En la Península Ibérica hay distintas manifestaciones que podrían ir, por citar a algunos ejemplos, desde los que se encuentran en la cerámica numantina, a los que han llegado hasta nuestros días en algunos bordados de Lagartera.
Casualidades de la vida, la pasada semana nos acercamos, muy cerca de nuestro domicilio, tanto que podríamos ir casi que andando -alguna vez lo hice-, a la Villa romana de Carranque, la conocida como Villa romana de Materno Cinegio, lugar del que hablamos en el blog hace años. Como digo, nos acercamos a contemplar unas recreaciones sobre la vida romana y entre representación y representación, se podía, a su vez, visitar el yacimiento, con lo que pudimos disfrutar, de nuevo, de la contemplación de sus bellos mosaicos en la casa-palacio que dicen perteneció a un tal Materno Cinegio, de donde toma el nombre la villa actualmente, y quien, según se cree, fue pariente del emperador Teodosio el Grande, en el siglo IV d. C., aunque esto no es asumido por todos los investigadores (no en cuanto con al parentesco con el emperador, sino con respecto a su vinculación con la villa romana de Carranque).
Uno de estos mosaicos, el más emblemático, que dicen es una representación del dios Océano, se halla sobre lo que fue una fuente, y muy cerca de la figura del dios, pude observar dos esvásticas, que si atendemos al texto que aportamos más abajo, pudieran estar indicando o simbolizando el tránsito hacia un lugar sagrado. Y es por esto que digo "casualidades de la vida", pues esa misma noche pude escuchar, en un programa radiofónico, la intervención del antropólogo José Luis Cardero, de quien transcribimos las siguientes líneas en las habla sobre las esvásticas, afirmando que éstas se podían encontrar en mosaicos romanos, indicando el paso hacia una piscina lustral, con lo que se dio una curiosa coincidencia entre este dato y lo que habíamos contemplado, precisamente, esa misma mañana, en lo que era igualmente, según parece, un lugar acuático sagrado.
Foto: Iberia Mágica - 13/05/2018 |
Fuente: José Luis Cardero, Espacio en Blanco - 13/05/2018
Los signos más antiguos en forma de esvásticas, que yo llamo esvastiformes, por ser muy parecidos, aparecen en el Neolítico, incluso más atrás, en algunos casos. Aparecen en muchísimas culturas y algunos dicen que son signos solares. Yo creo que sí pueden ser signos solares, pero hay que estos signos hay que contemplarlos siempre en un sistema de creencia. Un signo de una cruz, pintada sin más en una pared, no significa nada; sin embargo si tú esa cruz la dibujas en un ambiente cristiano, en un ambiente eclesiástico, tiene un significado perfectamente claro, pues con la esvástica pasa exactamente lo mismo. La esvástica puede significar movimientos giratorios, que pueden ser del Universo, del Sol o de las estrellas. El propio carro de la Osa Mayor gira formando una esvástica en el ciedolo. Pueden, efectivamente, formar signos solares, formar signos de tourbillon, de vendavales, de cosas que giran alrededor, con unos vientos muy fuertes; todo eso, efectivamente, se puede simbolizar mediante la esvástica.
Sin embargo, yo de la experiencia y de lo que he podido observar, creo que la esvástica es un signo que nos avisa fundamentalmente de que está muy próximo un cambio de conciencia, de que está próxima una frontera, entre dos mundos, ya sea el mundo de la vida y el mundo de la muerte o sea un cambio de conciencia o un cambio de dimensión. Es decir, hay esvásticas que aparecen, por ejemplo, en los grandes mosaicos romanos, en los suelos, indicando un paso, por ejemplo, hacia una piscina lustral, en donde se hacían una serie de invocaciones y donde se imponían una serie de secretos. Hay esvásticas, por ejemplo, en el Partenón, donde se está, descubriendo a día de hoy, también en el famoso Templo de Atenea y en otros lugares sagrados, que te están indicando el tránsito del lugar profano, hacia el lugar sagrado o de la vida, hacia la muerte.
En la propia Citânia de Briteiros existen tres círculos: uno con una esvástica girando a la izquierda, otro con una esvástica girando a la derecha y otro vacío. Los que estaban allí dentro, pintaron esas esvásticas, es decir, que no cabe duda que esos signos están relacionados con los cambios de conciencia y es un signo antiquísimo. Schliemann lo encontró en Hisarlik por centenares y le impresionaron tanto que en su propia casa de Atenas, lo que hoy es el Museo Numismático de Atenas, hay esvásticas por todas partes: en los suelos, en los techos, en los zócalos, incluso aproximándose al famoso retrato de Atenea, que era muy querido por él, existían esvásticas.
Dios Océano, en la parte superior, y las dos esvásticas, señaladas con un círculo rojo, en la parte inferior - Foto: Iberia Mágica - 13/05/2018 |
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