martes, 12 de marzo de 2013

La Laguna Negra, Vinuesa

Hoy visitamos la Comarca de Pinares, uno de los pocos territorios donde el comunal aún tiene cierto peso, resistiendo a la presión del Estado y demás entidades, apéndices del mismo, como los ayuntamientos. Dentro de esta comarca, en concreto nos acercamos a uno de los lugares más populares dentro de la provincia de Soria: La Laguna Negra. Esta laguna glacial está situada en la Sierra de los Picos de Urbión, montaña en la que nace el Duero, y como ocurre con otras tantas lagunas de este tipo está rodeada de buen número de leyendas, desde las que dicen que no tiene fondo, a otras que le otorgan la categoría de "ojo de mar", es decir, que comunica con el propio mar, incluso las que hablan de la existencia de un monstruo en su fondo que devora todo lo que en ella cae. Es tanta la tradición popular alrededor de este lugar que el propio Antonio Machado se inspiró para componer su Tierra de Alvargonzález, demostrándose una vez más que no es el pueblo el que va detrás de los literatos, intelectuales y demás, sino éstos detrás del propio pueblo, a pesar de que bien es verdad que actualmente seguramente estemos viviendo la aniquilación definitiva de lo que se ha venido conociendo como cultura popular, pues ahora sólo somos consumidores de arte, o meros espectadores pasivos, y no agentes del mismo en lo que fue una sociedad convivencial y participativa. Una auténtica lástima.
Si hacemos memoria, todo este tipo de leyendas que rodean a la Laguna Negra nos recuerdan mucho a las existentes alrededor de los pozos de Airón, o pozoariones, tan extendidos por gran parte de la Península Ibérica y otros territorios. Éste es uno de los motivos por los que hemos entendido que había que dedicarla una entrada desde este humilde lugar.

bfotos.com

*Fuente: La Tierra de Alvargonzález (fragmento), Campos de Castilla. Antonio Machado

Ya el pueblo canta una copla
que narra en crimen pasado:
"A la orilla de la fuente
lo asesinaron.
¡Qué mala muerte le dieron
los hijos malos!
En la laguna sin fondo
al padre muerto arrojaron.
No duerme bajo la tierra
el que la tierra ha labrado."

Miguel, con sus dos lebreles
y armado de su escopeta,
hacia el azul de los montes,
en una tarde serena,
caminaba entre los verdes
chopos de la carretera,
y oyó una voz que cantaba:
"No tiene tumba en la tierra.
Entre los pinos del valle
del Revinuesa,
al padre muerto llevaron
hasta la Laguna Negra."

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