viernes, 21 de enero de 2011

Cueva de Peña Escrita, Fuencaliente

Hoy volvemos a encontrarnos con un lugar cuya toponimia, como ocurre con Piedra Escrita de Cenicientos o Pedra Escrita de Serrazes, nos delata alguna manifestación humana sobre las mismas de tiempos más o menos lejanos, en este caso del Calcolítico. Seguramente el nombre que se le dio, sea reciente, a raíz del descubrimiento de las pinturas rupestres en 1783, pero no siempre es así y en muchas ocasiones la denominación de un lugar sirve como pista para realizar algún descubrimiento de este tipo. Las pinturas rupestres de esta cueva no son las únicas que se pueden encontrar dentro del municipio de Fuencaliente; existen otras cuevas o abrigos rupestres con pinturas, de entre las que destacan también las de La Batanera. El lugar además tuvo que ser bastante frecuentado por gentes de muy distintos siglos y milenios pues constituye un paso para cruzar Sierra Morena y así, desde tiempos de los romanos como poco, por aquí pasaba uno de los caminos que unía Toledo con Córdoba -o viceversa-, hasta que el ingeniero Lemaur abrió el paso de Despeñaperros en el siglo XVIII y todas estas vías para cruzar esta sierra fueron cayendo poco a poco en el abandono.
En una de las grutas de Fuencaliente se construyó una ermita -la de San Isidro-, en una curiosa simbiosis que seguramente nos indica que aquel lugar ya pudo ser venerado mucho antes de la construcción de la misma. No obstante, en Fuencaliente quedan restos de festejos de clara naturaleza pagana como el de la Candelaria, el 1 de febrero, donde en la víspera se encienden hogueras -"lumbres"- para alentar al Sol en su "recorrido" hacia la primavera que poco a poco ya se acerca; así, esta fecha se encuentra a mitad de camino del solsticio de invierno al equinoccio de primavera. Como dato curioso, dentro del culto al Sol de los pueblos antiguos, y volviendo a nuestra protagonista de hoy, la Cueva de Peña Escrita, existen representaciones solares en la misma, por lo que, salvando las distancias, podríamos hacer un paralelismo entre aquellos antiguos cucones -curioso gentilicio de Fuencaliente- y los actuales, pues no obstante la mayoría de nuestras festividades se siguen rigiendo por los ciclos de la naturaleza y el cambio de las estaciones, aunque apenas ya reparemos en ello.
Hasta pronto.

Peña Escrita y La Batanera fueron descubiertas en 1783 por el cura párroco de Montoro, López de Cárdenas, mientras realizaba una recogida de minerales y otras antigüedades para el Conde de Floridablanca. A él se deben las primeras copias de pinturas rupestres esquemáticas conocidas en la Península y probablemente en el mundo.
La antigüedad de las mismas no se reconoce hasta el descubrimiento de Cogull (Lérida) en 1907. Entre 1924 y 1933, el investigador francés H. Breuil les dará el reconocimiento definitivo al publicar varios trabajos en los que lleva a cabo una exhaustiva recopilación y descripción de los yacimientos de toda España.

La Cueva de Peña Escrita está situada a unos cuatro kilómetros de la localidad de Fuencaliente, en el paraje conocido como Sierra de Hornilleros. Contiene un importante conjunto de pinturas rupestres que fueron declaradas, junto a las de La Batanera, zona Arqueológica en 1924, Bien de Interés Cultural por la Ley de Patrimonio Histórico Español y la Ley de Patrimonio de Castilla La Mancha y Monumento histórico artístico nacional.
Es uno de los conjuntos de pinturas rupestres de tipo esquemático más grandes y mejor conservados.
Las pinturas están hechas a partir de arcilla rica en óxido de hierro y componentes orgánicos de tipo proteico, utilizados como aglutinante.
El tema más representado son las figuras humanas (antropomorfo), muy estilizadas, (miden entre 20 y 30 cm.) que, generalmente, aparecen formando parejas de hombre-mujer, unas veces representadas en cabeza y tocado de plumas y cuernos, y otras acéfalas; en escenas de danza ritual y de caza, persiguiendo toros y cabras, con los contornos definidos en tinta oscura y el interior de colores planos, principalmente ocres y rojos. Junto a ellas se disponen motivos de animales (zoomorfos), representaciones solares (soliformes), estructuras (tectiformes) y otros que se asemejan a motivos vegetales (ramiformes).
(turismocastillalamancha.com)
















Ermita de San Isidro, Fuencaliente

jueves, 20 de enero de 2011

El Ídolo de Rodicol

En un cerro conocido como El Cotorriello, sobre el río Omañón, apareció el Ídolo de Rodicol. En el entorno no se halló ningún vestigio arqueológico con el que se pudiera identificar esta estela, sólo existe una ermita cercana -Nuestra Señora de la Seita- y una leyenda que dice que la Virgen impidió que la ermita se construyera en lo alto del cerro donde apareció, con posterioridad a la misma, el Ídolo de Rodicol. Su destino, durante un tiempo, fue formar parte de la cerca de la finca donde se halló hasta que la maestra del pueblo -Conchita Farto- en 1964 lo recogió y guardó hasta que se hizo cargo la Diputación de León.
Pero dejemos que sea Martín Almagro Basch quien nos cuente.
















La interpretación de todos estos signos simbólicos es evidente, a nuestro modo de ver, antropomórfica. Los hoyos circulares representan "los ojos", símbolo de la gran diosa madre de la fecundidad, que todo lo puede, todo lo hace y, por ello, todo lo ve, y en todo se hace presente. Es la diosa llamada en algunas ocasiones "Diosa de los Ojos". El signo elíptico partido o signo "phi" es muy corriente entre los signos antropomórficos de nuestro arte rupestre de la Edad del Bronce antiguo y aun de época posterior. La supuesta representación de una figura antropomórfica que vemos a la derecha cuando miramos al ídolo nos ofrecería un tocado sacerdotal que cubriría su cabeza y que se indicaría con los signos grabados a la derecha del signo elíptico partido que indicaría la cara de esta figura. El cuadrado enrejado sería su cuerpo cubierto con túnica u otros ropajes sacros. [...] Esta singular pieza inédita de nuestro arte prehistórico de la Edad del Bronce, con su marcado carácter simbólico, viene a enriquecer lo poco que sabemos de aquella época y abre posibilidades de interpretación que no creemos sean nunca demasiado seguras, pero que sí permiten ver el horizonte de sensibilidad estética y de preocupaciones religiosas en las que se desenvolvían entonces las creencias de los españoles de aquella época.
(Martín Almagro Basch, 1969)
















Cerro El Cotorriello; lugar en el que se dio el hallazgo de El Ídolo de Rodicol

miércoles, 19 de enero de 2011

Nabia, Netoni y Baraecus en Trujillo

Con nuestra visita de hoy queremos rendir honores a una de las poblaciones que aparece en todos los listados de ciudades vettonas, la antigua Turgalium. Esta ciudad quedó incluida, con la nueva división provincial augustiana, dentro de Lusitania y en ella se han documentado, en distintas aras romanas, tres nombres de dioses indígenas: Nabia, Netoni y Baraecus.

















Nabia era una divinidad relacionada con el agua, aunque se la equiparaba con Diana. Netoni era una especie de dios guerrero, pues se le identificaba con Marte. Y Baraecus, que al igual que Nabia es una divinidad acuática, relacionado con las corrientes de agua, se entiende como otra forma del teónimo Reve.
No es de extrañar que en este enclave se haya documentado el culto a distintos dioses, pues el cerro granítico sobre el que se asienta Trujillo desprende -si se me permite una afirmación totalmente subjetiva- ese "aroma a sacralidad" que encierran tantos otros lugares que fueron santuarios en tiempos prerromanos; en este sentido hay que decir que dentro del término municipal de Trujillo se encuentran algunos grabados rupestres en forma de cazoletas en distintos parajes, lo que da muestra de que aquel espacio fue ocupado y sacralizado desde tiempos prehistóricos.

martes, 18 de enero de 2011

La Cueva de la Pileta, Benaoján

Dentro del Parque Natural Sierra de Grazalema y del municipio de Benaoján se encuentra la Cueva de la Pileta, un lugar que fue habitado en distintos momentos y que además fue santuario desde el Paleolítico Superior hasta los tiempos del Neolítico. De este último periodo destacan enterramientos, restos de cerámicas y, sobre todo, pinturas rupestres esquemáticas, constituyendo -según se dice en la fuente que traemos- el testimonio más importante de este arte, dentro de este periodo, en todo Europa. Pero destacan sobremanera las manifestaciones rupestres del Paleolítico que se remontan, incluso, a los 30.000 años atrás. Son representaciones naturalistas, sobre todo de animales, donde destaca una figura en forma de pez -figura poco común en el arte rupestre paleolítico- conocido como el Gran Pez, pues su extensión es de 1,5 m y que se cree representa a una platija, por la forma y porque aparecen sus dos ojos en el lado derecho del pez, rasgo característico de muchas especies de esta familia.
El significado de estas representaciones, como ocurre con las manifestaciones de nuestros lejanos antepasados, es un enigma; aunque la interpretación más extendida es la que nos dice que constituyen una vinculación mágica con los animales representados que son, además, los que suponen el sustento del grupo humano que los que creó, lo cual, en este caso, nos daría la información de que sus creadores practicarían el arte de la pesca.
















Vista de la Sierra de Grazalema desde la Cueva de la Pileta

Durante el Paleolítico Superior, entre el 30.000 y el 10.000 antes del presente, la cueva se convierte además de en un lugar de hábitat, en punto de reunión y santuario de numerosos grupos de cazadores-recolectores procedentes de la Bahía de Algeciras y Banda Atlántica de la actual provincia de Cádiz, lugares donde pasaban el invierno dedicándose al marisqueo, la pesca y a la caza de grandes mamíferos. Las manifestaciones rupestres muestran diversos animales representativos de la fauna de la zona como; cabras, toros, caballos, cérvidos, lobos, felinos, rinocerontes, y peces, amén de antropomorfos, manos y signos abstractos como las tortugas pintadas en amarillo y negro.
Con la llegada del Neolítico, en la cavidad se registran numerosos restos de cerámicas y de necrópolis, amén de útiles de piedra pulimentada y sílex, huesos trabajados, adornos de piedras etc. Las pinturas dejan de ser naturalistas y se convierten en esquemáticas, especialmente las figuras humanas y animales así como los signos abstractos. La calidad, y el número de de representaciones hace de esta cueva sea el santuario postpaleolítico más importante de Europa.

(prehistour.org)

lunes, 17 de enero de 2011

Santuario en el nacedero del río Ciraunza, Araia

Justo donde la Llanada Alavesa se encamina al encuentro de los Montes de Altzaina emerge la población de Araia. En las cercanías, con los picos Aitzgorri y Aratz de testigo, nace el río Ciraunza donde aparecieron cuatro aras, de época romana, de las cuales una estaba dedicada a las Ninfas y otra a una divinidad que parece tener un claro origen indoeuropeo prerromano: Aituneo. El teónimo de este ara constituye, seguramente, una prueba de la sacralización del nacimiento de este río con anterioridad a la romanización de este territorio.
















No existe yacimiento arqueológico de habitación conocido en la zona, pero es sugerente la localización de cuatro aras en el nacedero de un río. Dos de ellas ilegibles, una tercera con una dedicatoria a las ninphae y una cuarta dedicada a Aituneo. Es muy interesante su localización en el punto de nacimiento de un curso fluvial, en el que sería muy oportuna su sacralización.
("La Romanización en Álava", Museo de Arqueología de Álava)

viernes, 14 de enero de 2011

El menhir de Rocha dos Namorados, Corval

Hoy nos acercamos al Alentejo, donde encontramos este bolo granítico con forma de seta -o incluso de útero- donde se sigue celebrando un curioso ritual de fecundidad de claro tinte pagano. Las mujeres, en edad casadera, usan la roca a modo de oráculo para conocer el año en el que éstas contraerán matrimonio. Para ello lazan sobre el menhir una piedra y si ésta cae y no queda en la parte superior de la roca, tienen que esperar otro año para la boda. Por esto fue llamada "La Roca de los Enamorados", nombre que se repite en otros lugares como el del monte conocido como "Peña de los Enamorados" en Antequera, del que ya dimos cuenta por aquí.

















En época de sequía, era habitual hacer una procesión entre la ermita de Nossa Senhora do Rosário y São Pedro do Corval que pasaba junto a esta roca, hecho que podría constituir una herencia de antiguas peregrinaciones realizadas a lugares ya sagrados con anterioridad al cristianismo.

jueves, 13 de enero de 2011

Las Duillas de Palencia

Hoy nos acercamos a la que algunos autores calificaron, y califican, como la capital de los vacceos, la antigua Pallantia. Ptolomeo la incluyó en su listado de ciudades vacceas, pero, tal y como nos dice José María Blázquez, Estrabón la nombra entre las arévacas. Dejando al margen dicha discusión, aunque, todo hay que decirlo, en la actualidad la mayor parte de los autores la consideran de fundación vaccea, nuestra entrada de hoy hace mención a esas divinidades que ya fueron citadas no hace mucho tiempo por aquí en relación al ara de Tejeda de Tiétar: las Duillas. De estas deidades (las citamos en plural, pues así las nombran algunos autores, aunque José María Blázquez habla de ellas como una sola deidad), que simbolizan el resurgir o reverdecer de la naturaleza, ha quedado su recuerdo en sendas lápidas halladas en Palencia.

















Puentecillas. Puente de origen romano sobre el río Carrión a su paso por Palencia

En Palencia, ciudad arévaca según Estrabón (3, 4, 13), se han hallado dos lápidas consagradas a Duillae, que dicen: Annius / Atreus / Caerri / Africani / f(ilius) Duillis /u(otum) s(oluit) l(ibens) m(erito). — Cl(audius) Lattu/rus Duil/lis u(otum) s(oluit)l(ibens) / m(erito) / ex ui(su). Duillae, son, sin duda, una diosa de la naturaleza, de carácter protector de la vegetación, si se observan las palabras celtas, como el irlandés duille, duillen, follaje; -dula, hoja; indoeuropeo dhal, dhel, reverdecer, brotar; n. bretón pempdeylen, cinco hojas, etc.
("La religión de los celtíberos", José María Blázquez)

miércoles, 12 de enero de 2011

La Cova de les Dones, Millares

Hoy traemos un ejemplo más de cueva-santuario en el mundo ibero. La Cova de les Dones se halla dentro del término municipal de Millares, cuyo nombre se cree puede venir de Menlaria o Menlarium, una fortaleza que mandó construir Publio Cornelio Escipión para proteger la zona, pues se dice que por ahí pasó, con anterioridad, Aníbal con sus tropas para tomar Sagunto.
Dejando al margen estas cuestiones sobre el origen de Millares y entrando a analizar este santuario situado en la actual comarca de Canal de Navarrés, Teresa Moneo nos dice, citando a otros autores, que seguramente en esta cueva se rindiera culto a una divinidad subterránea relacionada con las aguas e incluso, comparando la gruta con otros enclaves de este tipo, afirma que podría haber sido un lugar de ceremonias de iniciación.

















Se encuentra emplazada en el barranco del Zapatero, a 6,5 km. de la actual población de Millares. [...]Los materiales arqueológicos se encontraron depositados en los gourgs existentes al fondo de la cavidad. Se trata en su mayoría de cerámicas ibéricas, vasos caliciformes de pasta gris que aparecieron rotos, a excepción de uno depositado en una gatera, copas y platos con decoración pintada geométrica y ollas de pasta negra, además de fusayolas, anillos de cobre o bronce, una fíbula de bronce de época romana, un punzón de hueso y restos óseos de animales. Esta cavidad tendría su origen en el antiguo cauce de un río subterráneo. Sería frecuentada durante el Neolítico como evidencia el hallazgo de materiales de esta época a la entrada de la cavidad. En época ibérica constituiría una favissa o una cueva-santuario donde se rendía culto a una divinidad subterránea en relación con las aguas, constituyendo el lugar de desarrollo de las ceremonias de iniciación de los grupos de edad.
("Religio ibérica: santuarios, ritos y divinidades", Teresa Moneo)

martes, 11 de enero de 2011

Posible templo a Mercurio -Lug- en Termancia, Montejo de Tiermes

Hoy queremos traer una opinión generalizada sobre la posible existencia de un templo en Termancia dedicado a Mercurio, pero sobre todo queremos dejar patente la conexión existente entre este antiguo dios romano y el indígena céltico Lug. Son varios autores los que entienden que algunos lugares consagrados a Mercurio con la llegada de los romanos, anteriormente estaban consagrados a Lug, y éste podría ser uno de ellos.
Según se dice, en la parte alta del cerro sobre el que se asienta Termancia existe un altar rupestre que pudo estar consagrado a esta importante divinidad celta.
















No se conocen entre los celtíberos la existencia de grandes templos ni de imágenes. Blas Taracena, que tan bien conocía esta región, tan sólo menciona un posible templo en Termancia a Mercurio. [...] El epíteto que los irlandeses dan a Lug es Samb-il dánach, hábil en muchas artes; epíteto que explica el carácter que César atribuye a Mercurio.
("La religión de los celtíberos", José María Blázquez)

No hay duda alguna de que este teónimo latino -Mercurio- recubre un antiguo nombre céltico que designaba a esta divinidad. Muchos autores sostienen que ese nombre indígena es el dios Lug. [...] La importancia del dios Lug, como la del Mercurio descrito por César, queda clara si tenemos en cuenta que la fiesta conocida con el nombre de Lugnasad (el "recuerdo de Lug", o bien "el matrimonio de Lug") era la fiesta principal en la Irlanda céltica y en la Galia (en la que celebraría el Lugdunum). Esta celebración tenía lugar antes de las cosechas, aunque curiosamente se celebraba sobre todo en las ciudades.
("Mitología y mitos de la Hispania prerromana", Vol. 2, José Carlos Bermejo Barrera)

lunes, 10 de enero de 2011

El Casetón de la Era, Villalba de los Alcores

Gracias a la página hermana, Caminando por Iberia, hemos conocido este recinto sagrado prehistórico, desde la Edad del Cobre hasta, como poco, la Edad del Bronce. Se encuentra en la comarca de los Montes Torozos, al sur de Tierra de Campos. Sabemos que fue un lugar sagrado para sus antiguos constructores, y siguientes generaciones, por los animales sacrificados hallados en algunos de los hoyos -o silos- que excavaron por entonces y que han salido a la luz gracias a las actuales excavaciones arqueológicas emprendidas en este yacimiento descubierto, por la ciencia, gracias a la fotografía aérea. Muy cerca se encuentran también los restos del Monasterio de Matallana, lo cual indica que unos milenios más tarde aquel paraje fue también sacralizado por "nuevas gentes" y "nuevos ritos".
El conjunto de fosos circulares concéntricos que constituyen el Casetón de la Era, como bien se indica en Caminando por Iberia, bien podrían constituir la antesala de esas construcciones megalíticas circulares conocidas como cromlechs, con Stonehenge como máximo exponente. En la mencionada página, se plantea un curioso paralelismo entre el Casetón de la Era y el Stonehenge británico que aquí enlazamos. Ambas construcciones, además, -junto a las primeras pirámides de Egipto- son contemporáneas, pues se realizaron, más o menos, hace 5.000 años.















El Casetón de la Era es un yacimiento singular, rodeado por tres fosos circulares concéntricos, que responde a un modelo bastante bien conocido en Europa a fines del Neolítico pero sólo muy recientemente acreditado en la Península Ibérica. Ello explica el interés de las excavaciones de cara a determinar su significado, ya que todavía existen dudas sobre si se trata de poblados -en ese supuesto bien defendidos por el triple foso- o de simples sitios ceremoniales a los que se aislaba por su condición sagrada. Sea cual sea su verdadero sentido, resulta obligado destacar la extraordinaria dimensión de esta obra realizada hace cinco mil años pues informa al mismo tiempo de la gran organización de las gentes locales de la Edad del Cobre (se trata, indudablemente, de una obra pública) y de su capacidad económica, ya que a quienes correspondió excavar a lo largo de años las zanjas no les quedó otro remedio que desatender provisionalmente sus actividades ordinarias, esto es las prácticas agrícolas y ganaderas ya comunes por entonces. [...]Los resultados deparados por la excavación se pueden resumir en: [...]
-Documentación y excavación de 20 hoyos - silos. 17 de ellos pertenecen a la Edad del Bronce y los tres restantes a la del Cobre. En algunos de ellos han aparecido interesantes restos completos y articulados de animales sacrificados por las gentes prehistóricas a modo de ofrenda.
(diputaciondevalladolid.es)

miércoles, 5 de enero de 2011

La Peña Rubia, Cehegín

Hoy nos acercamos a un municipio -Cehegín- que, si bien no es demasiado conocido fuera de su región o del que se habla más bien poco, contiene sin embargo un patrimonio arqueológico de suma importancia. Leyendo la carta arqueólogica del municipio -que aquí enlazamos- se sorprende uno al ver la gran cantidad de yacimientos existentes de distintos periodos que van desde el Calcolítico -su periodo más rico documentado-, al argárico, el íbero, el romano y el periodo medieval. Por tanto, seguramente repetiremos visita en más de una ocasión por estos lares, pues dicho territorio lo merece. Hoy comenzamos por las huellas más antiguas en estos parajes que se remontan al, ya mencionado, periodo Calcolítico donde destacan las pinturas rupestres diseminadas en distintas cuevas de la conocida como la Peña Rubia y que se encuadran dentro del arte rupestre levantino declarado Patrimonio de la Humanidad en 1998, además de una serie de enterramientos colectivos, con interesantes ajuares, e incluso un dolmen. Por último, hay que citar la bella arquitectura del propio caso antiguo de Cehegín declarado Conjunto Histórico en 1982.

















Peña Rubia, Cehegín

La Cueva de las Conchas -Peña Rubia-, que cuenta con pinturas rupestres levantinas y depósito arqueológico, se ubica en una diaclasa natural de notable desarrollo en longitud, en la parte inferior de un amplio frente escarpado en la Peña Rubia, en la que aparecen varias cavidades cuya formación se debe, principalmente a movimientos tectónicos y a posteriores procesos de carbonatación que dan como resultado pequeñas y alargadas cuevas de difícil localización en el paisaje. En lo que respecta a las pinturas rupestres, atribuidas al arte esquemático, se localizan a unos 10 m de la entrada de la cueva, a una altura de 1 m respecto al suelo de la misma, en un ambiente de penumbra en el que apenas llega la luz solar. Los motivos están pintados en rojo y entre los que se pueden distinguir destaca un cuadrúpedo, inidentificable en su especie, de unos 15,5 cm de longitud, un arquero de unos 15 cm, una figura humana incompleta con arco y flechas de 15 cm y otra figura humana armada con un objeto alargado interpretable como una lanza y también con 15,5 cm de longitud.

Cueva del Humo -Peña Rubia-: Pequeña cavidad con enterramientos múltiples eneolíticos y pinturas rupestres levantinas con ciertos convencionalismos estéticos del arte esquemático (2 figuras zoomorfas y 4 antropomorfas). El material arqueológico está representado por puntas foliáceas de sílex, cerámicas decoradas con incisiones.

La Cueva de las Palomas -Peña Rubia- se corresponde un yacimiento con pinturas rupestres levantinas y un enterramiento colectivo de época Calcolítica (III milenio antes de nuestra era) que se ubica en una cavidad de complejo desarrollo kárstico que ha dado lugar a la formación de diversas salas, a las que se accede a través de un estrecho corredor de apenas 0,80 m de anchura y 1 m de altura. Las Pinturas, distribuidas en tres paneles, se localizan en la sala 2, en un ambiente de completa oscuridad. La escena del panel 1 está compuesta por cuatro figuras humanas (dos arqueros, una femenina y otra indeterminada), dos restos de pintura en forma de mancha y un posible motivo vegetal pintado en color rojo. En la escena del panel 2, un arquero estilizado aparentemente s enfrenta a un ciervo, sobre el cual emerge otro personaje masculino sin armas. Tras el primer indivíduo, el del arco, otro ser humano, desarmado pones sus manos en la espalda del primero a modo de protección. El individuo del arco no presenta flecha, a pesar de que apunta hacia el ciervo, es posible, por tanto, que se trate de una escena sacral (Jordán Montés 1998). En el panel 3 aparecen, también en color rojo, un arquero y un cuadrúpedo, posiblemente un cáprido.
En lo que respecta al enterramiento colectivo eneolítico en cueva, del cual aunque se han recuperado algunos materiales procedentes del ajuar en excavaciones realizadas por los Dres. Cayetano de Mergelina y Gratiniano Nieto en 1956, la mayor parte ha sido alterado por la acción incontrolada de excavadores clandestinos. En la Cueva de las Palomas se hayaron puntas de flecha con pedúnculo y aletas y de formas foliáceas, hojas de sílex con secciones triangulares y trapezoidales, hachas de pórfido pulimentado, espátulas y punzones de hueso, fragmentos cerámicos de formas ovoides, esferoides y cónicas, uno de ellos decorado con un motivo solar pintado en el fondo y varias falanges de animales con algún resto grabado (Mateo Saura, 1999). Además de este yacimiento se conoce un fragmento de base cóncava de una vasija abierta (cuenco), decorada al interior con 4 trazos rojizos, quizás pertenecientes a un motivo soliforme, sobre fondo claro (Lomba Maurandi, 1992).
(arqueomurcia.com)





















Cehegín

martes, 4 de enero de 2011

Supuesto grabado de la diosa Epona, Marquínez

Hoy vuelve a ser protagonista esta diosa celta identificada con el caballo, además de con la fertilidad y la propia naturaleza. Se la relaciona además con la curación, por un lado, como con la muerte, por otro. En concreto, en una cueva artificial de Marquínez, una pedanía del municipio de Bernedo de Álava en la comarca de Montaña Alavesa, existe un grabado que ha sido identificado por algunos especialistas con la Diosa Epona. El relieve representa a dos figuras: una masculina y otra femenina montada a caballo, con lo que la última se ha interpretado como una representación de la propia diosa Epona y la primera como un oferente o devoto de la misma. Esta es una de las conclusiones, pero hay que citar otras opiniones como la del estudio, ya citado por aquí, "La iconografía divina en Celtiberia: una revisión crítica" de Silvia Alfayé donde se dice que estamos ante una cueva artificial construida en la Alta Edad Media por lo que, dicho relieve ecuestre, no podría ser una representación de la diosa Epona. Ahí dejamos constacia de dicho debate y, sobre todo, de la existencia de este relieve, ya sea de época romana -entre el Alto y el Bajo Imperio, como afirman algunos- o de la Alta Edad Media.

















Mención especial merece el relieve descubierto en una roca de una cueva artificial de Marquínez, con dos figuras tosquísimas, una a pie (de 1,30 m. de altura) y otra ecuestre, grupo que ha sido interpretado por Elorza como representación de un devoto implorante (quizá palafrenero) de la diosa Epona, deidad de origen galo, cuyo culto como diosa popular de la caballería se difundió por el Imperio entre los siglos II y IV.
(Juan Plazaola)
















Marquínez

lunes, 3 de enero de 2011

El cerro del Berrueco, Medinilla-El Tejado-Puente del Congosto

Hoy, para inaugurar el nuevo año en esta humilde página, nos acercamos a El Cerro del Berrueco, un lugar de gran importancia arqueológica, con distintas excavaciones desde 1919 -siendo declarado Monumento Histórico Artístico durante la II República- y donde ha sido documentada la presencia humana desde el Paleolítico Superior. La formación de este cerro granítico destaca sobre la llanura del curso alto del río Tormes, siendo visible en varios kilómetros a la redonda. En realidad no es un único cerro, sino tres, conocidos como El Cancho Enamorado, La Atalaya y El Berroquillo. En este cerro destaca la existencia de un poblado cuya ocupación se extendió desde la Edad del Bronce hasta la I Edad del Hierro -o Cogotas I- y donde quedan huellas de distintos usos cultuales, como la existencia de monolitos, cazoletas -muchas de ellas realizadas en distintos bolos graníticos y piedras caballeras- e incluso alguna cruz que bien pudo ser el intento de cristianización para un lugar de antiguos cultos precristianos. Como curiosidad, diremos que, en el punto más alto del cerro, hubo una ermita dedicada a San Cristóbal, que despareció por el incendio provocado por un rayo a mediados del siglo XX; en la explanada que hay bajo la roca sobre la que se situaba la misma fueron hallados restos de cráneos humanos sobre los que se piensa que bien pudieron estar relacionados con antiguos rituales. Una vez más la existencia de una ermita -o en este caso, el emplazamiento que ocupó la misma- nos sirve de pista para rastrear antiguos cultos.
Desde lo que fue la antigua Vettonia, os deseamos un gran año que recién comienza.
















Se trata de un poblado de grandes dimensiones en el que parecen existir zonas cuyo espacio está especialmente delimitado. Aunque las funciones no están claras es posible suponer, por el tipo de materiales, que existen áreas de hábitat en la zona sur de la ladera (donde se localizan restos de cabañas), un espacio de uso en la meseta superior (con espacios de trabajo especializado) y, posiblemente, un lugar de uso ritual delimitado por estructuras de amurallamiento y apartado en una pequeña plataforma por encima del resto del complejo.
(Oscar López Jiménez y Victoria Martínez Calvo)
















Monolitos en el Cerro de El Berrueco
 
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