jueves, 29 de noviembre de 2018

Las Luminarias de San Andrés, Castillo de Bayuela

No podíamos dejar de hablar, tampoco, de Las Luminarias de San Andrés de Castillo de Bayuela, población de la comarca de Sierra de San Vicente, el lugar que dicen fue refugio de Viriato, en su luchas contra Roma -aunque ya sabemos que existen distintas hipótesis de ubicación del mítico Monte de Venus, siendo la de Sierra de San Vicente la que más peso tiene- y que visitamos el pasado año para hablar de su estela antropomorfa. Esta noche, en la víspera de la fecha del mártir, ya se encendieron las hogueras en las plazas y calles de este bonito pueblo serrano, tratando de dar fuerza a ese Sol que va perdiendo fuerza, para dejar paso a uno nuevo que nace tras el Solsticio, con el fuego como elemento protagonista y purificador. Pero dejemos que el magnífico blog antropológico, Objetivo Tradición, nos cuente.

Foto: Objetivo Tradición

Fuente: objetivotradicion.blogspot.com

Siempre que encontramos este elemento en una celebración, contamos con un trasfondo muy importante que se manifiesta a través de los diferentes sentidos que toma, dependiendo de la tradición en que se enmarca. Por norma general aparece como elemento sagrado, de purificación, y es que el fuego desde las primeras civilizaciones se consideró elemento destructor y a su vez creador de vida, “hacedor” de lo nuevo. Destructor en el sentido de acabar con lo viejo para dar paso a lo nuevo; las tierras se quemaban para generar una tierra más fecunda de cara a posteriores cosechas. También para acabar con los malos augurios, con los malos espíritus y dar lugar a una atmósfera purificada. Así con la llegada del cristianismo el fuego ha ocupado un lugar muy importante en las celebraciones litúrgicas -el fuego pascual, la venida del Espíritu Santo en Pentecostés en forma de lenguas de fuego, el protagonismo del fuego en la fiesta de la Candelaria…-. El fuego como elemento creador de vida se ha relacionado desde el origen de los tiempos con el Sol, el astro que genera vida, que madura las cosechas, que marca los tiempos del hombre… Vemos aquí como el Sol adquiere un carácter divino, de supremacía. Así, encontramos sentido a muchas de las fiestas que celebramos, que se enmarcan dentro de los solsticios de invierno y de verano, y en las que el fuego es el principal protagonista. En el solsticio de invierno las luminarias que se encienden por Navidad y pocos días después en la celebración de los “santos frioleros” o “santos viejos”, la Candelaria y San Blas, Santa Águeda… En el solsticio de verano la gran fiesta del fuego con motivo de la celebración de San Juan Bautista. San Andrés Apóstol es titular de la parroquia de Castillo de Bayuela, y por ende, patrón de la villa desde hace siglos. A él dedican su fiesta patronal en los días que cierra el mes de noviembre. La tradición manda que los vecinos de Bayuela, en especial los niños, salgan días antes de la fiesta al monte a recoger haces de tomillo que después arderán en las  luminarias que se encienden repartidas por diversas partes del pueblo. Ya la noche de la víspera, el 29 de noviembre, tiene lugar el ritual de mayor intensidad de esta fiesta: el encendido de las luminarias y la “quema de las barbas del santo”. Los vecinos se agrupan en torno a los montones de haces de tomillo que componen la luminaria, esperando el toque de campanas de las ocho que anuncia el encendido de las hogueras. Es en ese momento cuando se prende fuego al tomillo y cuando empieza el ritual que los bayoleros denominan “quemar las barbas al santo”. No es algo casual, es un acto íntimamente relacionado con el carácter sagrado del fuego, un ritual purificador que previene de la llegada de malos augurios hasta este pueblo y que son ahuyentados en esta mágica noche otoñal.
[...] Es típico en Castillo de Bayuela asar castañas esa noche en la lumbre, así como todo tipo de carnes que los vecinos comparten en armonía hasta altas horas. Durante toda la noche, “los quintos”, toman también especial protagonismo. Aunque el servicio militar ya no existe, hay muchos pueblos como este que aún conservan esa figura tan presente en sus fiestas y en sus “ritos de paso”. Los quintos de Bayuela van acompañados de un macho cabrío, al que en este pueblo se denomina “cabro”, y que pasean por todas y cada una de las luminarias. Esta es otra parte importante de la fiesta, con el valor añadido de haber sabido mantener la presencia de los quintos que en otras épocas tuvieron gran relevancia.


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