Como curiosidad geográfica hay que decir que el Peñón de Salobreña tuvo carácter insular durante la existencia del templo o santuario protagonista de hoy.
Gabriel Romero, granadanatural.com |
*Fuente: La religión púnica en Iberia: lugares de culto, Eduardo Ferrer Albelda
Hay vestigios de una ocupación anterior -a la época tardopúnica y romana-, de época arcaica, ánforas y cerámicas grises, revueltos con materiales de épocas posteriores por la construcción de un edificio de culto de planta rectangular en el siglo II a.C, momento álgido del santuario hasta mediados del siglo I a.C. En este contexto cronológico las ofrendas depositadas se dividen en dos grandes grupos: pebeteros y terracotas figuradas, representaciones de la divinidad o de su culto institucionalizado, y las cerámicas, muchas de ellas clasificables dentro de la cerámica campaniense A y B, e imitaciones púnicas de éstas. Otras ofrendas estaban contenidas en ungüentarios, vasos caliciformes,kalathoi, lucernas y ánforas de tipología itálica, púnico-ebusitana y centromediterráneas , así como cerámica de "tipo Kuass". Del período que nos interesa hay suficientes restos como para suponer la función del promontorio como lugar de culto: cerámica ática de los siglos V y IV a.C., cerámica pintada y de cocina de fabricación local, etc.
Los excavadores proponen la dedicación de la isla santuario a una divinidad femenina de advocación marinera, quizás Tanit, que helenizada o latinizada aparecía como Phosphoros o como
luno. En este sentido, se ha identificado unánimemente Salobreña con la Selambina o Salambina de Plinio, Mela y Ptolomeo; y también se ha intentado justificar la punicidad de dicha ciudad a partir del análisis toponímico, haciendo evolucionar Selambina de la diosa Salambó, un teóforo que derivaría de Salam ba'al (imagen de Baal). No obstante, la etimología fenicio-púnica de este topónimo es juzgada por Sola Solé como "extremadamente discutible".
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