Cueva de La Ermita o de San Pelayo - Foto: panoramio.com |
Fuente: Javier Iglesia Aparicio, condadodecastilla.es
A escasos metros del monasterio de San Pedro de Arlanza, por un camino que atraviesa un frondoso bosque de encinas, sabinas y carrascas, se encuentran las ruinas de la ermita de San Pelayo o San Pedro el Viejo de Arlanza. Situada en lo alto de un peñón, desde ella se divisan unas fabulosas vistas del río Arlanza.
Su antecedente inmediato es la Cueva de La Ermita o de San Pelayo, situada varios metros más abajo, descendiendo por la abrupta ladera que mira al río. En esta cueva se han hallado restos de Homo neandertalensis. Puede que también fueran ocupadas por eremitas de la Alta Edad Media y es más que factible que sea en esta gruta donde se sitúe la sección de El Poema de Fernán González en la que el conde Fernán González, persiguiendo un jabalí blanco, encontró una cueva santa donde habitaban los eremitas Pelayo, Silvano y Arsenio. Allí Pelayo profetizó al conde castellano su victoria sobre las huestes cordobesas.
[...] Según Enrique Flórez, quien escribe en el siglo XVIII, esta ermita estaría comunicada por una abertura a modo de silo con la Cueva de La Ermita que se encuentra más abajo:
"Debajo de esta ermita hay una gran cueva de larga concavidad, a la cual se baja por una boca a modo de silo desde dentro de la ermita, y en la misma cuesta hay otra puerta o ventana exterior hacia el río, pero de entrada muy difícil y peligrosa en el tiempo presente."
Es factible que siendo la cueva el eremitorio original estuviera comunicada con la ermita facilitando así la subida y bajada de los monjes y aprovechando la cueva como almacén o habitaciones adicionales. Hoy en día no se puede apreciar rastro de dicha comunicación. Seguramente solo una intervención arqueológica pueda arrojar luz sobre esta pregunta.
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