Estuvimos hace tiempo en Villafranca de los Caballeros, población de la Mancha Alta de Toledo, visitando las cazoletas del Paraje de Cazuelas. Hoy nos toca hablar de la Necrópolis de Palomar de Pintado, de época carpetana, que se localiza en el término municipal mencionado, muy cerca del límite con Herencia, al sur. No lejos se ubica el poblado, aún no excavado, en una secuencia que va del Bronce Final a época romana.
Salvo las tumbas circulares, la mayor parte del resto, ya sean rectangulares o cuadradas, presentan una orientación Este-Oeste. El ritual seguido en esta necrópolis es el de la cremación, como corresponde a este periodo y como se hacía en el resto de yacimientos de este contexto histórico.
El enterramiento predominante es el individual, aunque existen algunas evidencias de enterramientos múltiples. Se hallaron restos de cerámica como urnas funerarias o vasos de ofrenda y objetos metálicos como armas -cuchillos y alguna falcata y espadas cortas-, piezas de guerrero y elementos de adorno y de cuidado personal como pinzas de depilar, anillos, botones, cuentas de collar, colgantes, una fálera y lo que parece una parrilla, ya hablamos en su momento de ciertas parrillas rituales.
Los restos de fauna documentados en el interior de los vasos de ofrendas, han sido identificados en su mayoría con ovicápridos, conejos y aves. La cronología de esta necrópolis se divide en cuatro fases que van del siglo VI al III a. C.
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