Hoy retomamos el blog para realizar una brevísima ficha en la que dejar constancia de un animal totémico más; nos referimos a un insecto tan importante como es la abeja. La sacralización de este animal se dio en muy distintas culturas desde la Antigüedad, como en la antigua Grecia, donde se la vinculaba a Zeus y a la fecundidad, o como en la India, donde formaba parte del yo superior y del fuego. En la Penísula Ibérica, actualmente, existen muestras en distintos lugares, pero nos acercamos a uno en concreto, muy visitado en Iberia Mágica, como es Galicia.
Hace escasas fechas pasamos unos días en una tierra a la que algunos y algunas han llamado la "Galicia gala", que no es otra que la mítica Bretaña, la antigua Armórica. Allí pudimos grabar a esta "abeja bretona", perteneciente a la familia de la abeja negra europea -apis mellifera mellifera-, con lo que, aunque no estemos en Galicia, ni tampoco en la Península Ibérica, que es el marco geográfico al que se ciñe este blog, sí encontramos una clara vinculación entre estas dos "galicias": la ibérica y la gala, dos finisterres del continente europeo. Los cruceros bretones nos hacían confundirnos por momentos y creer que estábamos encontrándonos con los famosos cruceiros gallegos. La magia de estas tierras celtas es así.
Fuente: Gárgoris y Habidis - Fernando Sánchez Dragó
Los gallegos creen que a la luz de la luna pueden verse las almas bajando de los montes con apariencia de enjambre. También moscardearon himenópteros en los viajes de Borondón. Y hay otros colmeneos de Galicia: un refrán (quien mata a una abeja tendrá siete años de dolor) y una danza (la del abellón: los comparsas, cogidos de la mano, giran alrededor de un féretro emitiendo una especie de zumbido. Muere en el año quien deja de runflar antes de que termine el baile).
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