En la comarca de las Tierras Altas de Soria encontramos una festividad que se repite en distintos puntos, como es el paso de gente descalza por brasas en la víspera de San Juan; una celebración que ha llamado la atención de numerosos estudiosos y que, parece ser, hunde sus raíces en tiempos muy antiguos. No es quizás el momento más apropiado para hablar de esta festividad, ahora que se acerca el otro solsticio, el de invierno, pero ahí dejamos constancia de una tradición más que ha sobrevivido al transcurso de siglos y milenios y que es testigo de ese pasado donde el ser humano se encontraba, por motivos obvios, más en conexión con la naturaleza. Como dato anecdótico de la festividad de El Paso del Fuego de San Pedro Manrique diremos que hasta no hace mucho era costumbre bajar la madera de roble de Sarnago, localidad que se encuentra en la falda de aquel que dicen fue monte sagrado para los antiguos celtíberos y ya nombrado en esta página hace unos meses.
San Pedro Manrique
El culto al fuego, relacionado con el sol, como elemento de purificación, tenía un lugar destacado en el solsticio de verano “se realizaban fiestas de purificación con danzas, carreras, luchas y sacrificios fuera de la ciudad”. Sin duda alguna, “residuos de estos ancestrales ritos son el paso del fuego en San Pedro Manrique en la noche de San Juan, y los numerosos festejos en torno al fuego que en estas fechas siguen reproduciéndose en esta zona y en general en la Península Ibérica”. El sol y la luna y sus ciclos respectivos eran en el mundo celta y celtibérico altamente sugerentes de muerte y resurrección, e incluso la idea de que la noche daba a luz el día; por eso pensaban que los muertos volvían a la vida y, en sentido general, eran fuente de fecundidad.
(Alfredo Jimeno Martínez, "Celtíberos y cultura tradicional en el entorno de Numancia")
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