Hoy nos hacemos eco del culto a uno de los dioses más conocidos de la Antigüedad: el dios Zeus. No es extraño que en la Península Ibérica se diera culto a este dios, pues hubo colonias griegas en las costas del Mediterráneo en las que, seguramente, se rendiría honores a dicha divinidad. A pesar de esto, son muy pocos los casos que se han podido documentar al respecto. En concreto, en relación a Zeus, propiamente dicho, sólo conocemos la manifestación que hoy traemos aquí, aunque hay que decir que si bien se han documentado cultos a Zeus-Serapis, en estos no se rinde pleitesía al dios de dioses del panteón heleno, sino más bien al dios greco-egipcio al que Ptolomeo I declaró dios protector de Alejandría, con el propósito de unir a griegos y egipcios.
El ara, aparecido en el domicilio de un tal Caio Iulio Silvano, está escrito en griego, usando el propio alfabeto heleno. En el mismo lugar donde se halló, se encuentra una reproducción del altar, cuyo original se encuentra en el propio museo de Segóbriga.
El control de la explotación minera dedicada a la extracción del lapis specularis en el territorio de Segóbriga propició la llegada de Caio Iulio Silvano a la ciudad. Silvano construyó su vivienda a principios del siglo III de nuestra era junto a las Termas Monumentales. A este funcionario imperial lo conocemos por el texto de una inscripción en lengua griega cincelado en un altar dedicado al dios Zeus, donde aparece como dedicante. Conocemos, hasta el momento, tres estancias de su lujosa vivienda. La estancia 1 tuvo un carácter religioso y estuvo dedicada al dios griego Zeus Megistos. En su interior se ha colocado, en su posición una copia de los elementos cultuales recuperados en la excavación.
(Texto del cartel explicativo del yacimiento)
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