Hasta ahora, siempre se habló de la Cueva de Boquique como una cueva -o más bien habría que llamarle abrigo- habitacional, pero existen algunas hipótesis que nos hablan de la Cueva de Boquique, como un antiguo santuario rupestre, pues son distintas las pistas que han llevado a creer en ello, como distintas insculturas y grabados, entre ellos un serpentiforme y numerosas cazoletas, además de otras muchas pruebas, tras y como contó Félix Barroso Gutiérrez en un artículo de 2016, del que extraemos las siguientes líneas.
Entrada a la Cueva de Boquique - Foto: Wikipedia |
Fuente: Félix Barroso Gutiérrez - 13/11/2016 - planvex.es
Cada vez vamos teniendo más claro que ese refugio rocoso no fue casa-habitación, sino un espacio sagrado destinado a rituales funerarios. Así también lo cree Enrique Cerrillo, el que publicara en EDAR (Arqueología y Patrimonio) aquel trabajo de “Reflejos del Neolítico Ibérico, la cerámica Boquique: caracteres, cronología y contexto”. Neolítico tardío en los estratos más antiguos (Nivel IIb) de las excavaciones que emprendería Almagro Gorbea en la década de los 70 del pasado siglo junto a la entrada actual y en otro área limítrofe a la pared del covacho: fragmentos cerámicos que nada o muy poco tenían que ver con la cerámica doméstica propia de las cabañas de aquella época. El poblado estaba en otra parte. Puede que hayamos dado con él, a tenor de las muchas molinetas barquiformes concentradas en un punto concreto de la dehesa, a no más de media docena de tiros de honda de la cueva.
Aquellos hombres del Neolítico (rastros hay también de otros períodos prehistóricos, que se alargan hasta el Bronce Final) dejaron muchas huellas aún por descubrir en el riscoso espacio adehesado de Valcorchero. Nosotros encontramos algunas a primeros del presente mes de noviembre: molinos naviformes o de vaivén, alisadores pétreos, molederas, insculturas en rocas plutónicas, cazoletas y algún grabado serpentiforme, morteros laboreados en la peña, fosos y trincheras, una pieza pétrea acorazonada y otras piedras laboreadas, dos yunques de granito fino fragmentados y un nuevo covacho con una pinta extraordinaria.
Serpentiforme en roca próxima a la cueva - Foto: Félix Barroso Gutiérrez |
Gracias por la ficha, amigo.
ResponderEliminarSolo estuve allí una vez, de niño.
Un abrazo Argantonios.
Me alegro haberte hecho retrotraer a uno de los momentos más bonitos de la vida, como es la infancia. Para mí, Extremadura, me trae también recuerdos de infancia, pues es donde iba, con mis padres de niño, hasta que fallecieron mis abuelos maternos, que son los que aún seguían viviendo alli. Luego ya, de mayor, con mi pareja son unos cuantos los viajes que hemos hecho a distintas comarcas extremeñas, pero mis recuerdos más entrañables relacionados con Extremadura siempre me llevan a la infancia.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.