Nos acercamos al fin del presente año. El menos prolífico desde que empezó, hace más de diez años, la andadura de este blog, por hechos ajenos a nuestra propia voluntad. Esperamos que el nuevo nos permita estar más activos. Adentrándonos en el tema tema de hoy, precisamente traemos una representación que se daba en la fecha de fin de año en bastantes pueblos de la actual Cantabria. Hoy hablamos de
La Viejanera de
Sopenilla, pueblo del municipio de
San Felices de Buelna. No hay error en la transcripción del nombre del festejo, pues, pese al parecido en el nombre, no estamos hablando del famoso festejo de la
Vijanera, de
Silió, del que ya hemos hablado en este blog en más de una ocasión, sino de
La Viejanera, pues una vieja es el personaje tenebroso que anunciaba un ser, al que había que entregar un nabo, si no querían los niños que acudiera la Vieja tenebrosa -
La Viejanera-. Así lo contó, recientemente, una señora de ochenta y ocho años de edad a los integrantes del programa radiofónico
Cantabria Oculta, del que hemos extraído más información en otras ocasiones. Aparecía un señor, con un amplio sombrero de paja y un pañuelo que le cubría el rostro, portando un caldero, el cual removía y golpeaba con lo que
Pilar, que así se llama la señora, decía ser un palo. Éste anunciaba la llegada de la
Viejanera, si no se le entregaba un nabo. Vemos una vez más a este tubérculo, como símbolo, a buen seguro, de fertilidad, recordándonos, en cierto modo, aunque en un contexto diferente, pues no se arrojaba, al
Jarramplas de
Piornal, en la comarca extremeña de
La Vera. Estamos en el periodo en el que comienzan las mascaradas invernales, que tanto abundan por nuestras tierras ibéricas y que, en muchos casos, se han perdido, como en el presente caso que nos ocupa en relación a este pueblo de la
comarca del Besaya.
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Sopenilla |
Fuente: Pilar (informante) - Cantabria Oculta - 29/12/2019
-Se celebraba- el último día del año. La llamábamos la Viejanera y venía por la noche. Había un señor, un vecino, que era muy chistoso y después de cenar llamaba a la puerta y entraba disfrazado con un sombrero y un palo, y había que darle nabo para comer, porque si no comía nabo, y no éramos buenos los niños, venía La Viejanera.
-¿Cómo vestía?
Yo le vi el sombrero, el 'pañuelón', el caldero y el palo para remover lo que hubiera en el caldero. El sombrero era como de paja, de los que se llevaban al campo.
Iba por algunas casas del pueblo. Llamaba a la puerta y entraba, si estaba la puerta abierta, e iba como removiendo lo que simulaba ser sangre, haciendo el ruido -característico-.
Lástima ver cómo se van perdiendo esas tradiciones seculares. En cualquier caso, mientras se recuerde no habrá muerto del todo. Por tanto, gracias por rescatarla del olvido y haber hecho que la conozcamos.
ResponderEliminarQue tengáis un buen y feliz año.
Gracias por tus palabras, Miguel, pero en realidad se las tenemos que dar al equipo de Cantabria Oculta, que son los que han ido entrevistando a estos informantes tan mayores, que son los últimos herederos o personas que conectaron con esas tradiciones ancestrales. Qué lástima da saber, como bien dices, por mucho de que se recojan en audios, artículos, libros y demás soportes, que todo ese acervo quedó atrás, a pesar de que se haya dejado constancia de ello. Es lo que ha traído el mundo contemporáneo, tanto para lo bueno, como para lo malo, en mi opinión más de esto último, que de lo primero.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus felicitaciones, amigo, y lo mismo te digo, que tengas un muy buen y feliz año y que sigamos muchos años hablando sobre estos temas que tanto nos gustan.
Un fuerte abrazo.