Hablamos del Dolmen del Estanco o Anta do Estanque, en portugués. Estamos en la freguesía de São Geraldo, concejo de Montemor-o-Novo, o más bien habría que decir en la aldea perteneciente a la freguesía de Nossa Senhora do Bispo, dentro del mencionado concejo -concelho en portugués- de Montemor-o-Novo.
En la imagen de Antonio podemos ver, claramente, como el megalito se encuentra en la esquina de una vivienda de esta población alentejana, apreciándose incluso la oquedad de lo que debió de ser parte de su galería o corredor.
En la actualidad se encuentra desocupado, como se puede ver, pero, a pesar de la peor calidad de la imagen que pusimos en su momento, recomendamos se vaya al archivo de esta página, tratando de localizar la ficha de 2013, en el buscador que hay en la parte superior izquierda del blog, pues en su momento, la parte más interior del dolmen, constituía una habitación de la casa en la que se encuentra, mientras que la exterior, que es la que se observa en la fotografía de la anterior publicación, era utilizada como lugar para guardar aperos agrícolas, leña y, además, como gallinero.
Foto: Antonio Martín Asperilla |
Nadie como los portugueses para entender la ancestralidad como algo cotidiano. En el Alentejo, el dolmen cobra sentido como algo con pleno significado hoy en dia. En el Alentejo, lo ancestral no es algo antiquísimo ajeno a nosotros, sino algo integrado en la vida cotidiana, algo que forma parte de nosotros, independientemente de que formara parte de nuestros ancestros. Para los alentejanos, los dólmenes son tan suyos como lo podían ser para sus antepasados, lo cual, en mi opinión, es digno de admiración.
ResponderEliminar¡Salud amigo! y gracias por acercarnos la cultura del oeste ibérico.
Qué buen análisis, Miguel, muchas gracias por transmitirnos tus conocimientos y, sobre todo, tus intuiciones y sentimientos. Nunca me había parado a verlo de tal manera en relación al mundo alentejano. Cierto, allí se ha sintetizado el mundo de los megalitos de tal forma, que ha llegado a nuestros días como algo cotidiano. Qué gran verdad la que has compartido.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, amigo.
¡Salud!.