Hoy nos acercamos a un punto concreto de la Vía de la Plata, a un un lugar cuyos antiguos baños termales de época romana siguen en uso en la actualidad y de los que toma el nombre la localidad de Baños de Montemayor, en el Valle del Ambroz. En estos antiguos baños se han verificado dieciséis testimonios de culto a Las Ninfas, dieciséis inscripciones dedicadas a estas divinidades asociadas al culto de las aguas (aunque también existen las epigeas o ninfas terrestres), de las que las Náyades eran las consagradas al agua dulce, como es el supuesto que nos ocupa. No se aprecia, como ocurre en otros casos, un indigenismo de origen en el culto a estas aguas termales, al menos deducible a través de los teónimos, pero no se descarta dicha posibilidad.
La Vía de la Plata a su paso por Baños de Montemayor. Las losas apreciables ocultan el verdadero firme de época romana
Baños de Montemayor conserva el mayor conjunto de epigrafía votiva en contexto termal dedicada a las Ninfas de la zona que estudiamos. Lo constituyen dos grupos definidos por dos grados en el estudio que en hoy en día es posible realizar del material. Nueve son epígrafes que existen en la actualidad, ocho expuestos en el propio balneario (junto a dos aras dedicadas a Salus) y uno en el Museo Arqueológico Nacional. Siete están perdidos y resultan mucho más difíciles de estudiar al margen de hipotéticas conjeturas puntuales.
El conjunto de Baños de Montemayor incluye tres tipos de denominación de las Ninfas. Se dedican a las Ninfas Caparenses (con un adjetivo tópico que se refiere a la ciudad más cercana, vertebradora de la comarca, Capera) siete aras; una a las Ninfas de la fuente (Nimphis fontanae) y ocho a las Ninfas sin ulterior epíteto o caracterización. Las variedades ortográficas del teónimo son también notables y se las nombra Nymphis, Nimphis, Ninphis, Nympis o Nimpis.
(Francisco Diez de Velasco)
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