Traemos una atractiva creación del primer Milenio a. C., un timiaterio -incensario o quemador de incienso- que reposa en el Museu d'Arqueologia de Catalunya. Éste fue hallado en lo que fue la colonia griega -focea- más importante de la Península Ibérica: Emporion (Ampurias), yacimiento que se encuentra en el municipio de L'Escala, en el Alto Ampurdán. Se dice representa a la diosa Deméter -"la diosa Madre"-, aunque pudiera ser también la representación de su hija Core, la Perséfone romana. Estamos ante una de las divinidades más importantes de la cultura clásica grecorromana -Ceres en la mitología romana-, que junto a su hija (Core-Perséfone), protagonizan los misterios eleusinos que traemos a continuación, aprovechando la ficha que estamos dedicando a este objeto y su representación de "la diosa madre", que, al modo de la diosa fenicia Astarté o la egipcia Isis, divinizan a la Madre Tierra, que desde el Neolítico, y a buen seguro desde antes, divinizaron numerosas culturas desde los distintos lugares del globo terráqueo. Con el cristianismo, distintas vírgenes sustituyeron a estas divinidades en el culto a la Madre Tierra. Un ejemplo sería la Virgen del Castellar, de Villarrubia de Santiago, la cual, como ya dijimos en junio en esta página, lleva una granada en la mano, al igual aparece Deméter en muchas de sus representaciones, aunque no en nuestro timiaterio, fruto que le dio de comer el dios Hades a su hija para secuestrarla en el averno, con toda la simbología que esto encierra, simbología que en cierto modo recuerda a la manzana bíblica. Dicha estancia en el averno trae el largo invierno, para posteriormente, tras el reencuentro de madre y de hija, volver a renacer la vida y verdear los campos que más tarde darán las cosechas. No obstante la diosa Deméter -o Ceres- es la diosa de la agricultura, entre otras atribuciones.
*Fuente: Wikipedia
Los misterios estaban basados en un mito protagonizado por Deméter. Su hija, Perséfone, fue secuestrada por Hades, el dios de la muerte y el inframundo. Deméter era la diosa de la vida, la agricultura y la fertilidad. Descuidó sus deberes mientras buscaba a su hija, por lo que la Tierra se heló y la gente pasó hambre: el primer invierno. Durante este tiempo Deméter enseñó los secretos de la agricultura a Triptólemo. Finalmente Deméter se reunió con su hija y la tierra volvió a la vida: la primera primavera. Desafortunadamente, Perséfone no podía permanecer indefinidamente en la tierra de los vivos, pues había comido unas pocas semillas de una granada que Hades le había dado, y aquellos que prueban la comida de los muertos ya no pueden regresar. Se llegó a un acuerdo por el que Perséfone permanecería con Hades durante un tercio del año (el invierno, puesto que los griegos sólo tenían tres estaciones, omitiendo el otoño) y con su madre los restantes ocho meses.
Los misterios eleusinos celebraban el regreso de Perséfone, pues éste era también el regreso de las plantas y la vida a la tierra. Perséfone había comido semillas (símbolos de la vida) mientras estuvo en el inframundo (el subsuelo, como las semillas en invierno) y su renacimiento es, por tanto, un símbolo del renacimiento de toda la vida vegetal durante la primavera y, por extensión, de toda la vida sobre la tierra.
En el Himno homérico a Deméter, Céleo era uno de los sacerdotes originales de la diosa, una de las primeras personas en aprender los ritos y misterios secretos de su culto. Diocles, Eumolpo, Triptólemo y Políxeno fueron los otros sacerdotes originales. Céleo era un rey cuyo hijo, Triptólemo, aprendió el arte de la agricultura de Deméter y lo enseñó al resto de Grecia.
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Se puede ver una pieza gemela en el Museo Arqueológico de Santa Pola.
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