…por la misma carretera de la costa pasaremos por la aldea de Torre, desde la que sube un camino que lleva a un caserío al que llaman Beloso.
Las toponimias del Morrazo no son algo que debamos pasar por alto, porque nos indican, a pesar de todas las modificaciones semánticas sufridas a lo largo del tiempo, la persistencia de una serie de elementos rituales, mistéricos y religiosos que no han perdido totalmente su identidad. Este caserío de Beloso, como la aldea de Beluso, que está un poco más allá de Bueu, contienen la reminiscencia del viejo dios céltico Belenos, que se adjudicó en la mitología atlántica los atributos del dios Lug de los ligures.
Playa de Tulla, Beluso
Su nombre, más o menos transformado, surge por muchos otros lugares de la Península. Pero aquí, en el Morrazo, no es el único topónimo digno de recordarse. Encontraremos también la aldea de Donón –la representación femenina Danán, que daría nombre incluso a la santa Ana de los Evangelios- y la de Aldán, que, junto a la ensenada del mismo nombre, dulcifica a su modo el nombre de aquel Adán-primer-hombre de los Libros Sagrados. Y el mismo lugar de Hío, al que vamos a llegar inmediatamente, tiene una resonancia isíaca –de Isis o Io- que no podemos pasar por alto, sobre todo si tenemos en cuenta las implicaciones mistéricas que están representadas en su crucero.
(Juan G. Atienza)
Monte Facho, castro y santuario, de Donón.
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