Hoy volvemos a encontrarnos con un lugar cuya toponimia, como ocurre con Piedra Escrita de Cenicientos o Pedra Escrita de Serrazes, nos delata alguna manifestación humana sobre las mismas de tiempos más o menos lejanos, en este caso del Calcolítico. Seguramente el nombre que se le dio, sea reciente, a raíz del descubrimiento de las pinturas rupestres en 1783, pero no siempre es así y en muchas ocasiones la denominación de un lugar sirve como pista para realizar algún descubrimiento de este tipo. Las pinturas rupestres de esta cueva no son las únicas que se pueden encontrar dentro del municipio de Fuencaliente; existen otras cuevas o abrigos rupestres con pinturas, de entre las que destacan también las de La Batanera. El lugar además tuvo que ser bastante frecuentado por gentes de muy distintos siglos y milenios pues constituye un paso para cruzar Sierra Morena y así, desde tiempos de los romanos como poco, por aquí pasaba uno de los caminos que unía Toledo con Córdoba -o viceversa-, hasta que el ingeniero Lemaur abrió el paso de Despeñaperros en el siglo XVIII y todas estas vías para cruzar esta sierra fueron cayendo poco a poco en el abandono.
En una de las grutas de Fuencaliente se construyó una ermita -la de San Isidro-, en una curiosa simbiosis que seguramente nos indica que aquel lugar ya pudo ser venerado mucho antes de la construcción de la misma. No obstante, en Fuencaliente quedan restos de festejos de clara naturaleza pagana como el de la Candelaria, el 1 de febrero, donde en la víspera se encienden hogueras -"lumbres"- para alentar al Sol en su "recorrido" hacia la primavera que poco a poco ya se acerca; así, esta fecha se encuentra a mitad de camino del solsticio de invierno al equinoccio de primavera. Como dato curioso, dentro del culto al Sol de los pueblos antiguos, y volviendo a nuestra protagonista de hoy, la Cueva de Peña Escrita, existen representaciones solares en la misma, por lo que, salvando las distancias, podríamos hacer un paralelismo entre aquellos antiguos cucones -curioso gentilicio de Fuencaliente- y los actuales, pues no obstante la mayoría de nuestras festividades se siguen rigiendo por los ciclos de la naturaleza y el cambio de las estaciones, aunque apenas ya reparemos en ello.
Hasta pronto.
Peña Escrita y La Batanera fueron descubiertas en 1783 por el cura párroco de Montoro, López de Cárdenas, mientras realizaba una recogida de minerales y otras antigüedades para el Conde de Floridablanca. A él se deben las primeras copias de pinturas rupestres esquemáticas conocidas en la Península y probablemente en el mundo.
La antigüedad de las mismas no se reconoce hasta el descubrimiento de Cogull (Lérida) en 1907. Entre 1924 y 1933, el investigador francés H. Breuil les dará el reconocimiento definitivo al publicar varios trabajos en los que lleva a cabo una exhaustiva recopilación y descripción de los yacimientos de toda España.
La Cueva de Peña Escrita está situada a unos cuatro kilómetros de la localidad de Fuencaliente, en el paraje conocido como Sierra de Hornilleros. Contiene un importante conjunto de pinturas rupestres que fueron declaradas, junto a las de La Batanera, zona Arqueológica en 1924, Bien de Interés Cultural por la Ley de Patrimonio Histórico Español y la Ley de Patrimonio de Castilla La Mancha y Monumento histórico artístico nacional.
Es uno de los conjuntos de pinturas rupestres de tipo esquemático más grandes y mejor conservados.
Las pinturas están hechas a partir de arcilla rica en óxido de hierro y componentes orgánicos de tipo proteico, utilizados como aglutinante.
El tema más representado son las figuras humanas (antropomorfo), muy estilizadas, (miden entre 20 y 30 cm.) que, generalmente, aparecen formando parejas de hombre-mujer, unas veces representadas en cabeza y tocado de plumas y cuernos, y otras acéfalas; en escenas de danza ritual y de caza, persiguiendo toros y cabras, con los contornos definidos en tinta oscura y el interior de colores planos, principalmente ocres y rojos. Junto a ellas se disponen motivos de animales (zoomorfos), representaciones solares (soliformes), estructuras (tectiformes) y otros que se asemejan a motivos vegetales (ramiformes).
(turismocastillalamancha.com)
Ermita de San Isidro, Fuencaliente
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Yo las he visto, me llamó la atención el continuo goteo natural de agua desde el techo en Peña Escrita. Realmente es que era un abrigo de la intemperie con agua corriente, yo me la imagino con una empalizada de madera para cortar el viento. La cueva con la ermita tiene manantial debajo, y las bataneras es otro lugar con agua.
ResponderEliminarQuizá lo sagrado vino primero de lo útil, por lo menos es lo que siempre he pensado.
Hay pinturas por muchos sitios de la zona, pero claro, no de tanta importancia.
Muchas gracias por la información que nos aportas, sobre todo a los que aún no hemos estado allí. Lo de que hubiera abundancia de agua en aquella zona me lo podría imaginar porque he leído algo sobre una bonita cascada conocida como Chorrera de La Batanera, que supongo habrás visto, pero no que hubiera tantos manantiales en todas esas grutas. Estaríamos ante un claro ejemplo, entonces, de sacralización de manantiales.
ResponderEliminarCuestión fundamental y de difícil respuesta esa que planteas sobre qué vino antes, si lo sagrado o lo útil, aunque lo fácil pueda llevarnos a pensar que lo segundo.
Un saludo y gracias de nuevo por tu aportación