viernes, 8 de noviembre de 2013

El Abrigo de La Sarga y el vareo de bellota, Alcoi

En el municipio de Alcoy, capital de la comarca de Hoya de Alcoy, se encuentra el Abrigo de La Sarga, un auténtico santuario prehistórico en el que los pobladores de alrededor se reunirían para celebrar sus rituales, sus asambleas y demás prácticas propias de una vida en común. Ahí dejaron plasmadas las visiones de su tiempo, sus creencias, preocupaciones y sueños en forma de pinturas de distintos periodos que transcurren entre el arte macroesquemático, con figuras como "El Orante", "El Brujo" y serpentiformes, el levantino, con escenas naturalistas de hombres y animales, y el esquemático, con representaciones más simples de hombres, animales e ídolos.
De entre las del arte levantino (del V al III milenio a. C.) destaca una escena que, los autores que hoy traemos, interpretan como el vareo de sendas encinas de las que cae la bellota. Como ya se sabe, a través de distintos autores clásicos, como Estrabón o Plinio El Viejo, y por su uso hasta bien entrado el siglo XX en amplias zonas rurales, la nutritiva bellota ha formado parte durante milenios de la alimentación humana, con la ventaja además de no tener que cultivarse, ahorrando el esquilmo que la agricultura a gran escala supone para la Tierra, además de preservar el arbolado tan beneficioso para evitar males como la desertización que tanto se está extendiendo por gran parte de la Península Ibérica y del resto del planeta. No hay que dejar perder, por supuesto, de vista su trascendencia política, pues el consumo de la bellota y demás productos de recolección o silvestres, traerían de nuevo una mayor autonomía y libertad para las personas, siendo mucho menos dependientes de lo que son hoy en día. La denigración del consumo de bellota, en favor del cereal, como del mundo rural popular tradicional en general, ha sido una clara estrategia estatal desde la época romana, acentuada claramente en los dos últimos siglos, donde la bellota, junto a otros productos espontáneos o silvestres, se ha acabado apartando totalmente del consumo humano, siendo únicamente alimento para animales.
Desde aquí reivindicamos su consumo, que autores como Hesíodo o Pausanias atribuían como alimento principal de la "Edad de Oro" y que nos vuelve a recordar, muchos siglos más tarde, de la siguiente forma Cervantes, en el Capítulo XI de la Primera Parte de El Quijote, cuando el caballero de La Mancha recibe la hospitalidad de los cabreros invitándole a cenar:
...acabado el servicio de la carne, tendieron sobre las zaleas gran cantidad de bellotas 
avellanadas...”.

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Recreación de la pintura - Fortea y Aura - 1987

*Fuente: Bellotas, el alimento de la Edad de Oro. Juan Pereira Sieso y Enrique García Gómez.

A pesar de la consideración general de que las bellotas constituían un recurso alimenticio de 
general aprovechamiento (Moure, 1992) las referencias sobre el hallazgo de bellotas en yacimientos epipaleolíticos no son demasiado abundantes y proceden de la fachada levantina como Tossal de la Roca (Alicante) (Cacho, 1986) junto con Roc del Migdia y el Cingle Vermell en Barcelona (Martín Colliga, 1992). Sin embargo encuadrado cronológicamente en este horizonte cultural contamos con un dato poco habitual como es la plasmación de una de las labores fundamentales en la recolección de frutos silvestres, documentada etnográficamente, y de difícil inclusión en el registro arqueológico: El vareo. Se trata de un abrigo con arte rupestre levantino localizado en La Sarga (Alcoy). En uno de los covachos del abrigo se documentó un panel en el que aparecen tres figuras humanas que miran a dos árboles, cuyos frutos parecen caer y dispersarse por el suelo. El brazo de una de las figuras aparece asociado a un largo trazo lineal que atraviesa y sobrepasa el follaje de uno de los árboles. Para los investigadores se trata de una escena en la que se muestra la recolección de frutos mediante vareo (Fortea y Aura, 1987) y proponían que los frutos recolectados podrían ser almendras. Sin embargo se puede defender otra interpretación. En el caso de la representación de los dos árboles se pueden identificar con encinas y acebuches, por su copa compacta y globosa. El hecho de que cada ejemplar se represente con varios troncos puede ser característico de ambas especies, pero mucho más de las encinas. La emisión de varios troncos en las encinas se produce cuando las condiciones ambientales son adversas (heladas tardías, reducido período vegetativo...) teniendo esta especie que reproducirse mediante chirpiales (reproducción asexual) en lugar de brinzales (reproducción sexual). En estas condiciones adversas, sobre todo si las heladas son fuertes, la presencia del acebuche es escasa o nula. Las características climatológicas de las tierras del interior de Alicante podrían corresponder con las reseñadas, por lo que se podría interpretar perfectamente que en la escena pintada de La Sarga se están vareando bellotas.

La Sarga - eliasgomis.blogspot.com

1 comentario:

  1. Excelente información la de este artículo. Felicidades a los responsables de este aporte.

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