viernes, 25 de julio de 2014

Santa Ana y su verdadero origen ancestral, Martilandrán-Nuñomoral

Volvemos a uno de nuestros rincones predilectos de la geografía ibérica, a Las Hurdes, y lo hacemos, además, a Martilandrán, población en la que disfrutamos, el pasado mes de marzo, del Carnaval Jurdano de 2014, del cual ya dimos cuenta en este pequeño rincón de la red.
Mañana es Santa Ana y, muchos pueblos, incluido Martilandrán, de ahí que nos acerquemos de nuevo -Santa Ana es su patrona-, celebrarán en su honor su día. Gracias al gran antropólogo hurdanófilo -de los de verdad y no de los que van de "salvadores" de "rincones perdidos"- Félix Barroso Gutiérrez, he sabido de las celebraciones que hoy mismo, día de Santiago, comienzan en esta alquería hurdana perteneciente al concejo de Nuñomoral y que continuarán durante el resto del fin de semana. Los tamborileros, los pasacalles -Pasacálli del aguardienti-, las charangas, la "magra chicha" y la "polienta", o vino del año, harán, de nuevo, acto de aparición alegrando las calles, además de la protagonista de la fiesta, la patrona, a la que se rendirá honores con una misa y una procesión que la llevará hasta El Cottolengo de La Fragosa.
Ella, Santa Ana, la madre de María y, por tanto, abuela de Jesús, es nuestra protagonista, pues escarbando un poco en el verdadero origen de esta festividad, hemos recordado unas palabras de Antonio Martín Asperilla recogidas en su Guía Mágica La Mesa de Ocaña, en las que desentraña lo que podría ser el verdadero origen de este personaje cristiano del que nada se habla en los evangelios canónicos -aunque sí en los apócrifos- y sin embargo es tan venerada en tantos lugares. Este autor la califica como "La Madre de la Madre" y no precisamente porque sea la madre de la Virgen María, sino porque podría ser la cristianización del culto a La Madre Tierra, tan venerada en tiempos antiguos, y a la que se fue dando distintos nombres en las distintas religiones y mitologías que fueron sucediendo a estos cultos. Y, ¿qué mejor sitio para celebrar el culto la Madre Tierra y de la Naturaleza que en un valle de tan soberbio paisaje como el del río Malvellido en el que nos encontramos?. Yo añadiría, además, que este festejo estaría igualmente en conexión con las celebraciones de mitad de paso de las estaciones; ya se sabe que los solsticios y los equinoccios, momentos en los que comienzan las cuatro estaciones, suelen estar rodeados de numerosas celebraciones, pero también lo están los períodos intermedios entre equinoccios y solsticios y solsticios y equinoccios, como en el que nos encontramos más o menos. El calendario está, por este motivo, a finales de julio y principios de agosto, lleno de celebraciones heredadas, por estos lares, de esas antiguas celebraciones a la cosecha o, por ejemplo, en el ámbito céltico, tan extendido por la Pensínsula Ibérica, al dios Lug: el Lugnasad.
Pero volviendo a Santa Ana, dejemos que sea Antonio Martín Asperilla quien nos cuente.

Procesión de Santa Ana camino del Cottolengo - Foto: Benjamín Domínguez Iglesias

*Fuente: Guía Mágica La Mesa de Ocaña, Antonio Martín Asperilla

[...] Según vimos en el capítulo dedicado a las vírgenes negras, María la Virgen sustituyó en su persona el culto a las Grandes Madres Primigenias, es decir, a aquellas diosas de la antigüedad a las que rendían culto los pueblos de las primeras civilizaciones por las razones anteriormente dichas. El caso de Santa Ana es parecido; en la Antigüedad ya existían diosas paganas con el nombre de Ana; por ejemplo, el pueblo sumerio adoraba a la diosa Anna en su templo Eanna, 'Casa del Cielo', los caldeos llamaban Ana al espíritu que regía el cielo, en la India Annapurna puede traducirse como "Diosa de las Cosechas"", para los celtas Danna era la diosa de la fertilidad, de la abundancia, era la diosa protectora del pueblo. Así pues estamos ante otro enmascaramiento cristiano de una madre (diosa pagana) que existió antes que la madre nuestra oficial (la Virgen María), es decir, Santa Ana sustituye (y es en sí misma) a la-madre-de-la-madre, y con ello adquiere igualmente todas sus cualidades y gracias. El proceso de absorción de las deidades por el santoral cristiano ya se ha explicado: "si no puedes con tu enemigo, únete a él". Al estar muy arraigado el culto en la antigüedad a la Madre Ana -esto es, diosa de todos, esto es, madre tierra y, por consiguiente, diosa de la fertilidad- y al no poder combatirla, la Iglesia Católica optó por asimilarla en sus cultos.


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