miércoles, 4 de junio de 2014

La Necrópolis íbera de Los Cabañiles, Zucaina

Alrededor de un túmulo existente en la Necrópolis de Los Cabañiles, en Zucania, comarca del Alto Mijares, al norte de lo que fue la Edetania, se especula con la posibilidad de un posible matriarcado íbero, al estilo del que se ha comentado entre los pueblos norteños, principalmente el cántabro. Alrededor de los restos de una mujer se han ido posicionando el resto de individuos del clan familiar en este antiguo cementerio, ya sean otras mujeres u hombres. Esto podría ser un indicio de que la sociedad patriarcal, posiblemente, no existiera -o no estuviera apenas extendida- entre los íberos, hasta que éstos fueron romanizados. Quizás sea un poco aventurada esta manifestación, pues no hay muchos más ejemplos en este sentido, pero tampoco en el contrario. Dejando al margen regímenes de poder como el romano, claramente patriarcales, es posible que la vida de la mayor parte de sociedades del mundo antiguo, sobre todo las no tan jerarquizadas, fueran más igualitarias, no sólo en lo que se refiere al hombre y la mujer, sino de la sociedad en su conjunto, aunque siempre se quiere poner el hincapié en lo contrario. Éste es uno de los motivos por los que se dice que hemos de mirar a nuestros antepasados tratando de dejar al margen visiones propias de nuestra época.

Túmulo de Los Cabañiles - info.zucaina.net

*Fuente: elmundo.es

Cabe señalar que la necrópolis de Los Cabañiles en la localidad de Zucaina es una zona de enterramiento de sepulturas del tipo túmulo. Tiene como enterramiento principal y origen de ella, un túmulo donde se encuentran los restos cremados de una mujer.
Los principales resultados de la investigación arqueológica apuntan a que en torno a esta sepultura femenina se iban adosando otras donde se depositaban los restos tanto de hombres como de mujeres, conformando una unidad sepulcral diferenciada.
La información que han proporcionado estos enterramientos indica que era una mujer la que daba origen a una élite social y, al igual que mientras esta mujer vivía se consideraba la unificadora y el origen del grupo, así como la procreadora de sus diferentes miembros que lo componían, después de la muerte la mujer continuaba dando unidad a sus descendientes, y por tanto a la élite social, manteniéndolos unidos entorno a ella en la necrópolis por tanto en la vida 'del más allá'.
La necrópolis, a su vez, era un hito en el paisaje de la zona que daba a entender a quien por allí pasara que las personas enterradas y sus descendientes tenían derecho al control del territorio y de sus riquezas. Unas personas, tanto las vivas como las muertas, que descendían de un mismo origen, una mujer que había iniciado la élite social de ese territorio y las mantenía unidas tanto en la vida como después de la muerte.


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