Son tantos los testimonios de todo tipo en forma de grabados rupestres, leyendas, tradiciones y, en una sola expresión, la riqueza antropológica que engloba la comarca de
Las Hurdes, que volvemos una y otra vez a hacer referencia a ella, tanto, que merecería un blog en exclusiva. En concreto hoy queremos hacernos eco de
las sirenas, esos personajes propios de distintas mitologías, sobre todo entre los pueblos indoeuropeos, no sólo en la mitología griega, y que se representaban como un híbrido entre una bella mujer y un ave o una mujer con cola de pez, estando, por tanto, en este último caso relacionadas con el medio acuático, principalmente marino, como ocurría con la mitología griega, aunque, también, como es el caso que nos ocupa, podía haber sirenas de agua dulce. En concreto nos acercamos al municipio de
Caminomorisco, a la alquería de
Aceña, donde existe una laguna conocida como el
Charco Joyón, donde mora una
sirena -
serena, como se la llama en el dialecto asturleonés de la zona- y que en cierto modo recuerdan a las moras encantadas -o encantás- que hechizan a los pastores que merodean por la zona, provocándoles, en la mayoría de los casos, un trágico destino. En este caso por tanto nos encontraríamos ante una sirena maligna, aunque en otras ocasiones pueden tomar o caracterizarse por un papel benefactor. La mañana de
San Juan, nuestra sirena, emerge del agua antes de salir el Sol y se peina los cabellos de oro con un peine de plata, ejerciendo su hechizo para todo desdichado que la contemple.
Se dice del
Charco Joyón que comunica con el mar, algo que también nos hace recordar a muchos de los pozos airones que tanto abundan en la toponimia ibérica.
|
Foto: extremadurasecreta |
*Fuente: Sirenas de agua dulce, Israel J. Espino - Extremadura Secreta
Nadando hacia el norte llegamos a Las Hurdes, donde según cuenta Flores del Manzano, una mañana de San Juan se apareció una “serena” en el Charco Joyón, en el término de Caminomorisco, del que se dice que comunica con el mar.
La Dama se peina y canta, y con su voz melodiosa hechiza a un pastor que la contempla. La “serena” se vuelve, increpando al desdichado:
Como ya me descubriste
Tienes los dias contados
Que soy la mitad mujer
Y soy la mitad pescado
En el momento en que pronuncia estas palabras, se produce una tremenda explosión, y lo que era un simple arroyo se convierte en un río caudaloso y torrencial que arrampla con todo lo que encuentra a su paso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario