martes, 19 de noviembre de 2013

Enterramiento del Bronce final en Cortecampo II, Los Arcos

En la comarca de Tierra Estella, en Los Arcos, se halla el yacimiento arqueológico de Cortecampo II. En él encontramos el siguiente enterramiento del Bronce Final fechado sobre el 1000 a. C. El ser humano encontrado en dicho enterramiento aparece de forma flexionada, con la cabeza, excepto el maxilar inferior, separada del cuerpo y depositada en una hornacina. Aparece enterrado junto a dos mandíbulas ovicaprinas y los restos de cuatro perros, además de restos de cerámica. Los restos animales aparece superpuestos, por lo que el conjunto se encuentra estratificado. También se halló un losa de forma triangular que se cree pudo ser la estela que señalizaba la tumba.
Esta inhumación humana atestigua una vez más la costumbre, en este periodo anterior a los Campos de Urnas, de enterrar los cadáveres de forma flexionada. Más tarde llegarían las cremaciones típicas de los Campos de Urnas, costumbre que perduraría, hasta la vuelta a la inhumación con el cristianismo, una vez oficializada esta religión por el imperio romano, hasta más de un milenio más tarde.



*Fuente: La cerámica de estilo Cogotas I y los ciclos culturales en las postrimerías de la Edad del Bronce en Navara. Jesús Sesma Sesma, Juan José Bienes Calvo, Ande Erce Domínguez, José Antonio Faro Carballa y Mikel Ramos Aguirre.

Destaca dentro de  éstos  el hoyo  9, por  su  carácter funerario. Albergaba  un  individuo  masculino  adulto  joven,  depositado  en  posición flexionada  sobre  el  fondo  de  la  estructura,  que  tenía  la  particularidad  de presentar la  cabeza (excepto  el maxilar inferior)  separada intencionadamente del  cuerpo,  alojada  en  una  pequeña  hornacina  delimitada  por  piedras.  Le acompañaba  como  ajuar,  bajo  el  cuerpo,  los  fragmentos  del recipiente  con decoración  de  boquique  antes  mencionado.  El  conjunto  se  presentaba estratificado,  documentándose  en  el  nivel  superpuesto  a  la  inhumación  un depósito  intencionado  de  fauna,  integrado  por  dos  hemimandíbulas  de un ovicáprido adulto y cuatro perros, dos casi completos en conexión anatómica y restos muy parciales de otros tantos, todos ellos también adultos. En este mismo nivel se documentó una gran losa triangular, que se ha interpretado como un posible hito o estela de señalización.
La inhumación ha sido datada en 3.025±40 BP, 1.402‐1.189 cal. a.C. al 94%. Esta fecha puede hacerse extensible al contexto general del yacimiento, si bien uno de los hoyos arrojo un pequeño fragmento con decoración acanalada, que indicaría  la  perduración  del  lugar  hasta  los  primeros  Campos  de  Urnas regionales. 

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