sábado, 29 de abril de 2017

La vieja olma de Requijada, Requijada-Santiuste de Pedraza

Continuamos con reminiscencias al culto arbóreo. Hoy traemos un nuevo olmo emblemático, llamados olmas en la tradición castellana. En este caso no es un olmo vivo, ya sabemos que la grafiosis hizo gran merma en estos árboles, sino el recuerdo de uno que existió junto a la ermita románica de Nuestra Señora de la Vega, a un kilómetro del pueblo al que pertenece, Requijada, en el municipio de Santiuste de Pedraza, en la comarca segoviana de Pedraza. El paraje es muy especial, con una amplia panorámica de las vertientes septentrionales de la Sierra de Guadarrama y de la Ayllón, en el Sistema Central. El carácter simbólico que tuvo este olmo, hace intuir que seguramente fue el sucesor de otros muchos que sobre este lugar existieron mucho antes de la existencia del templo cristiano, que, a buen seguro, supuso la cristianización de un antiguo lugar de culto y de reunión.

Foto: carlosdeiracheta.com

Fuente: Carlos de Iracheta, carlosdeiracheta.com

Había una unión intensa entre las olmas y los templos sagrados. Muy cerca de Pedraza , en la Requijada, en el término de Santiuste de Pedraza, perdura el tronco muerto de una gran olma al lado de la ermita románica porticada de Nuestra Señora de la Vega.  La olma está plantada a una cierta distancia de la ermita,  quizás para evitar lo que sucedió en la Iglesia de San Juan (*se refiere a la iglesia románica de San Juan de Pedraza, donde las raíces de la conocida como Olma de Pedraza, levantaron las losas de este templo por su cercanía). Es posible que esta tradición se sustentara en ritos sagrados muy antiguos alrededor de los árboles, de forma similar a lo que acontecía con los viejos tejos. Los olmos  eran árboles sagrados en la tradición celta.



Parte de la panorámica del Sistema Central desde la ermita y la olma - Foto de febrero de 2009


viernes, 28 de abril de 2017

Las pinturas rupestres de Cueva Chiquita o de Álvarez, Cañamero

Encajonada en un desfiladero del río Ruecas, cerca de su nacimiento, en el municipio de Cañamero -comarca de Las Villuercas- y poco más abajo de la presa que retiene las aguas del embalse de Cancho del Fresno, se encuentra la Cueva Chiquita o de Álvarez. En ella encontramos unas pinturas rupestres de arte esquemático datadas en el Calcolítico o Edad del Cobre, unos 1500 años a. C. El lugar, aunque aún no visitado por las personas que componemos Iberia Mágica, podemos decir que, por lo que nos ha contado nuestro amigo Enrique, autor de las fotografías que proporcionamos, y lo que hemos podido comprobar en el vídeo que aportamos, disponible en la red, tiene un gran magnetismo, a pesar de la ruptura con el paisaje que supone la existencia de la cercana presa del mencionado embalse. Los símbolos que se pueden apreciar -antropomorfos, ancoriformes, cruciformes, puntos, además de rayas y algún zoomorfo- y el enclave en sí, un abrigo que no debió ser utilizado como habitación, además de la majestuosidad mencionada del paisaje, nos hacen sospechar que, como ocurre en tantas de estas muestras, nos encontramos ante lo que pudo ser un antiguo santuario prehistórico.

Ancoriforme en Cueva Chiquita - Foto: Enrique Beato Martínez - 15/04/2017

El mismísimo abate Henri Breuil las estudió en 1916, quien las mencionó en su libro "Pintura esquemática hispánica", registrando más de cien signos y figuras en la cueva. Entre las representaciones antropomórficas de Cueva Chiquita, normalmente una destaca sobre los demás, lo que nos hace creer que quizás fueran figuras de chamanes o de personajes dignificados, respetados o divinizados por la comunidad humana a la que pertenecían; pero, claro, eso es mucho aventurar, cuando se trata de creaciones tan lejanas en el tiempo.
Como ocurre en otros muchos casos y dentro de distintos estilos y contextos temporales, se suelen aprovechar las rayas y formas naturales de la roca a la hora de realizar sus representaciones. El estado de las pinturas no es muy homogéneo, con lo que algunas de estas figuras cuesta identificarlas, pero otras sí que son rápidamente apreciables.
Por último finalizaremos diciendo que, tras el nombre de la Chiquita, existe una leyenda que, seguramente, no hunda sus raíces muchos siglos atrás, según la cual un pastor crió a una cría de serpiente, a la que puso por nombre Chiquita. Ésta creció, siendo inseparable del pastor, al que adoraba y siempre se alegraba cuando lo veía volver, pues le daba a tomar leche de sus cabras. Un día el pastor tuvo que ir a luchar a la guerra, pues fue reclutado por las tropas del gerifalte de turno y cuando volvió, tras varios años, la gente del pueblo le dijo que su serpiente se había convertido en un monstruoso dragón que iba devorando todas las personas y animales que se iba encontrando a su paso, siendo finalmente él igualmente devorado por la misma, pues la serpiente convertida en dragón no le reconoció a su llegada.
Detrás de estas fábulas siempre se esconden curiosas interpretaciones y enseñanzas, pero no nos aventuraremos por esos caminos en esta breve ficha.

Antropomorfos - Foto: Enrique Beato Martínez - 15/04/2017

 


miércoles, 26 de abril de 2017

La ruta megalítica de Laguardia

Junto a la conocida como Sierra Cantabria, en la comarca de la Rioja Alavesa, se encuentra la capital comarcal, Laguardia. En este municipio vasco existe una importante ruta dolménica, de la que ya dejamos alguna pincelada tiempo atrás. En concreto hablamos, en su momento, del Dolmen de la Casa de la Bruja, también conocido como Dolmen La Chabola de la Hechicera. Hoy queremos citar unos cuantos más, pues nos encontramos en lo que tuvo que ser un importante territorio en tiempos del Neolítico, algo de lo que ha dejado huella un buen número de dólmenes. En concreto podemos nombrar el del Sotillo, San Martín, Alto de la Huesera, El Encinal, Los Llanos, Layaza, El Montecillo o el ya citado de La Chabola de la Hechicera.

Dolmen de San Martín - Foto: opakua.com

En algunos de ellos se encontraron cuchillos, hachas, puntas de flecha o cerámicas. En el de San Martín existe una curiosa simbiosis, pues tiene adosada una reciente choza de piedra, que se conocen en la zona como guardaviñas; en el Dolmen Alto de la Huesera, descubierto en 1948, se halló una estela antropomorfa; el de La Chabola de la Hechicera es uno de los de mayor tamaño e importancia de toda Euskadi y en su interior se llegaron a encontrar restos de hasta 39 personas, además de puntas de flecha de sílex, collares, restos cerámicos e incluso un ídolo en hueso; al de El Encinal le rodea gran arboleda, además de numerosos viñedos, con diversos restos humanos hallados; y por último citaremos el de Los Llanos, dolmen que fue utilizado durante al menos 1000 años, encontrándose en el mismo distintos objetos de cobre, hachas, cristales de roca y puntas de flecha en abundancia. Sorprende el gran número de dólmenes existentes alrededor de esta Sierra de la que dicen, por su topónimo, pudiera ser un indicio del gran territorio que debieron ocupar, antes de su exterminio por Roma, los antiguos cántabros, los cuales, por el oriente, podrían haberse extendido hasta esta zona entre Euskadi y La Rioja.
En Laguardia hemos de recordar que existe el conocido yacimiento llamado Poblado de la Hoya, de la Edad del Hierro, del cual ya dimos cuenta, en su momento, en esta web.

Dolmen de El Encinal - Foto: riojaalavesablog.wordpress.com

domingo, 16 de abril de 2017

La Vieja Olma, Rascafría

Paseando ayer por la bella localidad serrana de Rascafría, en la Sierra de Guadarrama, población ribereña del río Lozoya, aquél que nace junto a la montaña tótem de estas sierras, la montaña de Peñalara, bien visible, además, desde Rascafría, nos encontramos con unas gradas circulares que rodeaban a un joven olmo. La forma de las gradas y la existencia del árbol en su interior, nos recordó a otros muchos ejemplos similares de árboles singulares en distintas localidades, de los cuales hemos ido trayendo bastantes ejemplos al blog. La grada, igualmente, nos puso sobre la pista, además de sobre la veneración que se tuvo que tener al ejemplar arbóreo que lo ocupó -y al nuevo que lo ocupa-, de que aquél era un lugar de reunión vecinal. Seguramente, bajo las ramas se reunían los vecinos para charlar, para resguardarse del sol en el corto verano serrano y, también, a buen seguro, para parlamentar sobre sus asuntos vecinales, lo que nos hace deducir, igualmente, que estamos ante un árbol de concejo, a pesar de que ninguna mención hemos encontrado al respecto.

La Nueva Olma - Foto: Iberia Mágica, 15/04/2017

Pudimos comprobar que las gradas seguían siendo utilizadas por los vecinos para sentarse a charlar, como se puede apreciar en la foto que hicimos ayer poco antes de anochecer y que traemos a la ficha, lo que nos hace ver que el lugar sigue produciendo cierto magnetismo entre los habitantes y visitantes del pueblo, lo cual nos alegra bastante. Lo que no nos gusta tanto es ser conscientes del gran desconocimiento que existe sobre cuestiones como el antiguo culto al árbol e, igualmente, sobre la gran ignorancia alrededor de una institución asamblearia tan democrática -la única democrática- como es el concejo abierto; actividad concejil que seguramente también, tal y como intuimos, se celebró alrededor de este antiguo árbol rascafriense. Y digo antiguo árbol rascafriense, porque, como ya imaginábamos al ver un joven ejemplar de olmo, contemplando el nombre de un negocio de la localidad, descubrimos que el lugar que ocupa el nuevo olmo, fue el de un viejo olmo, conocido en Rascafría, como La Vieja Olma, en lo que supone una bella costumbre de otorgar género femenino a estos ejemplares, que eran considerados como una madre para todos los vecinos y vecinas de los pueblos en los que se encontraban. En concreto, el olmo es un árbol muy extendido como árbol de concejo en el ámbito castellano y, casi siempre, otorgándosele género femenino. Hemos comprobado, a posteriori, que La Vieja Olma desapareció en el año 2000 por la grafiosis -debido a su enfermedad, no pudo soportar una primera gran nevada de ese año-, como tantos otros olmos que tristemente sucumbieron a esta enfermedad. Por lo visto, según una noticia de aquel entonces encontrada en la red, La Vieja Olma se sometió a un tratamiento de desecación para poder mantenerlo en un parque de la localidad; información con la que no contábamos ayer, con lo que procuraremos poder contemplar y rendir honores a La Vieja Olma en una próxima visita. Como ocurre en tantos otros casos, este símbolo de la población, ha acabado formando parte del escudo de Rascafría, como se puede observar más abajo.

Negocio hostelero en Rascafría con el nombre de La Vieja Olma - Foto: Iberia Mágica, 15/04/2017
La Vieja Olma, posiblemente, en los años cincuenta del pasado siglo - Foto: carlosdeiracheta.com

miércoles, 12 de abril de 2017

El hombre-ciervo románico de San Miguel, Fuentidueña

En el arte medieval son muchas las manifestaciones ancestrales que se encuentran en piedra en capiteles y canecillos de las iglesias románicas, además de en gárgolas y pórticos de catedrales y otros edificios góticos. Hoy traemos un curioso ejemplo existente en la iglesia de San Miguel de la población segoviana de Fuentidueña. Entre sus relieves destaca la figura de uno de los personajes más habituales en los carnavales rurales, aquellos que hunden sus raíces en antiguos cultos, que, como es el caso que hoy traemos, conectan incluso con el antiguo dios céltico Cernunnos. Así aparece un hombre disfrazado de ciervo, con todo el simbolismo que esta representación encierra. Gerardo Boto Varela nos habla de ello en un estudio que dedicó a algunas de las figuras de este templo segoviano.

Foto: arquivoltas.com

Fuente: "El disfraz de ciervo y otros testimonios del carnaval medieval en el alero de San Miguel de Fuentidueña" - Gerardo Boto Varela.

Hombres con cabeza o defensas de cérvidos se encuentran pintados en alojamientos rupestres prehistóricos -por ejemplo las cuevas magdalenienses de Bisón de la Pasiega (Santander) o Font-de-Gaume (Dordogne)-. No obstante, bajo esta morfología se presentó a los largo de toda la Antigüedad a la divinidad celta Cernunnos, el ciervo antropomórfico. En época galorromana la teriolatría de Cernunnos fue sincretizada con Mercurio, asociación que, en todo caso, no monopolizó las vinculaciones del dios celta dentro del recién importado panteón latino. Con la pervivencia de la fisonomía híbrida de hombre y animal se conservó también el componente esencial del culto a la divinidad: la renovación cíclica y estacional de las defensas del ciervo era una imagen patente de la fecundidad que se deseaba obtener en cada nuevo periodo anual. A partir del primitivo concepto de abundancia y regeneración que encarnaba el ciervo, el correlato divino de éste, Cernunnos, representaría también la fertilidad y, por extensión, la fecundiad humana. Atendiendo a algunos restos aislados, Blázquez consideraba que en la Hispania prerromana también se practicaron ciertos ritos mágicos en torno al ciervo antropomorfizado.
[...] A la luz de la dilatada vigencia de los elementos que participaban en las fiestas de calendas/carnaval, tal y como enfatizan los autores señalados, el canecillo de Fuentidueña supone un testimonio iconográfico excepcional. Nos encontramos ante la imagen de uno de los protagonistas del carnaval medieval. Considero que la presencia del mismo en una iglesia parroquial del valle del Duratón no restringe su validez a esta área. Es cierto que dentro del espectro románico peninsular resulta prácticamente inédito, al margen de casos como los de Pecharromán y Vega de Bur. Quizá futuras investigaciones puedan aportar nuevos registros a esta iconografía. 


sábado, 1 de abril de 2017

Tumba del "príncipe celta" de Peñahitero, Fitero

En 2005, en uno de los yacimientos arqueológicos del municipio navarro de Fitero, en la comarca de La Ribera, se halló lo que se vino a denominar, por el equipo de arqueólogos que trabajaba en el mismo, como tumba de "príncipe celta" o "tumba ritual celta". Como casi siempre ocurre en estos casos, conceptos como "sociedad jerarquizada", "jefe militar" y otras de similar significado, siempre suelen aflorar en estos casos, interpretaciones con las que no estamos muy de acuerdo en todos los supuestos, pues bien pudiera ser la "simple" heroización, cosa que también se afirma en el presente ejemplo como posibilidad, de una persona respetada por la comunidad humana a la que pertenecía. En ese sentido estamos más de acuerdo con la calificación de tumba ritual, pues es bastante poco lo que conocemos de la organización social de las etnias prerromanas, más allá de calificativos como sociedades guerreras o ganaderas. En contraposición a lo descrito, existen otras posturas, bastantes más minoritarias, que especulan con la posibilidad de que fueran sociedades mucho más horizontales de lo que nos hacen creer, y que tenían como costumbre la adoración de los árboles singulares, bajos los cuales parlamentaban, quizás, en lo que conocemos como asambleas. Quien sabe si pudieran haber sido la antesala de lo que más tarde, cuando los poderes estatales romano y visigodo desaparecieron, en zona no sometida al califato de Córdoba en un inicio, se conoció como concejo abierto, muchos de los cuales también se celebraban bajo árboles singulares, llegando su recuerdo hasta casi nuestros días, donde hasta no hace mucho aún pervivían. Pero esto, igualmente, podría ser aventurarse mucho, aunque es importante contar también con esta posibilidad y no, únicamente, con la contraria.
Entrando en el análisis de esta tumba ritual, diremos que aparecen una serie de elementos rituales típicos en las sociedades célticas, como son un cráneo con casco de guerrero -ejemplo de culto a la cabeza cortada-, el cual posiblemente se veneró y pudo pertenecer a un individuo heroizado; un habitáculo en forma de casa, con banco, además de restos animales tan simbólicos, como colmillos de jabalí o cuernos de ciervo y también varios niños enterrados, igualmente en la muralla, donde uno de ellos aparece igualmente junto a colmillos de jabalí y cuernos de ciervo.
Pero dejemos que sea Manuel Medrano, uno de los arqueólogos que fue partícipe del hallazgo, quien nos cuente. Transcribimos sus palabras en una entrevista realizada el pasado mes de enero en el programa radiofónico La Escóbula de la Brújula.

Restos de un niño en la muralla de Peñahitero (no hemos encontrado fotografía de la tumba del guerrero) - Foto: historiayarqueologia.wordpress.com


Fuente: Manuel Medrano (entrevista en el programa radiofónico La Escóbula de la Brújula - 20/01/2017)

En 2005, de forma bastante inesperada, nos encontramos este descubrimiento. Lo que estábamos allí viendo, era la fortaleza de un príncipe celta, algo muy centroeuropeo, que no es nada normal en la Península Ibérica, pues son gentes venidas del Danubio y, dentro de la muralla, que es muy ancha, en esa zona, concretamente, tiene siete metros de anchura, encontramos una tumba con carácter de santuario, porque es dedicada a un personaje ilustre del grupo o pueblo celta que vivía allí. 
Habíamos localizado en unas prospecciones previas, de todo el término municipal y el entorno, que nos encargó el Ayuntamiento de Fitero y el Gobierno de Navarra, varios yacimientos. Es una zona de frontera, que lo ha sido siempre, entre distintas entidades, incluso fue también la zona limítrofe de los reinos de Castilla, de Aragón y de Navarra, y, en esta zona, encontramos este yacimiento. Tiene un aspecto especial, no es un yacimiento que parezca de la Edad del Hierro normal, de los cuales hay muchos, pero a pesar de ello, tampoco esperábamos esto, que fuera algo tan distinto desde el punto de vista sociopolítico, correspondiendo a una estructura celta o protocelta. Pertenecía a lo que hoy llamaríamos un castillo de un señor que domina el territorio, con su familia, y que tiene una estructura social muy militar. 
Estas gentes empiezan a llegar desde Centroeuropa, porque hay un problema climático, en la Edad del Bronce Final, pero la tumba, en concreto, es del siglo VI a. C., es del momento álgido de la cultura celta aquí y en Centroeuropa también. Parece ser que las razones fueron porque hubo un buen periodo de clima que se manifestó en mejores cosechas, mejores resultados del ganado, etc, etc. En ese momento es cuando se realiza esta tumba, que es un homenaje a un personaje ilustre, al cual se entierra ahí su cabeza con su casco de hierro, que era lo más caro que había en la época, mucho más que las joyas y más que otras armas, además de reproducir una pequeña vivienda, incluso con un banco para sentarse, los orificios para dejar los vasos y una pequeña comida ritual, además de cerámicas depositadas, algunas de lujo, siendo esta vivienda en pequeño, la tumba de este personaje ilustre que, evidentemente, por textos que conocemos galeses que relatan la historia de un rey galés, sabemos que esto es un homenaje con el que se busca que esa persona proteja y potencia a su grupo humano, es decir, lo que hace es defender a esas personas que le han hecho este homenaje, porque fue un hombre ilustre y piensan que sus valores trascienden más allá de su muerte.  
A veces aparecen cabezas con un tratamiento especial, por ejemplo, en un yacimiento arqueológico que se llama La Hoya, en la localidad de Laguardia, en Álava, en la que hay una cabeza con un recipiente al lado, pero lo que no es normal es que se construya un monumento, a pesar de que tampoco es normal encontrar una cabeza con un recipiente al lado, como en Laguardia. Nosotros pudimos deshacer toda la madeja para encontrar que significaba esto, más que nada, gracias a ese texto galés que se llama "Branwen, hija de Llyr", que relata la historia de Bendigeidfran, un rey galés que va a luchar a Irlanda y que es malherido por una lanza -esto de las lanzas es algo muy céltico- y le dice a su gente: "cuando muera me cortáis la cabeza, la colocáis en la colina blanca Llyn Din -nombre celta de Londres- y que mire hacia el continente, mientras que mire hacia allí, ningún mal os llegará a la isla". Vimos esto, más otros textos que también hay, como uno del Ciclo del Ulster, en el que se habla también de una cabeza que lo que hace es despertar hechizados, animar a su gente cuando están sufriendo un ataque, es decir, ¿qué son esas cabezas?, son potenciadoras y atropotaicas, es decir, protectoras de su gente y son post mortem, además de un monumento reverencial. Es lo que se llamaba, por tanto, una heroización, que sería parecido a una santificación hoy en día. 
Los dientes de jabalí que aparecieron junto a la cabeza estarían relacionados con el simbolismo de este animal en relación al guerrero celta; es un animal tan bravo, que aparte de defender a su familia hasta el último momento, cuando está herido ataca y las cuernas de ciervo, que también aparecieron junto a la cabeza, son elementos de realeza, es decir, de gente distinguida dentro del estamento guerrero, porque el ciervo es el rey del bosque en el mundo celta.
En la misma muralla, en otro lugar, se encontraron dos enterramientos de niños, destacando uno de un niño de cuatro o cinco años que también tenía dientes de jabalí y cuernos de ciervo cerca. Esa muralla se convierte en un lugar donde se depositan restos de un príncipe, especialmente considerado, pero también de un niño que, evidentemente, también pertenecía a la familia dominante, porque también lleva los símbolos de guerrero y de principado. 



 
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