En el norte de
Portugal, junto a la desembocadura del río
Miño se encuentra el concelho de
Caminha, en el
Distrito de Viana do Castelo. En una de sus parroquias -o freguesías-,
Lanhelas, se encuentan unos bellos
petroglifos, no lejos del
Monte de Santa Tecla -
Santa Trega en gallego-, encontrándose este último en la otra orilla, en el margen derecho del
Miño. Es más, en primavera y otoño, desde
Santa Tecla se puede ver el
Sol salir por el
Monte Goios, en
Lanhelas, y desde
Lanhelas -o el
Monte Goios- ponerse por
Santa Tecla, por lo que, desde este punto de vista, quién sabe si habría una conexión astronómica -o solar- entre uno y otro monte para sus antiguos moradores, pues petroglifos hay en uno y otro, o quizás sea simple casualidad, aunque esa circunstancia solar se da en esas fechas. Ahí queda abierta la hipótesis. Lo que está claro es que nos encontramos ante dos montes que eran sagrados para los moradores del valle bajo del
Miño desde tiempos prehistóricos.
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Foto: Ángel de Prado |
Apenas he encontrado información sobre los
Petroglifos de Lanhelas, pero puedo decir que representan figuras tan magníficas como el ciervo que aparece en la imagen. Existen más, siendo interpretadas algunas más que como ciervos, como caballos, por algún autor. En relación a los ciervos, ya se sabe que el cuerno, en muchas culturas, simboliza la abundancia, y en concreto su figura ha sido divinizada por algunas mitologías, como la céltica, a través, en este último caso, del
Dios Cernunnos.
Aunque no sea un ciervo, la identificación entre el cuerno y la abundancia -la
cornucopia- también se da en el mito griego de la cabra
Amaltea que crió a
Zeus. Cuando el dios jugaba con uno de sus rayos rompió, sin intención, uno de sus cuernos, con lo que para compensarla otorgó poder a su cuerno y a partir de ese momento a quien lo poseyera se le concedería abundancia y aquello que deseara.
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