Río Arnoia - S. Lorenzo |
*Fuente: Hispania Incognita
El cristianismo llegó a las tierras del noroeste de España durante los últimos siglos de la romanización. El valle de Ambía, por donde se abre paso el río Arnoya, se encontraba en aquel momento poblado por diminutos castros celtas fortificados que se alzaban sobre sus mejores oteros. Los invasores romanos se habían establecido en Auriensis, la actual ciudad de Orense, cuya etimología rememora sus orígenes relacionados con la extracción de oro. Aquellas comunidades celtas permanecieron largo tiempo unidas y enfrentadas al invasor gracias al liderazgo de los druidas y sacerdotes de los importantes castros de Cerdeira y Armea. No duró mucho aquella situación: el pueblo celta cedió finalmente a la romanización, pero mantuvieron buena parte de sus costumbres, como el culto a las aguas y a las ninfas protectoras. Algunos de sus ritos, como las celebraciones solsticiales y maiales (del mes de mayo), se dedicaban precisamente a estos seres acuáticos, las ninfas protectoras del río.
En la actualidad, Xunqueira de Ambía rememora aquellas tradiciones escenificando durante el mes de julio algunas de las costumbres celtas, como la de horar a la ninfa protectora de las aguas del río Arnoya, conocida por el nombre de Tanitaco. A ella incluso se le dedican ofrendas y procesiones; la festividad se cierra con el ceremonial pagano del matrimonio celta que anuncia el poder fecudno de las aguas protegidas por Tanitaco. Los actos se complementan con el ritual del caldera (¿caldero de Lug?), donde inocentemente se prepara una queimada -bebida caliente que se elabora quemando aguardiente de orujo con limón y azúcar- y con una excursión lúdico-festiva al "lugar de poder" de Santa Mariña das Augas Santas.
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