miércoles, 28 de noviembre de 2018

Necrópolis íbera de Vall dels Moliners, Aguaviva

La arqueología, afortunadamente, nos sigue deparando bonitas sorpresas. Cuando parece que están ya inventariadas casi todas las necrópolis íberas, siempre aparece alguna nueva. La de hoy se halla en tierra de antiguos sedetanos, haciendo prácticamente frontera con lo que fue territorio ilercavón, en la actual comarca de Bajo Aragón. Nos estamos refiriendo a la Necrópolis íbera de Vall dels Moliners, en Aguaviva, donde se han hallado veinte túmulos funerarios, de los que, hasta ahora, se ha excavado uno de ellos, pues hace menos de un mes ha terminado la primera campaña arqueológica en este yacimiento, con lo que los próximos años, seguramente, depararán nuevas noticias. La necrópolis estaba asociada a un gran poblamiento íbero, el de Vilarets, que, evidentemente, es el nombre que recibe actualmente, pues, que yo sepa, no ha sido asociado a ninguna antigua ciudad que aparezca en las fuentes clásicas.

Foto: aragondigital.es

Fuente: Heraldo de Aragón

Una prospección arqueológica ha localizado una necrópolis íbera en Aguaviva con veinte túmulos funerarios, uno de los cuales ha sido excavado y ha aportado restos humanos y piezas metálicas, entre ellas fragmentos de brazaletes. Los primeros datos apuntan a que se remonta al siglo VI antes de Cristo.
[...] La necrópolis descubierta en Aguaviva parece estar en relación, dada su proximidad, con un asentamiento ibérico de grandes dimensiones, denominado Vilarets, ubicado a apenas 1 kilometro al este de su núcleo urbano.
Los trabajos hasta ahora realizados en la Vall dels Moliners se han centrado en la excavación de un túmulo de planta circular de 3,80 metros de diámetro, construido mediante un empedrado de mampuestos de caliza dispuestos en dos anillos concéntricos, del que ha desaparecido su tramo meridional como consecuencia de la erosión y la pendiente del terreno. En el interior del túmulo, que no dispone de cámara sepulcral o cista ni, por el momento, de urna funeraria de cerámica, se han localizado restos de huesos humanos incinerados junto a algunos fragmentos de brazaletes y objetos metálicos de adorno de cobre o bronce también muy afectados por el fuego.
Además del túmulo se ha excavado y documentado un pequeño depósito de cenizas con numerosos fragmentos de piezas y adornos metálicos semi fundidos en el que están ausentes los restos de huesos y cerámicas y cuya funcionalidad, que ahora desconocemos, será objeto de estudio. Por las características de la necrópolis y los hallazgos hasta ahora efectuados parece probable que pueda datarse en torno al siglo VI a. C. si bien está previsto realizar dataciones por el método de carbono 14 para confirmarlo.


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