Hoy nos acercamos a la que algunos autores calificaron, y califican, como la capital de los vacceos, la antigua Pallantia. Ptolomeo la incluyó en su listado de ciudades vacceas, pero, tal y como nos dice José María Blázquez, Estrabón la nombra entre las arévacas. Dejando al margen dicha discusión, aunque, todo hay que decirlo, en la actualidad la mayor parte de los autores la consideran de fundación vaccea, nuestra entrada de hoy hace mención a esas divinidades que ya fueron citadas no hace mucho tiempo por aquí en relación al ara de Tejeda de Tiétar: las Duillas. De estas deidades (las citamos en plural, pues así las nombran algunos autores, aunque José María Blázquez habla de ellas como una sola deidad), que simbolizan el resurgir o reverdecer de la naturaleza, ha quedado su recuerdo en sendas lápidas halladas en Palencia.
Puentecillas. Puente de origen romano sobre el río Carrión a su paso por Palencia
En Palencia, ciudad arévaca según Estrabón (3, 4, 13), se han hallado dos lápidas consagradas a Duillae, que dicen: Annius / Atreus / Caerri / Africani / f(ilius) Duillis /u(otum) s(oluit) l(ibens) m(erito). — Cl(audius) Lattu/rus Duil/lis u(otum) s(oluit)l(ibens) / m(erito) / ex ui(su). Duillae, son, sin duda, una diosa de la naturaleza, de carácter protector de la vegetación, si se observan las palabras celtas, como el irlandés duille, duillen, follaje; -dula, hoja; indoeuropeo dhal, dhel, reverdecer, brotar; n. bretón pempdeylen, cinco hojas, etc.
("La religión de los celtíberos", José María Blázquez)
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