Mujer con un niño de la mano - Foto: lacerca.com |
Las pinturas fueron descubiertas para la ciencia por Juan Jiménez Llamas, quien trabajó con el más reputado estudioso de pinturas rupestres del momento, Henri Breuil, quién, tras carta de Federico de Motos, supo de ellas y también las estudió. Estas pinturas provocaron un gran interés por la gran cantidad de representaciones, así como por su variedad temática y estilística. Se dividen en cinco abrigos, siendo el Abrigo Grande el conjunto más importante.
Contemplar el arte de nuestros antepasados plasmado en un abrigo o en una cueva es uno de los actos más emocionates que se pueden sentir en esta vida. En ellas se plasmaban las inquietudes, los sentimientos y la trascendencia de estas gentes de la Prehistoria que sacralizaban, seguramente, en la mayoría de los casos estos espacios.
En el cerro del fondo, en lo alto, se puede apreciar el Abrigo Grande - Foto: turismo.lacerca.com |
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