Ya estuvimos hace tiempo en la antigua ciudad de Palencia dando fe de esas antiguas deidades conocidas como Duillas cuyas inscripciones aparecieron en dos lápidas allí encontradas. Hoy volvemos para hablar de otro culto documentado en la que fue capital de los vacceos: el culto a la Luna. Muchos autores identifican este culto como la pervivencia de un supuesto matriarcado anterior al patriarcado. Poco a poco, o bruscamente, pues poco se sabe, las divinidades femeninas fueron perdiendo protagonismo frente a las masculinas y el culto al Sol, como culto supremo, posteriormente identificado con distintas divinidades en las distintas culturas, fue dejando en un segundo plano al culto lunar. Si para Johann Jakob Bachofen el culto a la Tierra constituía uno de los pilares básicos de ese matriarcado por él defendido, el otro lo era el culto a la Luna, ese mismo practicado, según Apiano, por los vacceos y del que nos transmitió esta curiosa anécdota histórica que hoy traemos.
La luna sobre Palencia
*Fuente: José María Blázquez, Imagen y mito: estudios sobre religiones mediterráneas e ibéricas.
Schulten descubre una prueba del culto a la luna entre los vacceos en una frase de Apiano: "Los palantinos, obedeciendo a la indicación de algún dios, se retiraron". El espisodio ocurrió en el año 136 a. C., cuando Emilio Lépido sitiaba Palantia, la ciudad más importante de los vacceos, de la que hubieron de retirarse los romanos por falta de víveres. Cuando los de Palantia supieron su fuga, los atacaron, y sólo por un eclipse de luna, que a los vacceos les pareció prohibición de su dios, la luna, logró salvarse Emilio Lépido.
Hechos semejantes al narrado por Apiano no son raros en el mundo antiguo. Baste citar dos casos: los espartanos no ayudaron a los atenienses en Maratón por no estar la luna en plenilunio, y los atenienses no se embarcaron en Sicilia a causa de un eclipse de luna.
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