Hoy traemos una noticia, de hace escasos días, que puede suponer un importante hito en el estudio del pasado humano, entendiendo como tal a una especie ajena a la nuestra, pero que convivió con nosotros durante seguramente unos cuantos miles de años para desaparecer después. En concreto nos estamos refiriendo a cuatro dientes "de leche" de una niña neandertal que fue enterrada, hace más de 40.000 años, deliberadamente por individuos del grupo al que pertenecía y es precisamente aquí dónde radica su singularidad, pues según el arqueólogo Enrique Baquedano, todo indica que pudo celebrarse algún tipo de rito en ese acto. Pero dejemos que sea él quien nos cuente las conclusiones a las que han llegado sobre Lozoya, nombre con el que han bautizado a la niña neandertal, pues el yacimiento de Calvero de la Higuera de Pinilla del Valle, donde se ha realizado el hallazgo, se encuentra en pleno valle del Lozoya, no lejos de su nacimiento y en pleno corazón de la Sierra de Guadarrama.
Yacimiento de Calvero de la Higuera al fondo, Pinilla del Valle
“Creemos que aquí se preparó el suelo e incluso se celebró algún tipo de rito”, explicó ayer el arqueólogo Enrique Baquedano, codirector del yacimiento. De confirmarse los indicios sería, dijo, la primera sepultura neandertal de la Península Ibérica.
La niña, apodada Lozoya, vivió con su familia a orillas del río madrileño del mismo nombre, en unos abrigos naturales frente a los que hoy se alza Pinilla del Valle, un pueblo de 196 Homo sapiens. En el Pleistoceno Medio no había por aquí ni rastro de esta especie y eran otros los que ocupaban la cima de la pirámide. “Los neandertales y los leones de las cavernas eran los reyes”, resumió ayer Juan Luis Arsuaga, codirector de Atapuerca y que supervisa las excavaciones junto a Baquedano y el geólogo Alfredo Pérez-González. Lozoya es el tercer neandertal que aparece en los yacimientos de Pinilla, donde hubo una intensa ocupación de estos humanos hace entre 250.000 y 40.000 años, según Baquedano.
[...]Los restos de la niña aparecieron bajo una capa de piedras redondas. “Lo más prudente es pensar que fue para proteger el cadáver de las fieras”, señala Baquedano, quien no descarta que además fuese un acto simbólico que demuestre que los neandertales, los humanos más cercanos al sapiens, ya tenían una “creencia en la vida de ultratumba”.
(Nuño Domínguez, Diario Público, 13/09/2011)
Recreación de Lozoya, la niña neandertal
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