Leyendo la obra de Juan García Atienza, "Los peregrinos del Camino de Santiago", hemos encontrado otro paralelismo que asimila a Los Gemelos o Dioscuros con las figuras de Jesucristo y Santiago Apóstol, pues bien conocido es, dentro de la heterodoxia, algo no aceptado por la oficialidad de la Iglesia Católica, la condición de hermanos del mesías de la nueva religión y el Apóstol que, según la leyenda cristiana, descansa en la tumba de la catedral de Santiago de Compostela. Debido al gran peso espiritual, mitológico y cultural del conocido como Camino de Santiago, que ya sabemos que era recorrido, como ruta ancestral, mucho antes de la existencia del propio cristianismo, buscando el fin de la Tierra, el Finis Terrae, para ver morir al Sol en el Océano que se creía infinito, hemos considerado de interés traer al blog este otro paralelismo que desconocíamos.
Evidentemente queda como materia aparte de esta ficha, pero no por ello se ha de dejar pasar, el citar la especulación o razonamiento, de bastante peso, en nuestra opinión, que circula desde hace bastante tiempo entre los investigadores, que nos dice que la tumba adorada no es la del Apóstol, sino la del declarado hereje, siendo posteriormente decapitado, Prisciliano, el cual fue perseguido por practicar un cristianismo mucho más en consonancia con sus raíces y con un claro trasfondo, además, precristiano en sus cultos, rituales y mitos, algo que no fue aceptado por la oficialidad de la Iglesia y que le ha otorgado el calificativo de último "druida" de la Península, entrecomillando, claro está, la palabra druida, pues se dice fue un grado sacerdotal que no existió entre los celtas peninsulares.
Constelación de Los Gemelos, con Cástor y Pólux a la izquierda - Foto: bitacoradegalileo.com |
Fuente: Los peregrinos del Camino de Santiago - Juan García Atienza.
Esta imagen totalizadora de la figura de Santiago, partiendo de su condición de hermano de Jesucristo, convertía al Apóstol en figura gemelar de éste y, tal como estudió en su día el profesor Américo Castro, asumiría un papel paralelo al que tuvieron los Dióscuros en el mundo clásico, cuyo mito concibió a uno como hijo de un dios y al otro como hijo de un mortal, subiendo Cástor a su muerte a los cielos y quedando Pólux entre los hombres para protegerlos de todos los peligros que pudieran acecharlos. La asunción de esta idea, por lo demás, llegó a ser tan fuerte que Compostela, como ciudad santa en la que se encontraba la tumba del Apóstol, estuvo muy cerca de convertirse en la segunda Roma, cuyos obispos se proclamaban sumos pontífices de una Iglesia paralela, en sigilosa pugna con la sede papal de la Ciudad Eterna, del mismo modo que los reyes de aquel territorio galaicoasturleonés llegaron hasta a proclamarse a sí mismos emperadores de un enteléquico imperio bajo los buenos auspicios del Apóstol Venerado.
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