Hoy nos acercamos a unas tierras cuya capital dio nombre a todo un pueblo: los astures. Nos referimos a la antigua Asturica Augusta, la actual Astorga, que por mucho que en casi todos los lugares quede reflejada como fundación romana cuando éstos situaron en ella su base para la Legio X Gemina durante las Guerras Cántabras, fue sin embargo la ciudad astur más importante que luego los romanos rebautizarían con el añadido de Augusta en honor al primer emperador romano.Pues bien, esta ciudad, la actual Astorga, como ha quedado dicho, es la capital de la comarca conocida como La Maragatería, que a su vez toma el nombre de un pueblo maldito más, de esos de los que por aquí ya han ido apareciendo.
Astorga con el monte Teleno de fondo
Los maragatos ocupan las tierras montañesas y los llanos que se extienden entre Astorga y Ponferrada y constituyen uno de esos aislados núcleos de población que eventualmente surgen por la península y que, sin razones convincentes ni causas claras, han sido mantenidos -o se han mantenido a sí mismos- apartados de la vida comunitaria de la comarca donde viven. Hasta ahora, a pesar de los esfuerzos y de las investigaciones que se han realizado, sigue constituyendo un misterio el origen de este pueblo. Si nos detuviéramos a citar las teorías que se han alegado a lo largo del tiempo, tendríamos para todos los gustos, pero ninguna nos daría una razón irrebatible que nos aclarase el misterio de quiénes son y de dónde proceden.
Típico vestuario maragato en una postal de 1916
Hay, sin embargo, algo que me gustaría exponer y que afecta igualmente a otras comunidades marginadas del territorio peninsular: el hecho de que todos estos pueblos "malditos" tienen unas características comunes, a pesar de que muchas veces su lugar geográfico no permite pensar que hayan mantenido contactos, al menos en épocas históricas cronológicamente localizables. Todos tienen fama de ser retoños de alguna gente castigada en algún pasaje de los Libros Sagrados. Todos parecen haber guardado relación en épocas antiguas con la industria -también a menudo maldita- del hierro. Todos se encuentran en o a poca distancia de las rutas iniciáticas del camino jacobeo. Todos cuentan en su haber remoto popular la fama de haber sido constructores.La maldición bíblica, la construcción, los secretos del hierro y la inmediatez de las rutas de peregrinación, junto a tradiciones que les asocian con la ganadería y, sobre todo, con la leche -para mí, en este caso, la leche es un elemento más simbólico que real, aunque posteriormente, en ciertos casos, se haya llegado a racionalizar-, convierten a estos pueblos -agotes, vaqueiros, pasiegos y maragatos- en últimos retoños de núcleos de civilización remota, mal conocida y sistemáticamente no reconocida por la historiografía académica.
(Juan G. Atienza)
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Muy interesante, hace años hice la ruta de la Maragatería y sentí algo muy especial, misterioso...
ResponderEliminarGracias.