: "La cara oculta de Felipe II." - Juan García Atienza
Por su parte, la brujería y la hechicería, que nunca dejaron de estar presentes entre las prácticas supersticiosas hispanas, experimentaron un auge súbito en los últimos tiempos de la Edad Media y los inicios de la moderna con los aquelarres de la sierra de Amboto y comenzaron a propagarse peligrosamente para la buena marcha de la fe popular a finales del siglo XV y todo el siglo XVI.
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