Volvemos a los alrededores del Monasterio de El Escorial, pues ya nos hicimos eco de la conocida como Silla de Felipe II, que según estudio de Alicia María Canto, no fue tal silla, sino más bien un altar rupestre de la etnia celta de los vettones, pueblo que lindaba por esta zona con los carpetanos. Seguramente, su condición de santuario prerromano no fue la causa de que el famoso monarca no hiciera uso de esta roca mil quinientos años más tarde, sino porque la visibilidad del monasterio desde este lugar, tan a lo lejos y con una perspectiva tan rasante, nos da a entender que Felipe II no se acercaba hasta el conocido como Canto Gordo, de la finca de la Herrería, para contemplar la evolución de la magna obra que ordenó construir. Además no existe documento alguno que lo atestigüe, ni ninguna inscripción. Cosa que no ocurre con el canto protagonista de hoy, el Canto de Castrejón, que tiene una inscripción regia de la época de Felipe II dedicada a su hijo, el que luego reinó como Felipe III, una segunda de 1803 de Carlos IV y, por último, una tercera de 1853 o 1855 de Isabel II. El investigador que ha estudiado estas inscripciones -Jesús Jiménez Guijarro- aparte de sostener que quizás fuera este canto el verdadero lugar elegido por Felipe II para contemplar el monasterio y su entorno, y no Canto Gordo -actual Silla de Felipe II- fue, también, un auténtico santuario vettón. Además, no sólo afirma esto, sino que también explica que Canto Gordo no fue ningún santuario vettón, contradiciendo a Alicia M. Canto, sino, más bien, un conjunto de rocas talladas en el S. XIX para crear el mito de la Silla de Felipe II, afirmando que carecen de canales de desagüe, como se observa en otros santuarios rupestres, incluido el propio Canto de Castejón, y que no es lógico que hubiera otro santuario tan cercano a este último.
Nosotros no somos expertos y, por lo tanto, no podemos entrar científicamente en esta discusión, pero sí, como aficionados, podemos dar nuestra opinión. Pienso que, si bien la conocida como Silla de Felipe II ha sido acondicionada en el último siglo y, por tanto, no la contemplamos en su estado original, sí tiene toda la pinta de haber constituido un auténtico santuario prerromano, y además, más que un simple santuario, todo un complejo de rocas labradas en el mismo paraje y una piedra caballera, de las que tanto solían abundar en estos antiguos templos naturales, que también se halla en este lugar. Una foto de finales de Siglo XIX muestra el distinto estado de la roca con anterioridad a su acondicionamiento actual, pero en la misma se puede apreciar que esas rocas ya se encontraban talladas al modo de los santuarios rupestres. Además, según se puede leer de la propia doctora Alicia María Canto, lo de la cercanía no es una prueba contundente para rechazar a cualquiera de los dos como santuario. Dicho así, nosotros nos quedamos con la opinión de que tanto Canto de Castejón, como la Silla de Felipe II -Canto Gordo- son dos santuarios rupestres prerromanos.
Para el arqueólogo Jiménez Guijarro este conjunto se trata de una peña sacra, es decir un altar rupestre protohistórico dotado de escalas de acceso. No relaciona la existencia de los epígrafes regios con esta función de la roca, si bien indica que la peculiaridad de la misma puede haber condicionado la posterior ejecución de los epígrafes regios.
Mantiene el arqueólogo que la silla de Felipe II, considerada por algunos autores como un altar vetón, no es tal, ya que la existencia de dos altares tan próximos es arqueológicamente inverosímil.
La orientación de canto Castrejón, hacia poniente, es más idónea que la de Canto Gordo (silla de Felipe II). La situación menos recóndita, nos recuerda que estos altares eran para actos públicos, lo que contrasta con la situación casi inaccesible de la Silla de Felipe II. Esta roca carece de cazoletas y canales de desagüe, cosa que no ocurre con el canto Castrejón.
Sobre la Silla de Felipe II no hay ninguna mención documental hasta la recopilación cartográfica de Francisco Coello (1849). Jiménez Guijarro mantiene que no es más que una recreación arqueológica del sigo XIX.
Pero no es el cometido de este artículo crear una disputa entre piedras, el cometido es, tal vez, reseñar este canto Castrejón, dar fe de su importancia histórica y criticar que no podamos acceder a él para contemplarlo.
(elecodelasierra.com)
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Muy interesante la entrada,
ResponderEliminarHace algún tiempo estuvimos allí; por si le interesa a alguien:
http://busquemoselmisterio.blogspot.com/2009/12/altares-celtiberos-la-silla-de-felipe.html
Es decir, que la silla de Felipe II ni fue silla ni fue altar vettón, sino un fraude arqueológico.
ResponderEliminarLo que no me cuadra es el motivo de que el lugar es inaccesible, porque tenía entendido que los vettones precisamente buscaban emplazamientos poco accesibles. Es más, si se trata un lugar sagrado poco importa la accesibilidad; lo importante es comunicarse bien con los dioses.
Buen post Argantonios!!!!
Muchas gracias, CorpusHermeticum, por el link de vuestra página. Vuestras líneas son mucho más descriptivas sobre este lugar, pues junto a vuestro buen criterio se suma el que habéis estado en el propio lugar, así que un lujo poder leer las impresiones de una persona que sí visitó el Canto en cuestión. En mi caso yo no había oído hablar de este Canto hasta hace pocos días (que, por cierto ¿es Castejón o Castrejón, pues tuve conocimiento de él a través de celtiberia.net y ahí aparece como Castejón, por eso lo puse así) y aún no lo he visitado, cosa que sí he hecho varias veces con la conocida como silla de Felipe II.
ResponderEliminarEspero visitarlo en breve y tomaré nota de tus consejos con respecto al ganado bravío jaja.
Un lujo haber descubierto tu página. Tu nick sí me sonaba porque te había visto inscrito a esta página. Un placer charlar contigo y gracias, de nuevo, por compartir tu artículo.
Papandreu, lo de que no fue altar vettón, lo que hoy en día se conoce como Silla de Felipe II, lo dice Jesús Jiménez Guijarro, porque otros autores como la mencionada Alicia M. Canto no opinan lo mismo, sino todo lo contrario. Además, muy bueno tu razonamiento sobre que lo inaccesible no puede ser una causa para rechazar que aquello pudo ser un santuario, porque más bien se buscaba lo contrario. Un lugar de dioses es un lugar difícil para los humanos, aunque éste también se pueda usar para reuniones o celebraciones civiles y no religiosas. Sobre este detalle creo que también hablaba Alicia M. Canto.
Un saludo a ti también, Papandreu, y muchas gracias por participar
Argantonios,
ResponderEliminarUn placer seguir vuestro post.
Si me permitís los comentarios, me he recorrido la zona de El Escorial y me da la sensación de que de haber habido un altar -y con casi toda seguridad lo es- es el de Canto Castrejón, ahora bien, se ha modificado a lo largo del tiempo creemos que como mirador de caza. Eso si, hay infinidad de cazoletas y ollas y la alineación -aunque no determinante- es a poniente. Además es asombroso como diferentes reyes han dejado constancia de su visita al lugar -¿Tendrá algo especial?
El otro -el de toda la vida- mas bien parece un lugar para apostarse para la caza, -porque para mirar las obras del escorial no sirve- pero no hemos encontrado restos como ollas o cazoletas ógmicas, si presentes en otros como por ejemplo el de Castro Ulaca y otros.
De haber alguna silla de Felipe II, estuvo en la carretera que va al puerto del Malagón. ¡¡ Ahi si que se ve bien el monasterio !!
Es mi humilde opinión.
Argantonios, gracias por seguirnos.
www.CaminandoPorIberia.com
Tu humilde y valiosa opinión amigo, así que muchas gracias de nuevo por hablarnos sobre este Canto y darnos tus impresiones. A mi lo que me llamó la atención de Canto Gordo es, no sólo la roca de la silla, que se nota que está totalmente retocada recientemente, vamos, hace poco más de un siglo, pero no sé, vi otras rocas en los alrededores con formas también de altares por lo que, ayudado con las palabras de Alicia M. Canto, pensé que pudo ser un santuario bastante complejo con la llanura donde está el merendero en medio, como lugar de reunión. No me di cuenta de la carencia de cazoletas ni nada por el estilo, que sí constituyen una prueba contundente, así que con tus palabras me haces replantearme la cuestión y ya estoy deseando pasarme de nuevo a ver Canto Gordo e intentar dar con Canto Castrejón, por suerte, no vivo demasiado lejos.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo
Una nueva perspectiva de Canto Castrejón. La fotografía nocturna de La noche de los Tiempos.
ResponderEliminarwww.LaNocheDeLosTiempos.es/galeria/ccastrejon.html
Hola a todos: Antes de nada, disculpadme porque soy nuevo en el tema y he "caído" casi por casualidad siguiendo el hilo a un artículo de Alicia M. Canto relativo a la silla de Felipe II.
ResponderEliminarAunque no nací en El Escorial lo considero mi cuna y uno de los mejores recuerdos que tengo de mis años mozos allí(y tengo 57 años)son los innumerables días que íbamos a jugar al "escondite" al bosque de La Herrería, que como consecuencia conocemos casi al centímetro.
Pues bien, una de las cosas que más nos llamaba la atención era una inmensa roca que hay antes de llegar a Canto Gordo (silla de Felipe II) totalmente llena de lo que denomináis cazoletas y ollas, dentro de las cuales nos metíamos para simular que conducíamos automóviles.
Cuando queráis organizamos una excursión y lo vemos.
Hola amigo, de disculpas nada, al contrario, muchas gracias por lo que nos cuentas. Yo soy un simple aficionado a todo esto, pero a mi el "tufo" que me da Canto Gordo y todo lo que lo rodea es de que fue un auténtico santuario vetón, cosa que no está reñida, en mi opinión, con que también lo sea el Canto de Castrejón, que también está claro que lo fue por la morfología, aunque estén bastante cerca uno de otro.
ResponderEliminarEstaría muy bien organizar una quedada y que los que conocéis aquello bien nos enseñaráis aquella roca y cualquier otro lugar interesante que se nos pudiera escapar a los que no hemos tenido la suerte de patear aquello tanto.
Después de mi último comentario en esta entrada visité de nuevo -creo que en abril o mayo- Canto Gordo y justo en una roca que hay en mitad de la explanada, muy cerca del bar-kiosko, me pareció ver unas cazoletas, aunque claro, al estar en una zona tan transitada y tan cercana a dicho bar te entran las dudas en cuanto a si son verdaderamente cazoletas de la Antigüedad o la Prehistoria o simplemente es algo actual. Aunque la verdad no les encontré ningún sentido práctico si fueran actuales.
Un saludo y muchas gracias de nuevo por tu participación.
Muchas gracias a ti también, CorpusHermeticum, por las fotos del Canto de Castrejón, son espectaculares. Esas y las del resto de yacimientos. No sé si serán tuyas, pero por si acaso, te felicito por ellas.
ResponderEliminarUn saludo
Como pasa el tiempo s despues del 2010 nada de nada el tema ha caido.
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