Hoy nos acercamos al río Côa -el llamado Cuda por los romanos- que hacía frontera entre lusitanos y vettones. Pero nuestra visita atañe a unos testimonios rupestres muy anteriores a que ambas etnias merodearan por aquellos pagos. Este conjunto de arte rupestre comprende miles de grabados de distintos animales que, según cuentan, se remotan a hace entre 24000 y 12000 años. Este conjunto, como no podía ser de otra forma, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad en 1998.
Los grabados paleolíticos del Valle del Côa se distribuyen por 24 nucleos diferentes a lo largo de las márgenes de los 17 km finales del curso del río Côa y en los valles afluentes del Duero junto a la hoz del Côa. Los grabados se inscribieron en superficies rocosas verticales formadas por la fractura de la pizarra típica de la región. La gran importancia de los grabados del valle del Côa reside en el hecho de que, hasta su descubrimiento, se pensaba que el arte rupestre paleolítico se circunscribía al interior de las grutas. El arte preservado en el Valle del Côa trajo consigo una nueva visión acerca del arte paleolitíco. Probablemente este tipo de arte era tanto o más comun que el de las grutas, pero por motivos de conservacion no llego hasta nosotros.
(dolmenes.blogspot.com)
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