domingo, 31 de diciembre de 2017

Culto a Júpiter bajo la Catedral de Santiago, Santiago de Compostela

Seguimos en "la meca" jacobea obteniendo valiosa información de la obra mencionada en la anterior entrada: La España Extraña. En este libro se dice que en unas excavaciones realizadas en los años 40 del siglo pasado, entre otros restos, se encontró una inscripción dedicada al dios supremo del panteón romano, es decir, a Júpiter. Lo más curioso es que ésta se encontraba en el mismo sarcófago en el que se dice que aparecieron los restos del Apóstol. Evidentemente esto nos pone sobre la pista de que ese lugar ya era objeto de culto con anterioridad, e, incluso, diríamos que anteriormete a los romanos, seguramente a otras divinidades. El propio camino de Santiago, incluido principalmente su meta -a pesar de lo cual se dice que éste no terminaba aquí, sino en Finisterre, como ya hemos apuntado en otras ocasiones- está lleno de elementos y símbolos que nos retrotraen a momentos mucho más pretéritos a la propia leyenda jacobea.
El arca que se puede ver en la actualidad, evidentemente, creemos que no se trata del mismo. Este último es un arca de plata, con iconografía cristiana, y que, como se puede observar más abajo, aparece representada en el escudo de la población de Santiago de Compostela.

Actual arca de plata con los restos, según afirma la oficialidad, del Apóstol Santiago - Foto: santiagoturismo.com

Fuente: La España Extraña - Javier Sierra y Jesús Callejo

Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo bajo la basílica en la década de 1940 demostraron la existencia de un rico subsuelo con restos funerarios y religiosos romanos, paleocristianos y suevos. Entre otros datos, estos restos apuntaban a un culto pagano a Júpiter, el dios del trueno, reflejado incluso en una inscripción del arca marmórea que contenía el supuesto cuerpo del Apóstol. Como esta inscripción pagana podría generar algunas especulaciones, el hábil consejero de Felipe II, Ambrosio de Morales, en uno de sus viajes a Galicia, recomendó al clero compostelano borrarla definitivamente. E hicieron bien, pues de lo contrario algún estudioso espabiladillo vería la curiosa semejanza entre esta inscripción y el hecho de que el amado discípulo de Cristo recibiera en Galicia el sospechoso sobrenombre de "Hijo del Trueno". Una prueba más de la cristianización de un viejo culto pagano.


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