En la merindad navarra de
Estella, se encuentra el municipio de
Sorlada, cuya población encuentra su origen en la antigua
Suruslata. Allí, bajo la advocación a un santo cristiano del siglo XI,
San Gregorio Ostiense, se esconde otro culto a una cabeza, el de la conocida como
La Santa Cabeza. Ésta, al igual que la de
San Guillén, de la que hablamos hace tres días, se encuentra en un relicario de plata y es exhibida, igualmente, en aras de la búsqueda de protección para los campos, en concreto para alejar las plagas. También es utilizada para bendecir el agua, pues en su parte superior tiene un orificio por el que se introduce el agua que, tras pasar por los restos óseos, es recogida por otro en su parte inferior.
San Gregorio Ostiense, conocido con dicho apelativo por haber sido obispo de Ostia, vivió, como dijimos, en el siglo XI, y, por tanto, lejos ya de los tiempos en los que se practicaban cultos precristianos, pero, como vemos, muchos de ellos han sobrevivido -y sobreviven- con el transcurso de los siglos, como esta reminiscencia del culto a las cabezas cortadas, en este caso como elemento mágico-protector.
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Relicario de San Gregorio Ostiense - Foto: es.paperblog.com |
Para finalizar, diremos que, según una fuente manejada, en concreto un artículo de
Javier Hermoso de Mendoza, un gran cronista de la
comarca de Estella, la cual visitamos hoy en el blog, la basílica que tiene dedicada este santo se encuentra sobre un cerro al sur de
Sorlada, en el que afirma pudo existir un antiguo templo romano, además de ser el posible asentamiento de la antigua
Suruslata: "
asentado sobre un probable templo romano vinculado a la población de Suruslata (nombre del que procede Sorlada), estaba situado -como hoy lo está la basílica- junto al pequeño desfiladero (el Congosto) que comunica el valle de la Berrueza con las tierras llanas de la Ribera.". De ser cierta la hipótesis del antiguo templo romano, estaríamos ante otro caso de sobreposición de cultos en un mismo enclave, generando la hipótesis, si se nos permite la licencia, de que, quizás, el romano pudiera haber sido construido, a su vez, sobre uno prerromano. Pero sobre esto último nada podemos acreditar, más allá de esta mera especulación.
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Sorlada abajo y al fondo, sobre el cerro, la basílica de San Gregorio Ostiense - Foto: estella.info
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