Pues bien, en los alrededores de Canto Gordo aparece una figura antropomorfa, no se sabe si de factura humana o de creación natural al modo de pareidolia, descubierta por la autora de este estudio en los últimos años que bien pudiera formar parte del antiguo santuario.
Foto: Alicia Mª Canto |
Fuente: elpais.com - 31/05/2017
El conjunto, que fue retocado durante la Segunda República y en los años sesenta del siglo pasado para dotarlo de escaleras y pasamanos, tiene forma abarquillada, lo que hace referencia a la barca solar de los pueblos célticos. Además, la profesora halló en 2015 una figura antropomorfa (un rostro de larga cabellera movida por el viento) que lo une con las sibilas, personaje de la mitología grecorromana que eran capaces de adivinar el futuro.
El conjunto granítico se completa con otros dos altares, a menos de un kilómetro colina abajo. Todo ello permite decir a la arqueóloga que “estamos ante todo un santuario vetón”. “Cualquier geólogo podría argumentar que la sibila, o el augur, o como queramos llamarlo, es solo una forma caprichosa del granito. Pero debemos verlo con los ojos de los antiguos. Son señales que les venían de la mano de los dioses”, incide.
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