Con nuestra visita de hoy queremos rendir honores a una de las poblaciones que aparece en todos los listados de ciudades vettonas, la antigua Turgalium. Esta ciudad quedó incluida, con la nueva división provincial augustiana, dentro de Lusitania y en ella se han documentado, en distintas aras romanas, tres nombres de dioses indígenas: Nabia, Netoni y Baraecus.
Nabia era una divinidad relacionada con el agua, aunque se la equiparaba con Diana. Netoni era una especie de dios guerrero, pues se le identificaba con Marte. Y Baraecus, que al igual que Nabia es una divinidad acuática, relacionado con las corrientes de agua, se entiende como otra forma del teónimo Reve.
No es de extrañar que en este enclave se haya documentado el culto a distintos dioses, pues el cerro granítico sobre el que se asienta Trujillo desprende -si se me permite una afirmación totalmente subjetiva- ese "aroma a sacralidad" que encierran tantos otros lugares que fueron santuarios en tiempos prerromanos; en este sentido hay que decir que dentro del término municipal de Trujillo se encuentran algunos grabados rupestres en forma de cazoletas en distintos parajes, lo que da muestra de que aquel espacio fue ocupado y sacralizado desde tiempos prehistóricos.
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