Hoy nos acercamos a un pintoresco pueblo que ya llamó la atención de antiguos pobladores, fabricantes de hachas de sílex, puntas de flecha y vasos campaniformes. En él encontramos una leyenda recogida por el escritor Juan Amades, en la que de nuevo aparece la figura de una reina mora como protagonista. Aparte de hacernos eco de un ejemplo más de este tipo, nuestra intención es sobre todo traer a este lugar un municipio de soberbio entorno, en la bella comarca del Priorato, donde también se encontraron enterramientos neolíticos en la Coll de Esplugues y cerámicas iberas en el Coll de la Creu.
Entre sus escasas calles reina el silencio y en lo más alto del enclave rocoso se localiza los restos del castillo musulmán, que fue centro del último reino de taifa reconquistado en Cataluña en 1153 tras el asedio de Bertran de Castellet, dando lugar a la “leyenda de la Reina Mora”.Abd-al-Azia, la supuesta reina mora de la leyenda, era la esposa del walí de Siurana. Mientras se perfumaba, fue sorprendida por los cristianos, con la espalda y los brazos desnudos. Cuando la vieron los cristianos, se sorprendieron por su gran belleza y le prometieron la vida si se convertía al cristianismo.La princesa tomó su caballo, lo montó y lo condujo hacia el precipicio; el caballo reculaba relinchando con fuerza delante del abismo.Viendo la resistencia del caballo le asestó un golpe en el vientre y empezó a correr, pero de repente, justo delante del abismo se paró con suma brusquedad, dejando en la roca marcada la herradura de una de sus patas.Abd-al-Azia clavó su espada en el suelo y el caballo, muy asustado, saltó y se perdió absorbido por el precipicio.
(trapatroles.wordpress.com)
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