Hace pocos días dedicamos una entrada al dios lusitano Salamati cuando hablamos del ara dedicada a dicha divinidad que se encuentra en los muros de una ermita de Ceclavín. Hoy hablamos de nuevo de él para hacernos eco de una interesante teoría, que hemos encontrado en un interesante blog, y que lo relaciona con el Monte Jálama de Sierra de Gata. Según esta hipótesis, el monte daría nombre al dios, aunque también podría darse el caso contrario y ser el dios quien hubiera bautizado a dicho monte. Sea una cosa u otra -o ninguna de las dos-, no sería extraño encontrarnos con una montaña divinizada, pues existen bastantes ejemplos de ello, de los cuales ya hemos dejado constancia por aquí de algunos de ellos. Esta hipótesis se plantea en relación al ara votiva dedicada a Salamati que apareció en Villamiel y que se halla custodiada en el vecino municipio de San Martín de Trevejo.
Por último, hay que mencionar como curiosidad que una de las teorías manejadas para la localización del Monte de Venus, aquél que usaba Viriato como campamento de invierno, afirma que bien pudiera ser el Monte Jálama, aunque de esto, nada se sabe.
Monte Jálama
La coincidencia en el nombre con el monte de la Sierra de Gata, vendría determinada por su raíz Ilirio Ligur “sal = agua” que unida al sufijo “ama = madre”, señalarían en la antigüedad este orónimo como lugar de fuentes (su traducción literal, agua madre, manantial), en ambos casos con una misma base, la abundancia de agua en dichas zonas.
La relación agua = vida, llevaría más tarde a la creación del teónimo Salamati, derivado del orónimo de dicho lugar, considerando la montaña como fuente de vida y dando lugar a la veneración por el pueblo celta de los vetones de este monte como un dios benefactor, según el ara votiva hallada en Villamiel y conservada en San Martín de Trevejo.
“Fuscus Deo O(ptimo) Salamati"
(Al Dios Sumamente Bueno, el Oscuro Salamati)
La inscripción del ara votiva, nos puede llevar a dos consideraciones, la de un dios oscuro en referencia al color de la mole granítica, cosa bastante incierta y poco asumible; ó fusco (oscuro) en clara referencia a su aspecto durante la época de lluvias, lo que identificaría a Salamati con una divinidad relacionada con las aguas y los fenómenos atmosféricos.
La expresión fusco, es utilizada aún por algunas personas cuando el cielo está casi negro y las nubes amenazan agua; fenómeno que ocurre con frecuencia en la cima de Jálama.
Sumamente bueno, para ellos seria una consideración a la magnanimidad de su dios por la concesión de la abundancia de agua, hecho fácilmente constatable por ser una zona muy lluviosa, equiparable a la sierra de Grazalema y que conlleva que sus fuentes proporcionen abundante caudal a los ríos.
(navasfrias-rebollar.blogspot.com)
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Argantonios, gracias por acercarme al monte Jálama, que tantas veces había oído nombrar en boca de mi abuelo.
ResponderEliminarDesconocía que fuese un teónimo prerromano: a mí me sonaba a árabe.
Por cierto, en el dialecto galaico-leonés-portugués de la zona se le denomina Xálima.
Saludos.
Gracias a ti por participar y sorprendernos con tu sabiduría. Muy curiosa la similitud que comentas. A mi, en un principio también me sonaba a árabe por su similitud con el hidrónimo Jarama, del que había oído alguna vez que el origen de su nombre era árabe, pero revisando la wikipedia me encuentro con una explicación muy parecida a la de esta entrada en relación al Monte Jálama:
ResponderEliminarLa raíz sar-, «fluir, discurrir», da nombre en diferentes lenguas indoeuropeas, como en el sánscrito sará- «líquido, fluido», sarít-, «arroyo», griego oros y latín serum, «líquido lechoso». Hidrónimos derivados de esa raíz, se encuentran en la fuente Sar (Santa María del Campo, Burgos); el arroyo Sarrión (Coaña, Asturias); arroyo de Sara (Rodeiro, Pontevedra), Sarria (Lugo); la fuente de Sora (Langás, Zaragoza); y con la alteración /S/ inicial de la árabe tenemos por ejemplo el río Jarama. También existe el río Sarno en el golfo de Nápoles y el más importante afluente del río Rin, el río Sarre en francés o río Saar en alemán.