Paseando por
Montejo de la Sierra, población de la
Sierra del Rincón, en el
Sistema Central, de la que hace poco mencionamos su "mayo", típico del mes que ya finalizó, nos encontramos con esta agradable sorpresa arquitectónica: un
horno suspendido. Dicho participio pasivo le viene por salir del muro de la casa a la que pertenece y estar suspendido sin apoyo en el suelo, únicamente sustentado por vigas de madera. Pero, aparte del maravilloso ejemplo de arquitectura rural popular con el que nos encontramos, lo que nos hizo reflexionar sobre el asunto y dedicarle una ficha en este blog, que no está dedicado a estos menesteres, fue leer el texto explicativo que acompañaba al horno y que aportamos más abajo. En él se dice que cumplía "
una importante función socializadora", pues en torno a él se reunía la familia, en los largos inviernos serranos, para conversar al calor del mismo. Esta característica, cuasi-divina (ahí tenemos la sacralización que se hacía del hogar en la
Antigüedad, como, por ejemplo, en la antigua sociedad romana con los
dioses Manes, divinización de los familiares ya fallecidos), de comunicación entre seres humanos en un mismo hogar, donde los mayores transmitían su rica sabiduría popular a sus descendientes, hoy en día ha sido suplantada por ese invento tan nefasto que es la televisión. Ahora son poderes ilegítimos externos los que invaden la privacidad del hogar, para hacer cada vez más pasivo -como meros receptores- a los seres humanos.
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Foto: Iberia Mágica - 16/05/2015 |
*Fuente: cartel explicativo
Algunas de las viviendas tradicionales serranas conservan caprichosos elementos como es el caso de este horno suspendido. Estas construcciones vernáculas mantenían una estructura similar en todo al ámbito serrano. En la planta inferior la cocina y, adosada a ella, un habitáculo para los animales. En ocasiones también se construía una pequeña bodega que a la vez hacía de fresquera. La planta superior albergaba las habitaciones y un espacio destinado al almacenamiento de grano.
El horno, se situaba en la cocina, junto a llar o llares, es decir, los fogones. Se empleaban principalmente para la elaboración del pan. No obstante, era una de las piezas clave de estas construcciones vernáculas, ya que constituía la única fuente de calor de los hogares, en un ámbito situado en plena Sierra del Rincón. Igualmente el horno cumplía una importante función socializadora, pues en torno a él se reunían las distintas generaciones familiares, mientras que realizaban tareas domésticas, comían, conversaban, etc.
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